martes, 7 de mayo de 2024

Nuevo número de Paleo, Revista Argentina de Divulgación Paleontológica.

 

Contenidos de la Revista Paleo:

01- Marambionectes molinai, una nueva especie de reptil marino del Cretácico de la Antártida.

02- La evolución de los órganos de ecolocalización en los cetáceos odontocetos.

03- Opisthodactylus kirchneri. ¿Qué tan rápido era el ñandú más grande de América del Sur?.

04- Udelartitan celeste, una nueva especie de Sauropodo en el Cretacico de Uruguay.     

05- Titanomachya gimenezi, una nueva especie de sauropodo gigante de la Patagonia Argentina.

06- Nuevos hallazgos de Mamíferos Jurásicos en China, brindan datos sobre la evolución.

07- Dusicyon avus. La sociedad entre el gran zorro extinto y el cazador-recolector.

08- Hallan cuatro nuevas especies de canguros fósiles en Oceanía.            

09- Un dentista encuentra una posible mandíbula humana en una baldosa en Turquía.    

10- Así comenzaron a volar los murciélagos.

11- Nuevo estudio sobre los tigres dientes de sable.        

12- Oncorhynchus rastrosus, un salmón giganteco del Mioceno con dientes de sable.

13- Encuentran huellas de Velociraptorichnus, un dinosaurio troodóntido gigante en China.

14- Puentemys mushaisaensis, una tortuga gigante recuperada en los Andes colombianos.           

15- Analizando la verdadera forma del famoso Megalodon, el tiburón más grande de todos los tiempos.

16- Los paleontólogos descubren dos nuevas especies de dinosaurios paquicefalosaurios.

17- Estudian la piel de ranas fósiles del Eoceno de Alemania.

18- Helechos fósiles. Experimentos fallidos durante el Triásico y el Pérmico.

Artículos de Divulgación en la Revista:

01- Primeros pasos de la vida fuera del agua.

02- La llegada de los mamíferos carnívoros a Sudamérica.

Paleo Breves: Noticias en pocas líneas.

01- Irlanda también tuvo dinosaurios.

02- Coprolitos de hace 126 millones de años revelan nuevas relaciones tróficas del Mesozoico.

03- Cetáceos cuadrúpedos y su dispersión durante el Eoceno medio.

Contenidos Permanentes de la Revista:

01- A modo de Editorial.

02- El fósil destacado.

03- Libros recomendados.

04- Sitios Web Sugeridos.

05- Congresos/Reuniones/Simposios.

16- Museos para conocer.

Descárgalo gratis desde http://www.grupopaleo.com.ar/paleoboletin/principal.htm

jueves, 25 de abril de 2024

Chakisaurus nekul, una nueva especie de dinosaurio en el Cretácico de la Provincia de Rio Negro, Patagonia Argentina.








 

Los restos del Chakisaurus nekul, veloz corredor y con un tamaño que podía llegar a los tres metros de largo y 70 centímetros de alto, fueron encontrados en la Reserva Natural Pueblo Blanco, provincia de Río Negro. El hallazgo redefine la comprensión de la fauna prehistórica y aporta información clave para entender particularidades del grupo conocido como Elasmaria, que incluye dinosaurios herbívoros de tamaño mediano a pequeño.

En las áridas extensiones de El Chocón, provincia de Río Negro, la tierra guarda los secretos de un pasado habitado por dinosaurios y otros animales. El equipo de paleontólogos argentinos del Laboratorio de Anatomía Comparada y Evolución de Vertebrados (LACEV) y la Fundación de Historia Natural “Félix de Azara”, pertenecientes al CONICET, año a año emprenden la incansable búsqueda de información sobre estas especies prehistóricas. Los resultados de su trabajo revelan fragmentos de la eterna narrativa de la historia de la Tierra. 

El más reciente de estos descubrimientos es un dinosaurio herbívoro bautizado como Chakisaurus nekul y cuyo hallazgo se hizo en la campaña de 2018 en la Reserva Natural Pueblo Blanco, expedición que contó con el apoyo de la National Geographic Society. “Se estima que el individuo de Chakisaurus de mayor tamaño llegaba a los 2,5 o tres metros de largo y a los 70 centímetros de alto. El otro ejemplar, más chico, tenía un tamaño mucho menor, apenas llegando a un metro de longitud”, indica el doctor Federico Agnolín, miembro del LACEV, a la Agencia CTyS-UNLaM.

Su nombre deriva de Chaki, que en el idioma Aonikenk del pueblo tehuelche significa “guanaco anciano”. “La elección se da porque, salvando las obvias diferencias, ambos animales habrían compartido un nicho ecológico similar. Ambos eran herbívoros de porte mediano, buenos corredores, que podían ser presa del predador tope de su zona. Nekul, por otro lado, quiere decir ‘veloz’ o ‘ágil’ en el lenguaje mapudungún, del pueblo mapuche”, comentó a la Agencia CTyS-UNLaM el paleontólogo Rodrigo Álvarez Nogueira del LACEV, quien además encabeza el trabajo.

El Chakisaurus, cuentan los investigadores, se conoce principalmente por vértebras de la columna y huesos de miembros anteriores y posteriores. Las vértebras, cuya mayoría corresponden a la cola, son una parte poco conocida en estos animales. Los estudios arrojan datos novedosos, como características que indican que el Chakisaurus era un veloz corredor y que, a diferencia de otros dinosaurios, llevaba su cola curvada hacia abajo. “Se necesitan realizar más expediciones para confirmar que esta orientación de verdad existía -aclaró Agnolín-, pero, de ser así, significaría un gran descubrimiento para la Paleontología de vertebrados”.

Además, el equipo encontró un húmero en perfecto estado, de solo nueve centímetros de largo y perteneciente a un individuo aún joven. “Este hueso fue muy útil para realizar comparaciones con otros dinosaurios del grupo y hacer inferencias sobre sus hábitos”, subrayó Álvarez Nogueira. “Ahora sabemos que, dentro del grupo, existían animales con diferentes tipos de locomoción: desde algunos, en general de menor tamaño, completamente bípedos, como Chakisaurus, a otros de mayor porte que probablemente podían variar entre moverse con dos o cuatro extremidades”, agrega.

Durante la mayor parte de la historia de la Paleontología en Argentina y en Sudamérica, los dinosaurios saurisquios -los herbívoros de cuello largo y los carnívoros- dominaron ampliamente el registro. Pero, en las últimas décadas, dinosaurios ornitisquios, dentro de los que está incluido el Chakisaurus, comenzaron a ser cada vez más frecuentes en las expediciones paleontológicas. “Ahora se sabe que estos animales eran mucho más frecuentes en la fauna patagónica de lo que se pensaba en un momento”, indica Agnolín.

El artículo enque se dio a conocer el dinosaurio fue publicado en la prestigiosa revista Cretaceous Research, lo que nuevamente posiciona a la Paleontología argentina entre los estudios de vanguardia: solo en los últimos años, han encontrado especies como el enorme carnívoro Taurovenator violantei, el pequeño alado Overoraptor chimentoi, el extraño Gualicho shinyae y el gigantesco saurópodo Chucarosaurus diripienda. ¿Qué otros recuerdos de la historia de la Tierra se encontrarán próximamente? Fuente; el1digital.com.ar

Mas info en http://www.grupopaleo.com.ar/paleoargentina/principal.htm

 

domingo, 14 de abril de 2024

Dusicyon avus. La sociedad entre el gran zorro extinto y el cazador-recolector.

 



En una tumba antigua en lo que hoy es el norte d la Patagonia Argentina, una persona fue enterrada con un compañero canino, pero este animal no era un perro, según una nueva investigación. El entierro contenía el esqueleto de un tipo de canino que alguna vez pudo haber competido con los perros por el afecto humano: un zorro.

Los humanos y los perros tienen una larga historia. La relación entre las dos especies tiene decenas de miles de años. Sin embargo, un nuevo análisis de la evidencia de un entierro patagónico que data de hace unos 1.500 años sugiere una estrecha conexión similar entre un cazador-recolector de la zona austral de América del Sur y la gran especie extinta de zorro Dusicyon avus.

Los arqueólogos originalmente descubrieron el esqueleto casi completo de D. avus enterrado junto a un humano en Cañada Seca, un sitio en el norte de la Patagonia, en 1991. No había marcas de cortes en los huesos, por lo que no se habían comido al zorro, dijo la Dra. Ophélie Lebrasseur, investigadora de la Red de Investigación en Paleogenómica y Bioarqueología de Wellcome Trust en la Facultad de Arqueología de la Universidad de Oxford en el Reino Unido.

Un análisis en profundidad del ADN antiguo y la datación por radiocarbono confirmaron la especie y la edad del zorro, y el examen del colágeno en los restos del zorro reveló que comía la misma comida que este grupo de humanos. Además de la colocación del esqueleto en la tumba, la dieta del animal sugirió que el zorro era manso y pudo haber sido una mascota, informaron los científicos el miércoles en la revista Royal Society Open Science.

El descubrimiento se suma a un creciente conjunto de evidencia de sitios de entierro en otros continentes que indican que los zorros individuales fueron domesticados por humanos y compartían una conexión basada en el compañerismo.

D. avus vivió desde el Pleistoceno (hace entre 2,6 millones y 11.700 años) hasta el Holoceno, y se extinguió hace unos 500 años. Era aproximadamente del tamaño de un pastor alemán moderno, pero mucho menos voluminoso, pesaba hasta 15 kilogramos (33 libras).

La noción de los zorros como mascotas en América del Sur se alinea con la evidencia de otros entierros de zorros en Europa y Asia, dijo la Dra. Aurora Grandal-d'Anglade, paleobióloga de la Universidad de Coruña en España. Grandal-d'Anglade, que no participó en el nuevo estudio, describió anteriormente las tumbas de la Edad del Bronce en la Península Ibérica que incluían decenas de perros y cuatro zorros enterrados junto a personas. Los investigadores descubrieron que los zorros estaban colocados de manera muy parecida a los perros, lo que sugiere que ellos también eran compañeros de los humanos.

"No hay ninguna razón por la que los zorros no puedan ser domesticados", dijo Grandal-d'Anglade a CNN en un correo electrónico. “Sabemos que los humanos en muchas sociedades completamente diferentes a menudo tienen animales domésticos (no sólo caninos, sino también monos, pájaros y reptiles) simplemente como animales de compañía. Cuando se mira desde esta perspectiva, aparecen cada vez más sitios donde los zorros parecen haber desempeñado el papel de animales de compañía”.

Encontrar D. avus en una tumba humana fue sorprendente por otra razón: si bien la especie alguna vez estuvo muy extendida en la zona sur de América del Sur, antes era desconocida en esta parte de la Patagonia. Los cazadores-recolectores que vivían en la región normalmente permanecían dentro de un rango de aproximadamente 70 kilómetros (44 millas), por lo que probablemente se encontraron con el amigable zorro dentro de ese rango, según el estudio.

“El Dusicyon avus debió haber sido parte de la vecindad cercana para poder integrarse dentro de la comunidad”, dijo Lebrasseur.

El análisis también expuso lo que llevó a los zorros a la extinción, o más bien, lo que no. Una hipótesis sugirió que los zorros se cruzaron con perros que los colonizadores europeos introdujeron en América del Sur, y que el cruce finalmente provocó que el linaje de los zorros se extinguiera. Pero el ADN del zorro contaba una historia diferente, informaron los autores del estudio.

"Basándonos en lo que pudimos recuperar y en la técnica que desarrollamos en Oxford hace unos años, podemos suponer que el cruce entre perros domésticos y Dusicyon avus no habría podido producir descendencia fértil", dijo Lebrasseur.

Sin embargo, todavía es posible que los perros no fueran del todo inocentes en el declive de los zorros. Con una dieta similar a la de D. avus, los perros pueden haber ayudado a acelerar la extinción de los zorros al superarlos. Los perros también podrían haber portado y transmitido enfermedades que enfermaron a los zorros, añadió Lebrasseur.

Los expertos suelen explicar la domesticación de perros como algo que ocurrió porque los humanos se dieron cuenta de que podían poner a los perros a trabajar como cazadores o pastores, dijo Grandal-d'Anglade. Pero el esqueleto de D. avus en Cañada Seca y otros entierros de zorros insinúan que un animal no necesitaba ser un trabajador útil para ser nutrido por los humanos: simplemente podía ser un amigo.

"La proliferación de caninos de diferentes especies en estrecha relación con los humanos parece indicar que en principio se trataba de una relación de afecto, de compañerismo", afirmó Grandal-d'Anglade. "El hecho de que los encontremos en tantas sociedades diferentes y en diferentes continentes indica que tener animales como compañía, y no sólo como animales de trabajo o de carne, es un rasgo ancestral en los humanos".  Fuente ; cnnespanol.cnn.com

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