sábado, 31 de agosto de 2019

Descubren el ADN más antiguo de un parásito en heces fosilizadas de un carnívoro del Pleistoceno de Catamarca.



El estudio de un coprolito (heces fosilizadas) de un puma descubierto en el refugio paleontológico y arqueológico de Peñas de las Trampas, en la provincia de Catamarca (Argentina), ha revelado el ADN más antiguo de un parásito, con una edad de entre 16.570 y 17.000 años.
Este material genético pertenece a unos huevos de la lombriz Toxascaris leonina, una especie que todavía es común encontrar en los sistemas digestivos de gatos, perros y zorros, según explica a Sinc la bióloga Romina Petrigh, de la Universidad Nacional del Mar de Plata (Argentina).
Petrigh, junto a Martín Fugassa, lidera el equipo multidisciplinar del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) que ha llevado a cabo esta investigación, publicada en el último número de la revista Parasitology.
En ella, se utilizaron análisis de ADN mitocondrial para confirmar que el coprolito provenía de un puma (Puma concolor) y que los huevos pertenecían a esta especie de ascáride.
“Este hallazgo representa el registro más antiguo de una secuencia de ADN antiguo para un parásito nemátodo gastrointestinal de mamíferos silvestres, el registro de ADN más antiguo del mundo para un parásito y también una nueva edad máxima para la recuperación de ADN antiguo de este origen”, detalla la autora.
Según Petrigh, las extremas condiciones de aridez, bajas temperaturas y altas concentraciones de sal, propias de la zona, habrían ayudado a reducir la descomposición del material y habrían permitido su conservación durante tanto tiempo.
Este descubrimiento también ha confirmado la presencia de pumas en la provincia al final del Pleistoceno. “Esto tiene implicaciones significativas para la historia natural de la región, así como para inferir el contexto ecológico inmediatamente antes de que los primeros exploradores humanos se aventuraran en el área”, añade la investigadora.
Además, el estudio muestra que estas lombrices microscópicas estaban infectando la fauna de Sudamérica antes de la llegada de los primeros humanos a la zona, hace unos 11.000 años.
“La interpretación común es que la presencia de T. leonina en los carnívoros silvestres de América hoy en día es una consecuencia de su contacto con perros o gatos domésticos, pero este trabajo muestra que ya no debe suponerse como la única explicación posible”, concluye la investigadora. (Fuente: María G.Dionis / SINC)

jueves, 29 de agosto de 2019

Hallan el primer cráneo de Paraceros fragilis, un ciervo en el Pleistoceno de San Pedro.


Fue hallado por el equipo del Museo Paleontológico de San Pedro en el yacimiento de Campo Spósito y tiene una antigüedad que supera los 200.000 años
Campo Spósito es un yacimiento paleontológico descubierto en noviembre de 2001 por el Grupo Conservacionista de Fósiles, equipo del Museo Paleontológico “Fray Manuel de Torres”, de la localidad de San Pedro, provincia de Buenos Aires. Ya se han recuperado allí, más de veinte especies de animales en estado fósil.
El área fosilífera, de tan sólo unos 4.000 m2, fue el fondo de un antiguo río que corrió por la zona hace más de 200.000 años y se encuentra en el interior de un campo propiedad de la empresa arenera Spósito S.A.
En las últimas semanas, el equipo del Museo ha recuperado allí, el primer cráneo conocido de una rara especie de ciervo fósil denominada Paraceros fragilis, que vivió en la provincia de Buenos Aires durante una edad geológica denominada Bonaerense.
Desde el grupo del museo comentan que, “Es impresionante la densidad de fósiles que contiene el yacimiento de Campo Spósito, por ser un lugar pequeño. El accionar de aquel antiguo río que corrió por el lugar hace miles de años arrastró y acumuló las partes duras de la fauna que vivía y moría en ese ecosistema prehistórico. Desde su descubrimiento en 2001, este lugar ha aportado centenares de piezas a la colección del Museo de San Pedro”.
Los restos de este ciervo fósil son extremadamente raros. Tan inusuales que a la especie sólo se la conocía por el aspecto de sus cornamentas, de sus astas. Las citas bibliográficas desde la época de Florentino Ameghino mencionan la aparición de cornamentas fragmentadas asignadas a este animal y, unas pocas, en buen estado de preservación. Un dato curioso es que su existencia en la provincia de Buenos Aires sólo se observa en sedimentos la edad Bonaerense, un lapso del tiempo geológico que transcurrió entre los 500.000 y los 130.000 años antes del presente. Los investigadores piensan que esto puede deberse a una distribución temporal muy acotada o a su escaso registro.
Se cree que Paraceros fue un ciervo de mediano tamaño, con astas delgadas pero largas, en relación a su desarrollo corporal.
El ejemplar descubierto por el equipo del Museo Paleontológico de San Pedro no sólo posee la rama izquierda de su cornamenta casi completa y parte de la rama derecha, sino que también conserva el 80 % del cráneo de este curioso animal. El primero que se conoce.
El Director del Museo de San Pedro, José Luis Aguilar, explica que “Un Paraceros pesaba unos 50 kg. Algo más que un venado de las pampas (45 kg., aprox.) y menos que un ciervo de los pantanos (que alcanzan cerca de los 100 kg.) Su altura a la cruz habría oscilado entre 1,00 m. y 1,20 m.
El cráneo de este ejemplar está muy bien. Se preservó su parte frontal, las orbitas de los ojos, la cúpula y toda la parte posterior completa. El fósil ha perdido las fosas nasales y la dentición pero todo lo demás está intacto. Es mucho más de lo que se podía esperar de los delicados huesos de este animal. Desde ahora conoceremos el aspecto general de la cabeza de estos ciervos prehistóricos”.
En relación a esto último, el Doctor Nicolás Chimento, del Laboratorio de Anatomía Comparada y Evolución de los Vertebrados, del Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia”, opina que “la preservación de este material es justamente lo que lo hace único, ya que los restos de ciervos son comunes en las capas de más de 10.000 años dentro de la Región Pampeana pero casi siempre están representados sólo por astas incompletas.
Paraceros fragilis es una especie de ciervo de tamaño similar a un Ciervo de los Pantanos, pero con cornamentas más delgadas y de una morfología particular. El material de San Pedro proporcionará novedosa información anatómica, ya que permitirá la comparación por primera vez, de un cráneo de esta especie, con las demás especies de ciervos de la época Pleistoceno y con los ciervos actuales. De esta manera, se conocerá mejor a esta fugaz especie y se podrán obtener datos acerca de su parentezco con los demás ciervos.”

martes, 27 de agosto de 2019

Gigantes de la Patagonia en el Centro Cultural del Bicentenario en Santiago del Estero.




El Centro Cultural del Bicentenario (CCB), invita a la comunidad santiagueña a la muestra “Gigantes de la Patagonia”.

La misma exhibe la única réplica sudamericana, a tamaño real, del titanosaurio más grande del mundo, enteramente realizada en la ciudad de Trelew por el equipo técnico del Museo Paleontológico “Egidio Feruglio” (MEF).

Los fósiles originales de este gigante, están depositados en la Colección del MEF, en la Ciudad de Trelew, Chubut y su estudio estimó que habría vivido unos 100 millones de años atrás, en el período Cretácico de la Patagonia. Fue descubierto en el año 2012, en una estancia en el centro de la provincia de Chubut, por los doctores José Luis Carballido y Diego Pol, ambos investigadores del Conicet y el MEF.

Dado el impacto de su descubrimiento, importantes museos del mundo pidieron su réplica para incluirla dentro de sus exhibiciones, tales como el American Museum of Natural History de Nueva York y el Field Museum de la ciudad de Chicago.

La muestra contará también con el Giganotosaurus Carolinii, el más grande dinosaurio carnívoro del mundo, aún mayor que el Tyrannosaurus Rex del hemisferio norte y es el carnívoro de mayor envergadura física, conocido hasta la fecha en el planeta.

Era un robusto bípedo de gigantescas dimensiones. Su antigüedad data del Cretácico Medio, unos 100 millones de años atrás, casi de la misma época que Patagotitan. Su nombre significa “dinosaurio gigante del sur”, y el nombre de la especie le fue otorgado en honor a su descubridor, Rubén Carolini, quien en el año 1993 realizara el hallazgo, en la formación río Limay en Neuquén.

Estas especies estarán expuestas al público de manera libre y gratuita en el hall central del CCB, aunque estarán habilitados todos los espacios del complejo de museos, para una mejor observación de los ejemplares.

Ésta será otra de las atracciones que se sumarán al CCB para santiagueños y turistas.
El Museo Paleontológico Egidio Feruglio (MEF) es, en tanto que centro de exposición e investigación científica, un museo de historia natural ubicado en la ciudad de Trelew, en la provincia del Chubut. En él se exponen especímenes de la flora y la fauna fósiles de la Patagonia. Su superficie de exposición es de 600 metros cuadrados.

Es una de las más importantes instituciones científicas de la Argentina, y un indiscutido referente internacional en paleontología, tanto por los descubrimientos e investigaciones como por las muestras que se presentan. La institución cuenta con un grupo de científicos y técnicos especializados en las diferentes áreas paleontológicas, que generan constantes descubrimientos, aportando nuevos conocimientos sobre la evolución de la vida.

Mas info en http://www.grupopaleo.com.ar/paleoargentina/principal.htm

lunes, 26 de agosto de 2019

Equus (Amerhippus) neogeus, el ultimo caballo americano.


Es otro mamífero aloctono. Es un subgénero del género Equus el cual agrupa a las 5 especies de dicho género de la familia Equidae, que vivieron en el Pleistoceno medio al Holoceno temprano de América del Sur, todas ellas se han extinguido.
Los tamaños de estos mamíferos perisodáctilos, si bien eran robustos y bastante grandes, eran inferiores al de un caballo doméstico actual. Los materiales de mayor antigüedad provienen del Ensenadense de Tarija (Bolivia), y fueron fechados radiocarbónicamente con una edad de entre 1 millón y 700 mil años.
Este género es muy conocido desde el norte de Colombia hasta el sur de la provincia de Buenos Aires y zonas más australes (Patagonia Argentina y Chile). Los Equinae como Equus (Amerhippus), Onohippidium e Hippidion, son conocidos ampliamente en el Pleistoceno de América del sur. 
El ambiente inferido para el género abarca áreas abiertas de la región pampeana y brasileñas, que indicarían ambientes de pastizales xerofilos y suelos más compactados. En este sentido, los registros en Chile están limitados a la parte central y sólo a nivel genérico, por lo que las inferencias paleoambientales que se pueden obtener resultan poco precisas. Este animal pesaría unos 400 kilogramos y pastoreaba en la antigua región pampeana.
Sus depredadores serían los tigres dientes de sable, osos y lobos, aunque también se han encontrado restos fósiles en sitios culturales, cazados y consumidos por antiguos pobladores humanos.  Ilustración de Víctor Silva.

sábado, 24 de agosto de 2019

Presentan a Pseudotherium argentinus, un primitivo mamiferoide 231 millones de años en San Juan.




Por su tremendo parecido, los paleontólogos pensaron en nombrar esta nueva especie en alusión a Scrat, el reconocido personaje de la película con dientitos de sable, aunque finalmente la bautizaron como Pseudotherium argentinus. Medía unos 25 centímetros de longitud y fue hallada en Ischigualasto junto a dos de los dinosaurios más antiguos de los que se tienen conocimiento.

El doctor Ricardo Martínez, investigador del Instituto y Museo de Ciencias Naturales de la Universidad de San Juan (IMCN), comentó a la Agencia CTyS-UNLaM: “La nueva especie tiene el hocico muy largo y chato, de poca profundidad, y sus colmillos son también muy largos y están ubicados casi en la punta del hocico, por lo que el parecido es tremendo”.

El cráneo se conservó de manera sorprendente, por lo que, a simple vista, puede comprobarse la similitud. “En algún momento, pensé en ponerle el nombre de Scrat”, contó Martínez, quien realizó un estudio muy exhaustivo del cráneo de este mamiferoide junto a Rachel Wallace y Timothy Rowe de la Universidad de Texas. El estudio fue publicado recientemente en la revista científica Plos One.

Podría decirse que el paleontólogo Martínez, quien tiene más de una docena de especies descubiertas en su palmarés, ha concretado una especie de hattrick paleontológico. Así como Lionel Messi y Cristiano Ronaldo suelen hacer tripletes y se llevan el balón a su casa, Martínez hizo su “hattrick” al encontrar este pequeño animalito junto a dos nuevas especies de dinosaurios primitivos. Es cierto, no se llevó un balón a su casa, pero se llevó al Museo el bochón que hacen los paleontólogos para poder trasladar los fósiles para su posterior estudio.

Más de 230 millones de años tuvo que esperar este pequeño animalito para ser descubierto. Estuvo congelado en el tiempo, aunque no en hielo como Scrat, sino en las rocas multicolores del famoso yacimiento Ischigualasto ubicado al noroeste de Argentina.

En este sitio, también conocido como Valle de la Luna, este “Scrat” del Triásico esperó a ser rescatado junto al dinosaurio Panphagia protos, uno de los sauropodomorfos más antiguos conocidos hasta hoy, y al fémur del primer y único protodinosaurio lagerpétido descubierto en San Juan. De modo que tres especies muy distintas compartieron su larga estadía hasta el “hattrick” de Martínez en el año 2006, momento a partir del cual se iniciaron sus respectivos estudios (ver ilustraciones del artista Jorge A. González en la galería de fotos y video).

A diferencia de la “ardilla” de la película, este mamiferoide nombrado como Pseudotherium argentinus vivió en un ambiente más cálido que el actual, con abundante flora, compuesto mayormente por helechos y coníferas, ya que todavía no existían las plantas con flores. 

Según indicó Martínez, este animalito habría tenido unos 25 centímetros de longitud y tenía una alimentación distinta a la del personaje de la película de animación creada por Blue Sky Studios: “No se alimentaba de bellotas, sino que seguramente comía insectos o animales más pequeños”, aseveró.

Puesto que no precisaba sus dientes de sable para abrir bellotas, el paleontólogo del IMCN estimó que sus colmillos largos podrían haberle servido “por un lado, para clavar y atrapar los insectos o presas, pero otra opción es que este animal haya sido un macho y estemos en presencia de dimorfismo sexual, es decir, que los machos de esta especie hubieran desarrollado esos grandes colmillos como modo de atraer a las hembras”.

“Pero, a esta altura, no se puede saber mucho, porque solo contamos con un espécimen”, aclaró Martínez. Y agregó: “Si hubiera muchos individuos para analizar, uno podría ver si hay variabilidad y podría pensar que machos y hembras tenían distintos largos de colmillos”.

De estos tres individuos que Martínez halló conjuntamente, dos pudieron ser nominados como nuevas especies. En tanto, la preservación del cráneo fue tan buena que se pudo realizar un estudio muy detallado de su estructura interna con un escáner de última generación en la Universidad de Texas.

El doctor Martínez comentó que “hasta ahora, no se había encontrado un mamiferoide tan avanzado en Ischigualasto, en el que se observa el crecimiento de la cavidad encefálica, precursora de los grandes encéfalos de los mamíferos”.

“Con estas imágenes, se pudo observar el desarrollado oído interno, la pérdida de la barra posorbitaria, como así también se detectó la presencia de los turbinales que son como tabiques que le permitieron a este animalito calentar el aire que ingresaba a su sistema respiratorio, lo que nos indicaría que tenía sangre caliente”, preciso el experto.

En el 2011, los investigadores Guillermo Rougier, Sebastián Apesteguía y Leandro Gaetano dieron a conocer a un animalito al que nombraron como Cronopio dentiacus, en tributo a Cortázar y en alusión al pequeño tamaño de esta especie que medía entre 10 y 15 centímetros.

En aquel momento, los investigadores destacaron las similitudes que este animal también tenía con Scrat y, en diálogo con la Agencia CTyS-UNLaM, el doctor Apesteguía destacó la imaginación de los creadores de la película que se anticiparon a la existencia de un animalito con colmillos de sable antes de que se conociera una especie así.

Lo sorprendente es que la naturaleza creó a “dos Scrats” en tiempos muy distintos, porque mientras el protomamífero de Ischigualasto tiene 231 millones de años de antigüedad, Cronopio fue encontrado en La Buitrera, un yacimiento ubicado en Río negro que tiene una antigüedad de 95 millones de años.



viernes, 23 de agosto de 2019

El Senado declaró de interés el hallazgo del dinosaurio Bajadasaurus pronuspinax.


En febrero, un equipo de paleontólogos del CONICET del Área de Paleontología de la Fundación Félix de Azara (Universidad Maimónides) y del Museo Paleontológico “Ernesto Bachmann” (Villa El Chocón, Neuquén) encontró en el norte patagónico, más precisamente en la formación geológica conocida como Bajada Colorada, una nueve especie de saurópodo a la que nombraron Bajadasaurus pronuspinax, en simultánea alusión a la localidad en la que fue hallado y a las largas espinas inclinadas hacia delante que caracterizan su cuello. Los resultados de su estudio fueron publicados en Scientific Reports. Ahora, el Honorable Senado de la Nación declaró “de interés” dicho hallazgo.
Según la información difundida cuando se publicó este hallazgo, la nueva especie pertenece a la familia de los dicreosáuridos, distinguida por largas espinas que cubren su cuello y espalda como continuación de sus vértebras, y vivió a comienzos del Cretácico Inferior hace alrededor de 140 millones de años.
A este grupo de saurópodos pertenece también Amargasaurus cazaui, especie que habitó el continente sudamericano unos 15 millones de años después que Bajadasaurus y que fue hallada en Neuquén en la década del ´80 por el paleontólogo argentino José Bonaparte.
“La funcionalidad de las largas espinas en los dicreosáuridos es aun motivo de controversias entre los paleontólogos. Con el hallazgo de Bajadasaurus creemos que se puede arrojar claridad sobre algunas cuestiones”, afirmaba Pablo Gallina, investigador adjunto del CONICET en la Fundación Félix de Azara y primer autor del trabajo distinguido.
“La importancia de este estudio radica, entre otras cosas, en que nos permite conocer un poco más sobre los dinosaurios que habitaron la zona de Patagonia Norte mucho antes del reinado que ejercieron durante el Cretácico Superior grupos de dinosaurios como los saurópodos titanosaurios o los terópodos abelisaurios sobre los que sabemos mucho más. Es con este objetivo que desde 2010 venimos explorando la zona de Bajada Colorada donde encontramos rocas de 140 millones de años atrás”, destacaba el investigador. Fuente Conicet.

miércoles, 21 de agosto de 2019

Cada año se descubren hasta cinco especies nuevas de dinosaurios en el país.



En el terrotorio nacional se encontró el 10% de las variedades conocidas hasta hoy. El mapa de los hallazgos.
La riqueza de Argentina en descubrimientos paleontológicos es enorme. Es otro motivo, además del fútbol, para decir que somos potencia mundial. El país forma parte de una pequeña elite de cuatro naciones (entre las que también figuran Estados Unidos, Mongolia, y China) que aportó la mitad de todas las especies de dinosaurios que se conocen en el planeta. En el territorio argentino en particular se descubrieron más de 80 especies de dinosaurios. Es el 10% de las 800 que se conocen hasta ahora en todo el mundo. 
La fertilidad paleontológica del terreno argentino es tal que, según los expertos consultados por Clarín, en un año pueden encontrarse hasta cinco especies nuevas de estos animales prehistóricos. Hay varias razones detrás de este fenómeno.
"En Argentina hay más de 240 paleontólogos de excelente nivel. Hay cientos de expediciones por año que se hacen en todo el país. Es una cantidad de trabajo y exploración muy importante", explica Diego Pol, paleontólogo, investigador del Conicet, especializado en dinosaurios de la Patagonia, que habitaron durante el Mesozoico.​​
Fernando Novas, paleontólogo del Museo de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia de Buenos Aires, también resalta el capital humano en este terreno. "Tenemos una larga tradición científica en paleontológicas que arrancó con Florentino Ameghino y Carlos, su hermano. Y después siguieron Osvaldo Reig, José Bonaparte y Rodolfo Casamiquela, que produjeron una revolución al comienzo de la década de 1960. A partir de ese momento, comienza un profundo interés por los dinosaurios en nuestro país", sintetizó Novas.
Otra causa detrás de los numerosos hallazgos de fósiles, también fundamental, radica en las condiciones naturales de la Argentina.
El territorio nacional tiene varias ventajas. Una es su gran superficie, que llega a unos tres millones de kilómetros cuadrados. "Todos los países con grandes extensiones de tierra, como el nuestro, Estados Unidos y China, son fértiles en descubrimiento de fósiles", comenta Sebastián Apesteguía, paleontólogo, investigador del Conicet y integrante de la Fundación Azara.
La topografía nacional es otra clave. "En Argentina vivían tantos dinosaurios como en cualquier parte del mundo. Pero el paisaje favorece los descubrimientos. Un terreno con pocas montañas, zonas llanas, permite que los fósiles de animales que murieron hace 100 millones de años aparezcan en la superficie", agrega Apesteguía, en referencia la Patagonia, la zona con más hallazgos.
Diego Pol coincide en que ese aspecto geográfico marca la diferencia con otros países del mundo. "La cordillera de los Andes es una cadena montañosa nueva. Apareció al final de la época de los dinosaurios. Y lo que provocó fue que los huesos que estaban enterrados a 200 metros de profundidad emergieran en rocas en la superficie".
Los especialistas también subrayan el predominio de la aridez del terreno argentino. "El 70% del país es árido, Hay poca vegetación. Esto permite encontrar a simple vista los fósiles en las rocas", agrega Sebastián.
El hecho de que los huesos se encuentren en la superficie es clave. Porque, según los expertos, "no hay herramientas tecnológicas que permitan encontrar los fósiles". "Este es un trabajo artesanal. Lo que hacemos es recorrer grandes extensiones de tierra y vamos viendo con mucha atención el terreno. Cuando encontramos una huella o un pedacito de hueso, ahí hacemos los descubrimientos. En cambio, es casi imposible encontrar los fósiles que están enterrados", explicó Apesteguía.
Otro privilegio que tiene el pais, en este sentido, es que con el surgimiento de los Andes, los fósiles quedaron ordenados cronológicamente. "Cerca de la cordillera encontrás los animales más antiguos y yendo para la costa, los más nuevos", agrega el experto.
Giganotosaurus Carolini, el carnívoro de mayor tamaño jamás encontrado, que vivió hace 100 millones de años, medía cerca de 15 metros y pesaba 15 toneladas. Y el Patagotitan, el descomunal herbívoro que caminó por lo que ahora es Chubut hace más de 100 millones de años, con 37 metros de altura. Pesaba más de 70 toneladas.
"Llama la atención que los dinosaurios de la Patagonia sean tan descomunales", comentó Fernando Novas. Y agregó que "quizá la razón es que, con la desaparición del puente terrestre que conectaba América del Norte y del Sur durante el período Cretácico, los dinosaurios evolucionaron de forma aislada en cada continente".
Diego Pol aporta otra posible explicación para el gigantismo de las especies del "parque jurásico" argentino. "Los ambientes de la región sur eran más cálidos y húmedos y de una productividad de materia vegetal muy alta, suficiente para proveer alimento y energía a estos gigantes", afirma. Fuente; DD para Clarin.

lunes, 19 de agosto de 2019

Un interesante fósil en un cargamento de tosca en San Pedro.


Leonardo Celié, vecino de la ciudad, divisó un fragmento que le llamó la atención en un cargamento de tosca destinado al basamento de la nueva central termoeléctrica. La superficie del objeto presentaba una curiosa ornamentación que lo llevó a pensar que se trataba de un fósil.
 
A los pocos días lo acercó al Museo Paleontológico para que el Grupo Conservacionista lo analizara y para que quedara en la colección de la institución.
El objeto recuperado por Celié resultó ser un fragmento del tubo caudal o cola de un armadillo gigante del género Neosclerocalyptus.

 
Estos animales fueron una de las especies más chicas del grupo de los gliptodontes o armadillos gigantes, llegando a medir 1,80 m de longitud y pesar unos 200 a 220 kilogramos. Todo su cuerpo estaba revestido de una armadura de 1 cm de espesor que lo protegía de los depredadores.
 
Una característica única en estos pequeños gliptodontes era la presencia de una especie de zona “globular” en la región más anterior del cráneo, a nivel de los huesos nasales. En las especies más antiguas esta zona aparecía poco desarrollada, pero se hacía más notable en las especies más modernas, llegando a alcanzar un tamaño sumamente considerable.
 
Nadie sabe a ciencia cierta cuál era la función de esta estructura tan particular, aunque probablemente haya constituido una adaptación a los climas fríos y áridos/semiáridos típicos del Pleistoceno, aunque la cuestión sigue abierta y el misterio sin resolver.
 
Desde el Museo Paleontológico se logró determinar que la pieza hallada por Celié proviene de una capa sedimentaria ubicada a unos 9 metros de profundidad en la zona de Barrio La Tosquera, más precisamente en la cantera Agus-Mar, propiedad de la familia Iglesias. Observaciones de campo efectuadas por el equipo del Museo en los últimos años permitieron saber que ese piso formó parte de un antiguo humedal en el que quedaban atrapados diferentes animales que habitaron el pasado de nuestra zona. Fuente; Museo Paleontológico de San Pedro.

 

domingo, 18 de agosto de 2019

sábado, 17 de agosto de 2019

Hemiauchenia paradoxa, un camelido gigante y extinto del Pleistoceno sudamericano.



En los tiempos lujanenses, las llamas y los guanacos no estaban restringidos a su presente distribución andino-patagónica, y eran habitantes frecuentes de nuestras praderas. Es un camélido oriundo de América del norte que llego a nuestras praderas hace más de 1,5 millones de años.
El registro más primitivo de la familia Camelidae, corresponde al Plioceno de Barranca los Lobos, entre las ciudades de Mar del Plata y Miramar (Provincia de Buenos Aires) de la Formación San Andrés (edad Uquiense), y para el Pleistoceno se hallaban bien diferenciados Hemiauchenia, Paleolama y Lama.
Su apariencia era semejante a la de una llama o guanaco contemporáneo, pero su altura superaba la de un camello viviente de Asia y África, unos 2,5 metros aproximadamente. Se alimentaba principalmente del pastoreo y sus restos son muy abundantes en la Provincia de Buenos Aires hasta hace unos 8 mil años, quedando reemplazados por los géneros vivientes, los cuales después del siglo XVII desaparecieron completamente de la región pampeana, sobreviviendo en las estepas patagónicas. Su peso estimado es de una tonelada.
Los restos de Palaeolama y Hemiauchenia son muy frecuentes en nuestros sedimentos Pleistocenos. Poseía miembros robustos, metapodos cortos y mandíbula mesognatas y bajas. Sus restos se han colectado en Sudamérica desde Bolivia, hasta el sur de la Patagonia, incluyendo Chile, Uruguay, y gran parte de la Argentina, siendo abundante en las pampas argentinas.

jueves, 15 de agosto de 2019

Crossvallia waiparensis, un pinguino del Paleoceno de Nueva Zelanda.



Huesos fosilizados de un pingüino, casi del tamaño de un humano adulto han sido desenterrados en el yacimiento de Waipara Greensand ( Nueva Zelanda ).
La nueva especie, que ha sido denominada como Crossvallia waiparensis, vivió hace entre 66 y 56 millones de años, casi después de la era de los dinosaurios en el periodo Paleoceno, pesaba unos 80 kilos y media aproximadamente 1,60 metro de altura, uno de los pingüinos mas grandes jamas descubiertos.
Expeeto del Museo de Canterbury ( Nueva Zelanda ), junto a Gerald Mayr del Museo de Historia Natural Senckenberg en Frankfurt ( Alemania ), analizaron los huesos. Mayr dijo que el descubrimiento hizo que la comprensión de la evolución de los pingüinos fuera mucho mas clara.
" También hay mas por venir, mas fósiles que creemos que representan nuevas especies aun pendientes de descripción ". declaro Mayr, citado por la radio publica neozelandesa, RNZ.
El analisis de las patas del pingüino sugirió que las usaban para nadar, mucho mas que sus parientes modernos y posiblemente aun no se habían adaptado para darles la postura erguida que tienen actualmente.
El pariente mas cercano y conocido del ave es probablemente el Crossavilla unienwillia, de cual hay un esqueleto fosilizado parcial del cual se encontró en el Cross Valley de la Refrigeracion Antartida en el año 2000.
Cuando estos pingüinos extintos vivían, La Antártida tenia un clima muy diferente y probablemente estaba cubierta de bosques y selvas.

martes, 13 de agosto de 2019

Protohydrochoerus, el capibara de patas largas del Plioceno.



 
 

Se trata de una versión primitiva de los actuales Carpinchos o Capibaras pero de tamaño mayor, con una talla comparable a la de un tapir asiático.
Su cráneo refleja un rostro alargado y estrecho. La longitud del cráneo es la doble a la atribuida al carpincho, superando fácilmente los 50 centímetros. Su fémur y humero, guardan la misma relación en su longitud con el género actual, pero el cubito, radio, tibia, peroné y demás huesos, son mucho más desarrollados y largos que estos, por lo cual Protohydrochoerus parecía un carpincho de patas largas, lo que morfológicamente concuerda con mamíferos corredores.

Su dentición está conformada como la de otros roedores, con incisivos desarrollados y largos, y una serie molariforme laminada. Su alimentación estaría basada principalmente de vegetales que crecían en las inmediaciones de zonas pantanosas, pero algunos Paleontólogos descartan la posibilidad de que este tuviera hábitos anfibios.

Sus principales restos se hallan en afloramientos geológicos del Plioceno, considerando su desaparición hace unos 2,5 millones de años antes del presente.  Huellas de Porcellusignum, un icnofosil de capibara correspondiente al Pleistoceno, fueron halladas recientemente, junto a grandes aves y dientes de sableen la localidad bonaerense de Miramar.

Mas info  en http://www.grupopaleo.com.ar/paleoargentina/plioceno.htm

domingo, 11 de agosto de 2019

La reapertura de un remozado Museo Almeida con el aporte de la Fundación Azara.






 

El próximo viernes 16 de agosto reabrirá sus puertas el Museo de Ciencias Naturales y Arqueología tras un período de receso en el cual se hizo una reforma integral del enclave.
Ya está finalizada la puesta en valor del espacio que guarda el legado de 40 años de investigación arqueológica del profesor Manuel Salvador Almeida (1915-2004) en la región, que reabrirá sus puertas luego de seis meses de refacciones.

Los interesados en la historia natural y humana de Gualeguaychú, y que quieran conocer las piezas que testifican la cultura de aborígenes de esta zona, encontrarán un espacio totalmente modernizado.
Así, el público local y foráneo podrá disfrutar de un enclave que mantiene su esencia original -asociada a la existencia de culturas pretéritas- pero en un entorno atractivo y dinámico.

La fecha de reapertura del Museo de Ciencias Naturales y Arqueológicas “Profesor Manuel Almeida”, fue fijada para el viernes 16 de agosto próximo, oportunidad en que los vecinos podrán acercarse al edificio de calle 25 de Mayo Nº533, para recorrerlo.

La remodelación integral del espacio fue realizada por un equipo liderado por la Fundación Azara, prestigiosa institución de investigación en ciencias naturales, ambientales y antropológicas de Argentina, que preside Adrián Giacchino.

Esta entidad privada co-administra hoy el museo local junto con el Centro de Estudios Arqueológicos Manuel Almeida, entidad que custodia el legado del reconocido arqueólogo local, cuyo trabajo ha reivindicado la herencia cultural indígena de esta zona, como la chaná y la guaraní.
Uno de los hijos de don Manuel, Raúl Almeida, titular del Centro de Estudios, explicó a este diario la importancia que reviste la puesta en valor del museo -que supuso una inversión de más de 2 millones de pesos- , al señalar que de esta manera se convierte en un punto de referencia antropológica a nivel provincial.

La casa donde funciona el museo, según comentó, es un edificio del Estado nacional, que luego tomó en posesión la Municipalidad, quien tras la firma de un comodato lo cedió al Centro de Estudios Arqueológicos.

El entrevistado recordó que originariamente lo que hoy es Casa de la Cultura le fue otorgada al Municipio por la Provincia con el cargo de crear allí el museo arqueológico Almeida.
UNA NUEVA ETAPA DEL MUSEO

- ¿Cómo se gestó esta iniciativa?
Raúl Almeida: - Hace poco más de dos años, Juan Solari, vinculado a la Fundación Azara, me comentó de la presencia en la ciudad de gente de esa entidad, que estaba haciendo un campamento de aventura por esta zona. Fue así que conocí a Adrián Giacchino, presidente de la fundación. Se convino una visita a nuestro museo y desde entonces nació una buena relación. Finalmente ellos nos dijeron que nos iban a ayudar y eso significó la posibilidad de invertir en el espacio. Una de las tareas de esta fundación es, justamente, la de promoción y ayuda a emprendimientos como el nuestro. Cuando digo nuestro hablo de la comunidad, porque papá nunca sintió su trabajo como propio sino como propiedad colectiva. Acá el tema es la custodia de este legado. Por eso nunca se hizo una explotación comercial del museo, que se ha hecho a pulmón, con el aporte de los socios y alguna ayuda de la municipalidad. Nunca hemos tenido rentabilidad como para acrecentar la muestra, siempre modesta pero digna.

- No es un dato menor que se haya elegido el museo local para su puesta en valor. Supone en principio un reconocimiento a la labor de don Manuel…

- Efectivamente, hay un descubrimiento del valor de su trabajo. El hecho de que papá no haya tenido el título de arqueólogo, por ahí generaba que no se le prestara atención en la comunidad científica. Pero el viejo era muy responsable con su trabajo y fue un autodidacta en la materia. Gracias a su trabajo de investigación de base se ha formado un rico patrimonio arqueológico y antropológico. Y de hecho desde hace tiempo que recibimos la visita de arqueólogos que están completando la información que tiene la colección. Es decir, papá hizo todos los pasos que hay que seguir en arqueología para que fuera posible seguir investigando sobre este material organizado. De lo contrario sería un montón de piezas sin ton ni son.

- Con la fundación Azara, entonces, comienza un nuevo ciclo para el museo.

- Así es. Firmamos con esta sociedad un convenio para trabajar en conjunto en muchos aspectos, que incluye, entre otros, la investigación. Estamos trabajando por ejemplo en la reserva natural privada La Estopona, en Costa Uruguay Sur, donde mi padre hizo gran parte de sus investigaciones (…) La fundación tiene convenios con muchas organizaciones, como por ejemplo con el Conicet, algunos de cuyos investigadores encuentran allí un lugar de trabajo. Por eso nosotros contamos con un laboratorio para dar apoyatura a estos científicos, que producen una información que queda como patrimonio local. Otro convenio, que hemos hecho con la Universidad de La Plata, ha ido en esta dirección. Nosotros hemos hecho fechajes de radiocarbono 14 sobre restos humanos gracias a estos convenios. Y con el convenio con Azara, creo yo que se abre una nueva etapa para el museo que se irá transformando en un centro cultural y de investigación.

- Volviendo a las reformas del edificio, ¿qué decisiones se tomaron?

- Nuestra infraestructura era modesta. Había material de paleontología todavía en depósito. No teníamos espacio para exhibirlo. Entonces se decidió poner en valor el lugar a través de una inversión importante, que supera los 2 millones de pesos. Este dinero proviene de la Secretaría de Gobierno de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación y de la Universidad Maimónides. Estamos hablando de subsidios que existen para investigación y puesta en valor de emprendimientos culturales. La inversión no sólo involucra la parte edilicia sino todo el trabajo logístico e investigativo.

- ¿Con qué se va a encontrar el público que visite el museo?

- El museo tenía dos salas de arqueología, una chaná y otra guaraní. Estas salas se mantienen, pero se cambiaron de lugar, en un nuevo entorno. Y se agregaron: una sala de paleontología, otra de biodiversidad, un pequeño museo en homenaje a Manuel Almeida, y un laboratorio. Además habrá una biblioteca y oficinas. Hemos aprovechado gran parte del espacio del edificio, aunque hay margen para más ampliaciones. Diría que hemos aumentado nuestra exposición a más del doble. Sobre todo hay más diversidad. Se cambió toda la circulación del museo. Por otra parte, hemos realizado en la planta alta un coqueto auditorio. Tenemos previsto que aquí se realicen distintas charlas y conferencias abiertas a la comunidad de arqueólogos y paleontólogos en lo que queda del año. Lo más importante es lo que puede brindar de ahora en más el museo en actividades culturales de todo tipo. Se abre un horizonte totalmente distinto al que teníamos para esto que es parte del patrimonio cultural de la ciudad y de la provincia. Además, quiero aprovechar esta oportunidad para destacar la figura de Adrián Giacchino -aunque sé que este comentario no le va a gustar-. Pero es justo reconocer su generosidad y profesionalismo. Ha estado trabajando a la par de nosotros con gran dedicación. Cuando lo veo a él me recuerda mucho a mi padre, en esa pasión que le ponía a su tarea. Es gente comprometida con la cultura y su conservación, sin otro interés que eso.

- ¿Y qué significado tiene esta reinauguración del museo para Raúl Almeida?

- Creo que estamos cumpliendo con el deseo de papá de que no se pierda la memoria de los antiguos pobladores de esta zona, es decir de los abuelos indios. Este museo preserva ese espíritu.