domingo, 31 de octubre de 2021

Continúan los relevamientos en la futura Reserva Natural Centinela del Mar.

 






Durante 15 días un equipo de técnicos e investigadores continuó con las tareas destinadas en ampliar la información disponible sobre la diversidad y conservación de los ambientes presentes en Centinela del Mar y la riqueza de su patrimonio arqueológico y paleontológico.

Con el objetivo de elaborar un inventario sobre los vertebrados que habitan la futura reserva, se implementó un protocolo que permitirá conocer distintos parámetros ecológicos para las comunidades locales e identificar áreas de especial valor para la conservación. Se espera que este conocimiento sirva de base para la elaboración de futuros planes de manejo, iniciativas de restauración ambiental, así como estrategias de educación y promoción turística sustentable.

Los trabajos paleontológicos se centraron principalmente en la aplicación de distintas técnicas para el rescate de microvertebrados fósiles, obteniéndose una importante muestra de alta diversidad y relevancia paleoambiental.

El día 25 de septiembre, el equipo participó de un encuentro de comunidades originarias realizado en la posta La Lagartija, esto permitió difundir el proyecto y compartir experiencias junto a referentes indígenas, antropólogos, personal municipal y vecinos provenientes de localidades lindantes.

También el 6 de octubre, recibimos la visita de Tomas Crowder, secretario de Cultura, Turismo y Deporte del Municipio de General Alvarado, junto a su equipo. El encuentro propició un recorrido por los principales puntos de interés paisajístico, ambiental, patrimonial y turístico de Centinela del Mar, donde se analizaron objetivos y se coordinaron acciones para avanzar en la puesta en valor de Centinela del Mar como reserva natural.

El equipo estuvo conformado Diego Dominguez, Matias Condori, Maximiliano Minuet, Ulyses Pardiñas y Marcos Cenizo, con la participación breve pero enriquecedora de Damian Voglino y Agustín Scanferla.

Los trabajos fueron posibles gracias al apoyo de la Fundación Azara, Universidad Maimónides, Municipalidad de General Alvarado y Museo de Ciencias Naturales de Miramar

http://www.museodemiramar.com.ar/museodemiramar/naturales/principal.htm

viernes, 22 de octubre de 2021

En los alrededores del Planetario de Buenos Aires descubren el cráneo de un extraño animal jurásico.






 

El paleontólogo Sergio Bogan halló en una piedra una especie no determinada de más de 150 millones de años de antigüedad

Fue un domingo cualquiera para Sergio Bogan. Paseaba con su hijo Julián alrededor del Planetario y le señalaba las lajas alrededor del ícono porteño. Allí, tal como sucede en otros puntos de la ciudad de Buenos Aires, impresos en las piedras traídas de la Patagonia, se pueden ver restos con forma de caracol, moluscos extintos llamados amonites.

Mientras el científico le explicaba a su hijo que con el tiempo las rocas se van desgastando, y que por eso suelen aparecer en la superficie fósiles, se detuvo sorprendido ante el insólito aspecto de una de las piedras. Frente a sus ojos había un cráneo proveniente de un extraño animal con más de 150 millones de años de antigüedad. ¿De qué especie se trataba? ¿A qué período prehistórico pertenecía?

LA NACION tuvo acceso exclusivo a la información sobre uno de los hallazgos urbanos más importantes de los últimos años. “Sabemos que por lo general esas rocas contienen fósiles, pero son muy comunes, son restos de moldes, es decir su negativo, sin demasiado valor científico”, señala Horacio Padula, del Centro de Interpretación de Arqueología y Paleontología de la Ciudad de Buenos Aires, CIAP.

Sin embargo, cuando Bogan los alertó acudieron de inmediato al lugar. “Al observar la pieza nos dimos cuenta de que estábamos en presencia de una especie no determinada, un gran pez carnívoro cuyos restos deberían ser estudiados”, explica el paleontólogo.

Bogan es curador de Colecciones Científicas de la Fundación Azara y es un estudioso de los peces. Por ese motivo, desde un principio supuso que se trataba de este tipo de animal y alertó al CIAP.

“Se trata de un cráneo parcial comprimido por las capas rocosas. Corresponde a un pez del período Jurásico”, confirma Federico Agnolín del Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia. “Tiene 150 millones de años, pertenece al período al Jurásico superior”, determina. Para hacer el lenguaje accesible, agrega: “De la misma época retratada en la película de ciencia ficción Jurassic Park”. Es decir, un período de hace entre 199,6 y 145,5 millones de años, caracterizado por un clima húmedo y cálido que dio lugar a una exuberante vegetación y una abundante vida.

Este pez habitaba un mar cálido, casi tropical, y estas aguas invadían lo que hoy es la provincia de Neuquén ya que las lajas del paseo público del Planetario provienen de una cantera de allí, más precisamente de Zapala. Llegaron a Buenos Aires en la década del 60, confirman los expertos. “Hace 150 millones de años aún no existía la cordillera y por eso el Océano Pacífico inundó una parte importante de la región neuquina. Durante esa época los dinosaurios dominaban la tierra, pero además existía toda una fauna de reptiles marinos contemporáneos”, explica Agnolín.

Según el documento elaborado por el CIAP, los relictos que se avistan con mayor frecuencia son moldes de conchillas de moluscos y también los denominados icnofósiles, o huellas. Pueden revelar algunos datos sobre las características del organismo que los generó y el paleoambiente circundante. En el CIAP justamente se trabaja sobre fósiles urbanos que aparecen con asiduidad en las rocas de diferentes orígenes ubicadas ya sea como ornamento, en frentes de casas y edificios, o sobre el pavimento y bajo tierra durante demoliciones, entre otros sitios.

Esto se debe a que Buenos Aires se construyó en varias etapas, con diferentes estilos y diseños y por eso existe una gran variedad de rocas en las fachadas citadinas a lo largo de cualquier cuadra de la ciudad. Las rocas ígneas son las más utilizadas debido a su mayor dureza y resistencia, pero también a su hermoso colorido.

“Sin embargo, es importante no recoger estas rocas con huellas sin autorización dado que son un patrimonio protegido por la Ley Nacional y su manipulación debe realizarse con personal autorizado. Lo ideal es dar aviso al CIAP cuando se encuentra un fósil para que pueda ser evaluado y puesto en valor”, remarca Bogan.

El caso del Planetario fue diferente: se trataba de un caso de interés científico, una rareza. Por eso el equipo conformado por Padula, Bogan, Agnolín y otros miembros del Centro de Interpretación extrajeron la laja y la trasladaron a la Fundación Azara en un cuidadoso operativo que contó con la presencia de Martín Capeluto, gerente de Patrimonio porteño, del presidente de la Comuna 14, Martín Cantera, y la Directora del Planetario Buenos Aires, Verónica Espino.

¿Y cómo es que llegan los restos a quedar inmortalizados en las piedras? Estas rocas se forman por la acumulación y consolidación de sedimentos depositados en una superficie más o menos extensa, como puede ser el fondo de un mar o de un lago, conocida como “cuenca de sedimentación”. Los organismos que vivían en esos medios acababan siendo enterrados, pasando a formar parte de los sedimentos y, si las circunstancias son propicias, se conservan en el tiempo, dando lugar a los fósiles que hoy en día podemos identificar, explica el informe del CIAP, luego del hallazgo ocurrido el 3 de julio pasado.

Actualmente al espécimen se lo está restaurando y acondicionando en la Fundación Azara para luego estudiarlo y ser exhibido por un tiempo en el Planetario. Finalmente será almacenado en las vitrinas del CIAP, ubicado en Alsina 417. Mientras tanto, los científicos hacen la siguiente invitación a los porteños: “En la ciudad se pueden ver fósiles en numerosas fachadas de edificios. Búsquenlos y fotografíenlos. Si creen estar frente a una pieza valiosa deben dar aviso al CIAP para que se pueda evaluar y poner en valor. Es posible contactarse con el organismo a través de Instagram patrimonioba, Facebook Patrimonio BA”. Fuente La Nación.

Mas info en http://www.grupopaleo.com.ar/paleoargentina/principal.htm

jueves, 21 de octubre de 2021

Descubren en Santa Cruz más de 100 huevos y 80 esqueletos de dinosaurios.



Se trata del primer registro de comportamiento social complejo en una especie primitiva de dinosaurio. El hallazgo se produjo en un sitio paleontológico de características únicas ubicado en la Provincia de Santa Cruz. El trabajo liderado por Diego Pol (CONICET-MEF) junto a un equipo de investigadores de Argentina, Sudáfrica, Estados Unidos y Francia, fue dado a conocer hoy en la revista científica Nature.

Los primeros restos de nidos y huevos fosilizados de este yacimiento fueron descubiertos en la década de 1960 durante una campaña paleontológica liderada por el reconocido paleontólogo argentino, José Bonaparte. Serían los primeros fósiles conocidos de Mussaurus patagonicus, un dinosaurio sauropodomorfo primitivo antecesor de los grandes dinosaurios de cuello largo que vivió en el Jurásico temprano, hace 192 millones de años.

El resultado de las expediciones realizadas años más tarde a este sitio conocido como El Tranquilo, es sorprendente. “Este era el sitio de nidificación, donde encontramos más de 100 huevos de dinosaurios, algunos con embriones fosilizados, y más de 80 esqueletos incluyendo pichones recién nacidos, juveniles de 1 año de edad, subadultos de alrededor de 5 años y adultos de más de 10 años. Todos pertenecientes a esta misma especie de Mussaurus, y abarcando un área de 1 km2. Es un lugar que interpretamos como una colonia reproductiva, donde se congregaban año tras año todos estos animales en la época de reproducción y luego de estudiar los sedimentos pudimos inferir que el sitio elegido se ubicaba en las cercanías de un lago seco.” Explica Diego Pol, quien desde hace 15 años junto a un equipo multidisciplinario internacional, estudia a esta colonia de herbívoros.

La cantidad y calidad de preservación de los huesos permitieron obtener detalles únicos sobre el comportamiento gregario de estos dinosaurios. “Los esqueletos no estaban distribuidos azarosamente, sino que estaban agrupados de acuerdo a su edad. Los pichones recién nacidos, pequeños esqueletos que caben en la palma de una mano, se encontraban en las cercanías de los nidos. Los animales de 1 año de edad, más grandes en tamaño y de casi 10 kg, se encontraron agrupados. Había once esqueletos recostados unos sobre otros, mostrando que los jóvenes Mussaurus estaban juntos como en muchas especies sociales. Los adultos y subadultos, animales que llegaban a pesar 1500 kg, fueron encontrados de a pares o solos pero en las cercanías del mismo sitio” detalla Diego y agrega “Esta asociación nos muestra un comportamiento social bastante sofisticado que era completamente desconocido para dinosaurios tan antiguos. Sabíamos de comportamientos gregarios de dinosaurios, pero solo en animales ya muy derivados del Cretácico, unos 40 millones de años más jóvenes que estos”.

Mussaurus pertenece a la primera radiación exitosa de dinosaurios herbívoros y ya tiene un comportamiento social sofisticado. Observamos que esto ocurrió en una latitud bastante alta, incluso para el Jurásico temprano, que nos está indicando probablemente una estacionalidad muy marcada. Probablemente en climas estacionales estos grandes herbívoros necesitaban moverse para conseguir el suficiente alimento y la coordinación de movimientos dentro de la manada requeriría este comportamiento social complejo. Estos factores tendrían que haber sido clave para el éxito de los grandes herbívoros de cuello largo” finaliza Diego. Fuente mef.org.ar

Mas info en http://www.grupopaleo.com.ar/paleoargentina/principal.htm