Lo más destacado e importante de la Paleontología en Argentina 2019, ya está disponible en:
sábado, 21 de diciembre de 2019
jueves, 19 de diciembre de 2019
Presentan una nueva especie de rata espinosa fósil del Pleistoceno, hallada cerca de Miramar.
El descubrimiento se produjo en los acantilados de la costa
atlántica, unos 30 kilómetros al sur de la ciudad de Miramar. Se estima que la
nueva especie medía unos 20 centímetros y, posiblemente, habría usado sus
espinas para defenderse de los depredadores.
Por sorprendente que parezca, algunos roedores con espinas actuales
pueden llegar a ocasionar la muerte de un león que ose atacarlos. Pero no es
posible saber si esta nueva especie fósil -Proclinodontomys dondasi- habría
tenido el mismo éxito ante los posibles ataques de los depredadores de su
época, entre los cuales se encontraba el tigre dientes de sable y varias especies
de lobos pampeanos extintos.
La doctora Adriana Candela, investigadora del Museo de La
Plata (MLP) y del CONICET, comentó a la Agencia CTyS-UNLaM que “una de las
características más distintivas de Proclyodontomys dondasi es que tenía los
dientes incisivos muy proyectados hacia adelante, mucho más que las ratas
espinosas que viven en el presente”.
El nombre Proclinodontomys hace referencia a esta
característica en sus dientes. “Además, el cráneo tiene fosas profundas y
crestas muy marcadas, lo que indica que tenía una musculatura masticatoria
poderosa”, agregó la autora principal de este estudio publicado en la revista
científica Journal of Paleontology.
Los ejemplares que sirvieron para describir esta nueva
especie de roedor fueron descubiertos en las inmediaciones del arroyo Chocorí
ubicado en el partido de General Alvarado. El área de hallazgo se encuentra
incluida en un sector de la costa bonaerense comprendido entre Centinela del
Mar y Mar del Sur.
Los restos de esta especie se encuentran en el Museo de
Ciencias Naturales de la ciudad de Miramar. El doctor Marcos Cenizo, director
de la División Paleontología del Museo de Historia Natural de La Pampa e
investigador de la Fundación Azara, indicó a la Agencia CTyS-UNLaM que “el área
donde se produjo el hallazgo es muy importante desde el punto de vista
patrimonial y existe un proyecto para que se establezca como Reserva natural;
hay más de 150 trabajos de paleontología y arqueología a partir de los restos
encontrados en ese lugar”.
En dichos acantilados, hay sedimentos de diversos momentos
prehistóricos que van desde los dos millones a los 10 mil años de antigüedad.
En el transcurso de ese tiempo hubo períodos con grandes variaciones
climáticas: durante las etapas frías y áridas, habitaron mamíferos y vertebrados
similares a los de la Patagonia y, en los momentos más cálidos, se desarrolló
una fauna asociada a los animales del Brasil actual.
“Además, sobre el final de este periodo de tiempo, los
primeros humanos ingresaron a Sudamérica generando un impacto dramático sobre
los ecosistemas”, contó Cenizo.
El investigador Ulyses Pardiñas, investigador del CONICET y
del Instituto Nacional de Biodiversidad de Ecuador, analizó que “si la
diversidad de la vida es abundante en el presente, la que existió en el pasado es
aún mucho mayor, porque en él tenemos concentrada la biodiversidad de 4500
millones de años de vida”.
“Más allá de que conocemos muchas especies de dinosaurios y
de roedores extintos, lo cierto es que conocemos una parte muy pequeña de lo
que es el registro fósil”, aseveró Pardiñas a la Agencia CTyS-UNLaM.
El científico indicó que esta nueva especie “tiene una
característica particular, porque los roedores equímidos -que son los roedores
con espinas- no son frecuentes en las partes templadas del país, sino en
regiones tropicales o subtropicales, por lo que haber encontrado esta forma en
la parte sur de Buenos Aires indica que, quizás, las condiciones ambientales
eran distintas a las actuales”.
Pardiñas aclaró que no se sabe con certeza los hábitos de este
roedor fósil y sus requerimientos ambientales estrictos. “Lo que hacemos son
inferencias; tratamos de interpretar a estos animales del pasado a partir de
los roedores similares que viven actualmente. Y, en la actualidad, solo hay una
especie semejante en Corrientes y en Brasil, por lo que suponemos que podría
haber necesitado temperaturas más altas”.
Respecto a las espinas, el investigador sopesó que “podrían
haber sido un método defensivo, antidepredador, pero también podrían haber sido
simples adaptaciones de tipo térmico o que fuesen adaptaciones que les quedaron
del pasado y no tuvieran una mayor función”.
Puede que Proclinodontomys dondasi se extinguiera entre unos
500 y 400 mil años atrás. Este estudio permitió, además, establecer que otra
especie emparentada, Proclinodontomys mordax, sobrevivió hasta al menos unos 10
mil años atrás en el sur de Brasil. La ilustración de la nueva especie fósil
argentina fue realizada por el ilustrador Pablo Núñez del Museo de Historia Natural
de La Pampa.
El nombre de este roedor extinto es también un
reconocimiento a Alejandro Dondas, quien estuvo a cargo de la Sección
Paleontología del Museo de Ciencias Naturales de Mar del Plata. “Alejandro fue
una persona generosa que contribuyó mucho al conocimiento, la conservación y la
difusión del enorme patrimonio paleontológico de la costa bonaerense”, aseveró
Pardiñas.
De esta investigación también participaron Daniel Tassara
del Museo Municipal de Ciencias Naturales Pachamama; Céline Robinet, Luciano
Rasia y Nahuel Muñoz de la División Paleontología Vertebrados del Museo de La
Plata; y Carola Cañón Valenzuela del IDEAus-CONICET.
jueves, 12 de diciembre de 2019
Descubrieron dos nuevas especies de dinosaurios en Santa Cruz.
Fue en un yacimiento que se encuentra unos 30 kilómetros al
sur de El Calafate. Los investigadores quedaron impactados ya que también
hallaron restos de plantas prehistóricas.
Se halló una nueva especie de titanosaurio de más
de 20 metros de longitud junto a fósiles de mamíferos, serpientes, caracoles,
peces, ranas, tortugas y aves. Este sorprendente yacimiento se encuentra
unos 30 kilómetros al sur de El Calafate y corresponde a la época
previa a la extinción masiva de los dinosaurios.
En este sitio ubicado al sudoeste de la provincia de Santa
Cruz, más precisamente en una montañadesde la que se puede observar el
glaciar Perito Moreno, también se descubrieron hojas, madera petrificada y
abundante polen de plantas prehistóricas durante las campañas
realizadas en enero y marzo de 2019.
En relación a la gran cantidad y diversidad de fauna y flora
hallada, el doctor Fernando Novas, investigador del Museo Argentino de
Ciencias Naturales (MACN) y del CONICET, destacó a la Agencia CTyS-UNLaM:
“Pocas veces, un yacimiento ofrece tanta información como éste; tenemos
una gran cantidad de información de naturaleza ecológica”.
“Debido a que el yacimiento queda en lo alto de una montaña
de muy difícil acceso, representó un desafío enorme para
nosotros, los paleontólogos, realizar dichas campañas”, mencionó el experto.
Estos fósiles ayudarán a describir el ecosistema que
precedió a la extinción masiva de los dinosaurios. El doctor Novas afirmó que “es
poco lo que se sabe en América del Sur y en todo el hemisferio sur acerca
de cómo se extinguieron los dinosaurios; la mayor cantidad de información
proviene de Norteamérica y de Europa, en tanto que las rocas de este yacimiento
van desde los 75 a los 65 millones de años de antigüedad aproximadamente, por
lo que nos permitirán ver la secuencia de cómo fueron cambiando las faunas
hasta la extinción final de ese grupo”.
“Seguramente, en los próximos años, podremos comprender cómo
fue esa secuencia y, quizás, las causas que aquí, en el extremo sur de
Sudamérica, provocaron la extinción de los dinosaurios y otros reptiles que
convivían con ellos”, añadió.
El doctor Federico Agnolin, también investigador del
MACN y del CONICET, relató a la Agencia CTyS-UNLaM que el geólogo
Francisco Nullo, en 1980, fue el primero en divisar fósiles de un dinosaurio
cuando recorría estos estratos de rocas.
“En aquel entonces, hace ya casi 40 años, Nullo dio aviso a
José Bonaparte, un gran paleontólogo argentino, pero como ese lugar es
inaccesible con vehículos, encontraron fósiles pero no pudieron extraerlos”,
contó.
Durante el verano de 2019, un equipo liderado por
Fernando Novas organizó una campaña a este sitio para ver si lograba redescubrir
los restos, pero lo que encontraron fue aun mayor a lo esperado.
Agnolin destacó que “encontramos una infinidad de
fósiles de dinosaurios, pero también tuvimos la suerte de hallar granos de
polen y animales pequeños, lo cuales vienen a ser figuritas difíciles en
cualquier descubrimiento, entre los que hay mamíferos, aves, lagartijas,
reptiles e incluso caracoles terrestres, que son hallazgos rarísimos”.
Para estudiar todos estos hallazgos, se reunió un
equipo numeroso de paleontólogos especializados en plantas, en
invertebrados, en caracoles, como así también de geólogos.
“Armamos un trabajo extensísimo en el que le pusimos nombre
a varias especies de dinosaurios argentinos: uno de ellos es un animal
herbívoro enorme que superaba los 20 metros de longitud, Nullotitan
glacialis, en alusión al geólogo Francisco Nullo y a que desde el yacimiento se
puede observar el glaciar Perito Moreno”, observó Agnolín.
También, el grupo liderado por Novas presentó otra nueva
especie de dinosaurio herbívoro, llamado Isasicursor santacrucensis, en
referencia a Marcelo Isasi, un explorador y preparador de fósiles del MACN. La
ilustración de ambas nuevas especies fue realizada por el investigador Sebastián
Rozadilla.
En marzo del año de próximo, el equipo liderado por
Novas regresará a este yacimiento extraordinario que permitirá,
acaso, describir con claridad lo que sucedió en los últimos millones de años de
la edad de oro de los dinosaurios en el hemisferio sur.
lunes, 9 de diciembre de 2019
Descubren numerosos fósiles con una antigüedad de 200 mil años.
Son restos de cinco mamíferos recuperados en el lecho de un
río prehistórico
El descubrimiento de una asociación de fauna fósil cuya
antigüedad se estima superior a los 200.000 años, fue realizado por el equipo
del Museo Paleontológico de San Pedro, a unos 10 kilómetros al Este de la
ciudad.
El sitio del hallazgo, conocido como Campo Spósito, tiene la particularidad de
haber sido el fondo de un río durante la prehistoria de la zona. Allí, lograron
preservarse los abundantes materiales descubiertos recientemente por el grupo
del Museo.
Los restos fósiles hallados pertenecieron a diferentes
mamíferos que vivieron y murieron en ese antiguo ecosistema. Los más numerosos
son los restos de toxodontes, grandes herbívoros de aspecto similar al de un
hipopótamo actual. Con una masa corporal que superaba los 1.000 kilogramos,
poseían una estructura física compacta, con huesos grandes y poderosos para
soportar un volumen muscular importante.
Otros restos recuperados corresponden a lestodontes,
perezosos terrestres gigantes cuya longitud se estima en unos 4 metros de largo
y un peso que superaba las 2 toneladas. Poseían grandes caninos que salían a
ambos lados de su boca que les servían como armas de defensa. Garras de estos
animales recuperadas en el sitio superan los 20 cm de longitud.
Entre el cúmulo de restos fósiles se hallaron, además,
piezas de morenelaphus, ciervos de tamaño mediano a grande cuya presencia está
documentada por la aparición de cornamentas, partes de algunas extremidades,
ramas mandibulares y dos cráneos; uno de ellos, muy bien preservado.
Se recuperaron, además, restos fósiles de dos especies de
caballos: Equus (que es el caballo que conocemos en nuestros días) e Hippidion
(un caballo algo más bajo, de aspecto similar a una cebra actual). Los restos
extraídos corresponden a varios ejemplares.
De acuerdo a las consideraciones vertidas desde el Grupo
Conservacionista de Fósiles, equipo del Museo Paleontológico de San Pedro,
“Este descubrimiento, junto a otros que venimos efectuando en la zona, nos
permiten armar una imagen bastante aproximada acerca de cómo fueron cambiando
los hábitats y las asociaciones de fauna durante el Pleistoceno medio a tardío,
conociendo directamente a los animales que habitaron la región, sus
preferencias ambientales y sus características físicas.
Entre los restos descubiertos hay un gran fémur en excelente estado de
conservación que nos permitirá conocer la masa de ese ejemplar. Con respecto a
los caballos fósiles, consideramos que están entre los ejemplares más antiguos
del país ya que se recuperaron de una edad geológica en la que prácticamente se
desconocía su presencia.
Resulta muy interesante ver la convivencia de especies tan diferentes entre sí,
en un ambiente de verdes praderas surcado por un río prehistórico”.
viernes, 6 de diciembre de 2019
Paleontólogo argentino de la Fundación Azara presento el primer dinosaurio de Ecuador.
Restos de dinosaurios han venido hallándose a lo largo del
siglo XX en numerosos países sudamericanos. Los principales son Argentina y
Brasil, pero Chile, Perú, Bolivia y Colombia han provisto restos también
en forma de miles de huellas fósiles y a veces en forma de esqueletos o huesos
aislados. De hecho, hay quienes han pensado en la región Andina como un vasto
corredor norte-sur que favoreció el intercambio de dinosaurios y otras faunas a
la vera de un brazo de mar que inundara el continente a fines del período
Cretácico (hace unos 70 millones de años). Sin embargo, hasta el momento,
ningún hueso había sido reportado para Ecuador.
En 2018, en el marco de la preparación del Primer Curso Latinoamericano de Paleontología de Vertebrados en la ciudad de Piura, Perú, invitado por el Dr. Jean Noel Martínez, el Dr. Sebastián Apesteguía, jefe de paleontología de la Fundación Azara viajó con el fin de sumarse al staff docente del curso y también para dar una conferencia en la Universidad de Loja, Ecuador. Allí entró en contacto con los geólogos John E. Soto Luzuriaga, José Tamay Granda y Galo A. Guamán Jaramillo, quienes le mostraron huesos hallados en Ecuador. Sin demora, partieron al día siguiente a visitar la localidad fosilífera.
La región de Yamana se sitúa en el valle Casanga, cantón Paltas, provincia de Loja, en el sudoeste de Ecuador. Se trata de una región serrana y semiárida donde crecen grandes “palos borrachos” y pastorean cabras. Un tiempo antes, recorriendo la cuenca seca de un arroyo, el Sr. Víctor Francisco Celi Ríos dio con huesos en la pared rocosa y los extrajo. Luego se contactó con el Sr. Marco Antonio Paladines Balcázar quien los puso a resguardo. Sin embargo, aunque la mayor parte de ellos fueron depositados en la colección del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, un elemento extra se conservó en la colección de la Universidad Técnica Particular de Loja, donde lo pudo ver Apesteguía.
Es en ese contexto en que el Dr. Sebastián Apesteguía suma al Dr. Pablo A. Gallina, ambos investigadores de CONICET en la Fundación Félix de Azara, de la Universidad Maimónides, asociándose con el equipo geológico de la Universidad Técnica Particular de Loja con el fin de estudiar el hallazgo.
El análisis de los restos reveló que se trataba de restos de dinosaurios saurópodos, los herbívoros de cuello largo, del grupo de los titanosaurios, los más abundantes en el hemisferio sur. Pero dentro de los titanosaurios, los fósiles fueron asignados al pequeño grupo de los saltasaurinos, un grupo muy especial de saurópodos.
Se conoce apenas un puñado de especies de saltasaurinos: Saltasaurus, Neuquensaurus y Rocasaurus. Todos estos dinosaurios vivieron entre los 85 y 65 millones de años atrás y se los considera como los últimos saurópodos en aparecer, casi al borde de la extinción del grupo.
El primero del grupo, Neuquensaurus australis, fue publicado en 1893 por Richard Lydekker, y los otros se sumarían hacia 1980.
Lo interesante de los saltasaurinos es su pequeño tamaño (hasta 6 metros de largo), su robustez (los huesos de sus miembros son cortos y gruesos), su coraza protectora (poseían una malla protectora de pequeños huesecillos metidos en la piel) y su gran neumaticidad (todos los huesos de sus vértebras estaban perforados por cámaras de aire que los hacían más livianos). Algunos han pensado que esta variedad enana de los mayores titanes que pisaron la tierra evolucionaron en relación a las grandes ingresiones de brazos de mar que hacia fines del Cretácico inundaron el continente sudamericano, generando islas donde el pequeño tamaño era una ventaja. A fines del Cretácico se extinguieron junto con sus compañeros dinosaurianos.
Los resultados del estudio de los restos indican que se trata de una nueva especie, que fue nombrada como Yamanasaurus lojaensis, en referencia a la localidad del hallazgo.
El trabajo fue preparado por los siguientes investigadores:
El Dr. Sebastián Apesteguía, paleontólogo, es investigador de CONICET y difusor de las ciencias naturales en los medios, dirige el Área de Paleontología de la Fundación Azara”. Además de sus publicaciones científicas es autor de libros para el público como “Nuestros Dinosaurios” y “Vida en Evolución” y es columnista del programa Científicos Industria Argentina. El Dr. Pablo Ariel Gallina, paleontólogo, investigador de CONICET, especialista en saurópodos, trabaja en el Área de Paleontología de la Fundación de Historia Natural “Félix de Azara” (CEBBAD, CONICET), que funciona en la Universidad Maimónides, Argentina. El Dr. John E. Soto Luzuriaga, geólogo, especialista en riesgo geológico. Se sumaron los aportes del Dr. José Tamay Granda y el Dr. Galo A. Guamán Jaramillo.
El trabajo científico fue publicado en el último número de la prestigiosa revista científica Cretaceous Research. El título del trabajo en inglés es “The first dinosaur remains from the Cretaceous of Ecuador”. El material estudiado consiste en restos de un esqueleto desarticuladoe incompleto. Entre los huesos descubiertos destacan dos vértebras del sacro, una de la cola y restos del húmero, radio y tibia.
En la zona afloran areniscas de matriz carbonática de unos 68 a 65 millones de años de antigüedad, conocidas como Formación Río Playas, depositadas en una época en la que, como aún no existía la cordillera de los Andes, y el océano Atlántico recién comenzaba a esbozarse, la región de ecuatoriana era bañada por el océano Pacífico. Fuente; Gacetilla Institucional. Imágenes del nuevo dinosaurio de Ecuador. Ultima foto, el paleontólogo Sebastián Apesteguia con un T-Rex, ilustrativo.
jueves, 5 de diciembre de 2019
Los dinosaurios invaden Neuquén y te contamos dónde encontrarlos.
Varias ciudades de la provincia ofrecen a los turistas pasar
por sus museos a conocer la historia de estos animales prehistóricos. Se pueden
ver huesos originales, réplicas, revivir una expedición y aprender todo acerca
de la vida hace millones de años.
La Provincia de Neuquén tiene múltiples opciones para los
amantes de los dinosaurios. Sus museos y experiencias en terreno ofrecen un
contacto de primera mano con huesos originales, réplicas y estatuas de estos
gigantes que habitaron hace millones de años. Una salida que, con cada
recorrido, lleva a conocer restos fósiles de dinosaurios pequeños y grandes,
carnívoros como herbívoros. Incluso huellas que dejaron su presencia marcada en
el territorio neuquino. También hay animales marinos prehistóricos. Un manantial
para saciar la sed de los fanáticos por estos seres que despiertan pasiones.
Villa El Chocón
A solo 1 hora de la capital neuquina, se encuentra la
localidad de Villa el Chocón, caracterizada por sus tierras rojizas del
Cretácico. Un lugar que ya con sus carteles da cuenta que se está en un paraíso
prehistórico.
El Museo Municipal Ernesto Bachmann tiene piezas originales
y réplicas de dinosaurios carnívoros y herbívoros. En exhibición está el
Giganotosaurus, el abanderado de la ciudad, un carnívoro de 14 metros de largo.
Se muestran sus restos originales y además una réplica de este enorme terópodo.
Otro de los carnívoros son el Skorpiovenator de seis metros de largo y una
réplica del Carnotaurus Sastrei.
Entre sus dinosaurios tiene cuatro herbívoros de cuello
largo. Son el Choconsaurus, Neuquensaurus, Bajadasaurus, y Amargasaurus.
Una de las propuestas ideales para los más chicos que tiene
el museo es el programa Paleontólogo por un Día, a un costo de 30 pesos. Se
trata de un juego en un arenero donde se entierran huesos y en el que a los
niños se les da palitas y vestimenta de investigadores para que de manera
recreativa se diviertan descubriendo fósiles. Al terminar, se llevan de
recuerdo un certificado que fueron paleontólogos.
El museo abre de lunes a lunes de 8 a 19. El costo es de 50
pesos para mayores de 6 años, con descuentos para jubilados y pensionados.
Otra opción de la villa es este itinerario por la era de los
dinosaurios es dirigirse hacia el Balneario Las Huellas, que se llega por el
camino de acceso al barrio Llequén. Allí hay dos museos de sitio que conservan
huellas prehistóricas, que se pueden visualizar sobre unas pasarelas sobre la
costa del lago.
Rincón de los Sauces
Un lugar pujante y que suma cada vez más dinos a su
colección es el museo Argentino Urquiza de Rincón de los Sauces y el parque que
está contiguo. El lugar exhibe fósiles originales de Viavenator exxoni (un
dinosaurio terópodo abelisaurio), de Overosaurus paradasorum (dinosaurio
saurópodo), y Mahuidacursor lipanglef (dinosaurio ornitópodo).
Además hay dos saurópodos titanosaurios indeterminados y dos
ejemplares de tortugas prehistóricas.
Un gran atractivo del sitio es su parque al aire libre donde
se pueden observar réplicas en vida de decenas de dinosaurios y animales prehistóricos,
que recrean el enorme tamaño que tenían estas bestias que dominaron el mundo
hace millones de años. Hay carnívoros, herbívoros, ornitópodos, cocodrilos,
serpientes, y reptiles voladores.
El horario del museo es de martes a viernes de 9 a 21, y
sábados, domingos y feriados de 16 a 21. De 5 a 14 años el valor de la entrada
es de 25 pesos, mayores de 15 años pagan 50 pesos, y jubilados, personas
con discapacidad y menores de 5 años no abonan entrada. El paseo incluye una
visita guiada.
En Zapala
El museo de la ciudad que conserva la colección de minerales
más importante de Latinoamérica, exhibe restos originales de dinosaurios.
Entre ellos el dinosaurio más antiguo conocido hasta el
momento para el territorio neuquino (Isaberrysaura mollensis). Además, otros
ejemplares herbívoros como el Zapalasaurus bonapartei y Comahuesarurus
windhauseni.
También, hay una importante diversidad de vertebrados e
invertebrados (entre ellos amonites de gran tamaño) de edad mesozoica y
cenozoica.
Los restos de reptiles marinos que habitaron nuestro
territorio entre los 180 y 120 millones de años atrás, representados por
ictiosaurios, pliosaurios, cocodrilos y tortugas marinas son un punto de
interés para muchos.
Completan la muestra de vertebrados mesozoicos cocodrilos
terrestres y un reptil volador. La entrada es libre y gratuita. El horario
es de lunes a viernes de 8:30 a 19:30.
En Senillosa
Está el museo de ciencias naturales, que está dentro del
circuito de la Ruta de los Dinosaurios del Neuquén. Tiene dentro de sus
muestras a un cocodrilo de millones de años de antigüedad.
Las Lajas
Sobre la ruta 40, pegado a la terminal de ómnibus hay un
museo que exhibe los restos del Pilmatueia, un ejemplar de un grupo de
dinosaurios con pocos especímenes en el mundo. El ingreso es gratuito. Se
puede visitar de lunes a lunes de 7 a 22.
Hay restos fósiles originales de un herbívoro todavía sin
identificar de unos 135 millones de años.
También una de sus salas tiene una arena de dos metros
cuadrados donde hay huellas originales de dinosaurios herbívoros, con gusanos,
y restos vegetales.
Otra de sus colecciones es un yacaré bebé prehistórico de
120 millones de años y un antiguo oso perezoso.
Lago Los Barreales
Si el visitante busca una experiencia en terreno y vivir de
primera mano ser paleontólogo, una opción única en Sudamérica es la que se
ofrece en el Parque Natural Paleontológico “Proyecto Dino” del Lago Los
Barreales. El público puede ver el trabajo en un ecosistema de fósiles de 90
millones de años, desde la excavación de un dinosaurio hasta que está montado
en un museo.
En el sitio ya se han encontrado más de 1000 fósiles de
dinosaurios terópodos, saurópodos, ornitópodos, reptiles voladores, cocodrilos,
peces y plantas.
Este área paleontológica se ubica en la zona de Loma de la
Lata, sobre la costa norte del lago artificial, en el kilómetro 65 por la Ruta
Provincial 51.
Los horarios para las visitas son las 10:30 y las 15, y tiene un circuito de tres horas.
Los horarios para las visitas son las 10:30 y las 15, y tiene un circuito de tres horas.
El costo para el público en general es de 300 pesos, para
extranjeros es de 700 pesos, y jubilados y niños 200 pesos. Si el turista desea
una actividad más completa, hay un paquete de un día completo que cuesta 110
dólares, y otro que dura dos días y una noche a 295 dólares. Es una aventura en
la que el visitante puede experimentar en su propia piel la tarea de un
paleontólogo, junto a un equipo de profesionales, haciendo trecking,
exploración y excavación.
`Por GABRIEL DAL PIVA Diario Rio Negro
El tiburón más grande de todos los tiempos.
Sumamos otra nota divulgativa y muy recomendable, realizada
por Sergio Bogan de la Fundación Azara y Universidad Maimonides. Conoce a Megalodon....
De Colección. Joyitas de la Fundación Azara. Dientes
del gran Megalodon. La formación y conservación de colecciones científicas se
encuentra entre los objetivos v la Fundación Azara desde su misma creación.
Actualmente la Fundación alberga miles de ejemplares
geológicos, paleontológicos, biológicos y antropológicos, muchos de los cuales
integraban originalmente las colecciones de grandes exponentes de la ciencia en
la Argentina.
Dar a conocer este
importante acervo es una forma de mantener viva la dedicación, pasión y
sabiduría de esos personajes. Día a día, las colecciones de la Fundación siguen
creciendo y son consultadas permanentemente por nuevos investigadores, para
contribuir así, progresivamente, a la construcción colectiva al condimento
científico.
martes, 3 de diciembre de 2019
Adrián Giacchino sera reconocido como personalidad destacada de Buenos Aires.
Adrián Giacchino -recientemente declarado por la Legislatura
Porteña como “Personalidad Destacada de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en
el ámbito de la Educación, Ciencia y Tecnología”- es uno de los mayores
filántropos argentinos, dedicado de lleno a la pasión de su vida: la ciencia y
la conservación de la naturaleza. Creó instituciones científicas, reservas
naturales y museos a lo largo y ancho del país. En estos tiempos que corren
vale la pena conocer su tarea silenciosa.
Su interés por las ciencias naturales se remonta a sus seis
años de edad cuando recibió de regalo el libro “El mundo de los animales
prehistóricos” del zoólogo y divulgador científico Marcos Freiberg. Según
Giachino señala las visitas mensuales cuando no quincenales o semanales al
Museo Argentino de Ciencias Naturales más ese libro, definieron, entre sus 6 y
10 años de edad, su vocación. Por esos años también comenzó a reunir una
pequeña colección de objetos de historia natural.
Años más tarde, a los 14, comenzó como colaborador del Museo
Argentino de Ciencias Naturales. A los 15 realizó sus primeras gestiones para
mejorar un museo. Y a los 22 creó la Fundación Azara, que dos décadas después
es una institución de referencia internacional en la temática de las ciencias
naturales, ambientales y antropológicas.
Desde entonces ha dedicado su vida a las ciencias naturales
y a la conservación de la naturaleza, especialmente desde la gestión
institucional. Se ha especializado en historia de las ciencias naturales en la
Argentina del siglo XX y gestión de instituciones dedicadas a la investigación
en ciencias naturales y a la conservación de la naturaleza. De hecho en opinión
de sus colegas se lo considera en ese último campo uno de los máximo referentes
del país.
La filantropía comúnmente se confunde con caridad aunque no
toda caridad es filantropía. La diferencia es que la caridad alivia los
problemas sociales, mientras que la filantropía intenta resolver esos problemas
de manera definitiva y eso es lo que intenta hacer Giacchino en su tarea diaria
silenciosa. Como decía el sabio Maimónides, es la diferencia entre dar un
pescado a un hombre hambriento y enseñarle a pescar.
Giacchino nació en la Ciudad de Buenos Aires un 24 de
febrero del año 1978 y actualmente con 41 años dirige desde hace dos décadas la
Fundación Azara.
Giachino nació en CABA en 1978
Giacchino inició los Congresos Nacionales de Conservación de
la Biodiversidad y contribuyó con la creación de carreras ambientales en
distintas universidades argentinas. Integró Comisiones Técnicas de los
Ministerios o Secretarías de Ambiente y Desarrollo Sustentable y de Ciencia,
Tecnología e Innovación Productiva de la Nación, entre otros organismos
nacionales, provinciales y municipales.
Dirigió distintas colecciones editoriales como “Ciencia para
Todos” de Ediciones Continente y “Miradas de la Argentina”, una serie realizada
con el Plan de Lectura del Ministerio de Educación de la Nación. Fue asesor de
la colección “Exploradores y viajeros de la Patagonia” publicada por Ediciones
Continente.
Giacchino inició los Congresos Nacionales de Conservación de
la Biodiversidad y contribuyó con la creación de carreras ambientales en
distintas universidades argentinas
Promovió desde la Fundación Azara la creación de áreas
naturales protegidas provinciales, municipales y privadas, especialmente en las
provincias de Misiones, Buenos Aires y Entre Ríos. Junto a Juan Carlos Chebez
promovió la firma del convenio entre la Administración de Parques Nacionales y
el Ministerio de Defensa de la Nación para el establecimiento de los
denominados “Espacios Nacionales de Interés para la Conservación de la
Biodiversidad” en propiedades de las Fuerzas Armadas.
Trabajó en la organización y curaduría de exhibiciones de
divulgación científica presentadas en numerosos países: España, Italia, Rusia,
Singapur, Tailandia, Israel, Estados Unidos, Argentina, Chile, Perú, Ecuador,
Bolivia, Uruguay, Colombia y Brasil.
Propició con una gran mirada federal y en conjunto con
distintos organismos y actores la refuncionalización del Centro de Rescate,
Rehabilitación y Recría de Fauna Silvestre Güirá Oga en Puerto Iguazú,
Misiones; la creación del Paisaje Protegido Delta Terra y su pequeño Centro de
Rescate de Fauna Silvestre Rioplatense en la primera sección de islas del delta
del Paraná, Tigre, Buenos Aires; la puesta en valor del sitio arqueológico
incaico El Shincal de Quimivil en Londres, Catamarca; la creación del Centro de
Información de Fauna Marina del Golfo San Matías en Las Grutas, Río Negro; la
restauración de la Casa Jacobacci y su inauguración como Museo de Ciencias Naturales
y Antropológicas de la Costa Patagónica “Ing. Guido Jacobacci” en San Antonio
Oeste, Río Negro; la creación del Museo Folklórico de Londres, Catamarca; la
puesta en valor del Parque Arqueológico La Tunita en Ancasti, Catamarca; la
reinauguración del Museo de Ciencias Naturales y Arqueología “Prof. Manuel
Almeida” en Gualeguaychú, Entre Ríos; la creación del Museo de Ciencias
Naturales de Miramar en General Alvarado, Buenos Aires; la próxima inauguración
del Museo de Historia Natural de San Martín de los Andes, Neuquén; entre muchos
otros proyectos.
Trabajó en la organización y curaduría de exhibiciones de
divulgación científica presentadas en numerosos países: España, Italia, Rusia,
Singapur, Tailandia, Israel, Estados Unidos, Argentina, Chile, Perú, Ecuador,
Bolivia, Uruguay, Colombia y Brasil.
Fue co-productor en la serie “Creando bestias prehistóricas”
que contó con apoyo del INCAA. Fue asesor técnico de la serie “Área 23”
producida para Tecnópolis TV, co-productor de la Campaña “Huella Ecológica”
junto al Estudio Gaby Herbstein y co-productor de la serie “Naturalistas
Viajeros” para canal Encuentro. Participó en el documental sonoro “Félix de
Azara, la evolución de un naturalista de frontera” realizado por la Radio
Nacional de España.
Desde la Fundación Azara, promovió junto a un equipo
seleccionado -de investigadores, naturalistas, técnicos y gestores culturales-
el descubrimiento de 75 especies fósiles y vinientes nuevas para la ciencia; el
desarrollo de un centenar de proyectos de investigación y conservación; el
apoyo a proyectos de más de doscientos investigadores y naturalistas
pertenecientes a diversas universidades, centros de investigación y otras
organizaciones no gubernamentales de la Argentina y países limítrofes; el
rescate y atención a más de 4.000 de animales silvestres víctimas
principalmente de accidentes viales y del tráfico ilegal; la creación de más de
una decena de reservas naturales; la creación de seis nuevos museos; la puesta
en valor de sitios arqueológicos en el noroeste argentino; la formación de una
colección científica de más de 200.000 objetos de historia natural que
conforman un patrimonio científico y cultural de relevancia nacional; la
edición de más de trescientos libros de ciencia y naturaleza; el acercamiento
de más de trescientos mil jóvenes a las diferentes actividades educativas; la
visita de más de cinco millones de personas en el mundo a las exhibiciones
itinerantes sobre temas científicos.
Su trayectoria joven hace recordar -aunque desde luego con
una mirada de compromiso social del siglo XXI- a las figuras del botánico
Miguel Lillo o del perito Francisco P. Moreno, esos hombres de exploración y
ciencia que se comprometieron profundamente con el progreso del país, propiciando
instituciones dedicadas al conocimiento y la educación de nuestra sociedad.
En el contexto mundial de preocupación creciente por la
problemática ambiental que atraviesa todo el Planeta, su ardua tarea silenciosa
en este extremo austral del mundo cobra más relevancia y vigencia que nunca.
Fuente A24.
lunes, 2 de diciembre de 2019
Novedades - Diciembre en PaleoArgentina Web.
Novedades - Diciembre en PaleoArgentina Webhttp://www.grupopaleo.com.ar/paleoargentina/principal.htm
Phractocephalus yaguaron, un nuevo pez monstruoso del Mioceno Argentino.
El río Paraná es el mayor curso de agua de la Argentina y
uno de los más grandes de América del Sur. Su cuenca tiene una larguísima
historia que se remonta a varios millones de años antes del presente.
Actualmente se encuentra bien separada de su vecina del Norte, la super cuenca
del río Amazonas. Pero esto no siempre fue así, y los fósiles de peces son muy
importantes para entender las antiguas conexiones entre las cuencas de los
grandes ríos Sudamericanos.
Investigadores del Museo de La Plata ya habían sentado las
bases sobre los restos de los peces que vivían en el pasado en nuestros ríos,
describiendo restos de pirañas gigantes, chafalotes, dorados y bagres.
En esta semana los investigadores Sergio Bogan y Federico
Agnolín de la Fundación Azara, la Universidad Maimónides y el Museo Argentino
de Ciencias Naturales "Bernardino Rivadavia", dieron a conocer una
nueva especie extinta, pariente del gigante bagre de cola roja que actualmente
vive en los ríos Orinoco y Amazonas.
Los fósiles fueron originalmente hallados en las barrancas
del río Paraná en la provincia de Entre Ríos y tienen 10 millones de años de
antigüedad.
Los investigadores lo nombraron Phractocephalus yaguaron.
Yaguarón es una palabra Guaraní para designar a un ser mitológico prehispánico
muy arraigado en la cultura popular del litoral y del norte argentino. Se lo
representa como un pez gigantesco, verdoso y de lomo y cabeza chata. Asoma sólo
parte de su cuerpo a la superficie del agua y se revuelve en el fondo formando
grandes remolinos que serían responsables de hundir pequeñas embarcaciones.
Algunas de las descripciones sugieren que este animal presenta cabeza de pez o
similar a la del ganado y el cuerpo recordaría al de una serpiente. El Yaguarón
es un monstruo que vive en las profundidades, y es especialmente mencionado
para el río Paraná. Se cree que por las noches de luna llena, se desplaza y
socava las barrancas provocando desmoronamientos que cobran muchas veces las
vidas de hombres y animales.
Los restos del cráneo de este pez son tan grandes y gruesos
que se encontraban hacía años en las colecciones del Museo Argentino de
Ciencias Naturales identificados erróneamente como los restos de un colosal
cocodrilo. Los restos conservados indican que este bagre gigante habría
superado los dos metros de longitud y probablemente más de 70 kilogramos de
peso.
El artículo fue publicado en la revista científica Journal
of Vertebrate Paleontology de la Sociedad Americana de Paleontología de
Vertebrados.
Ilustración: Sebastian Rozadilla, representando la especie
en primer plano. Imagen: fragmento de cráneo. Fuente Fundación Azara.
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