jueves, 19 de diciembre de 2019

Presentan una nueva especie de rata espinosa fósil del Pleistoceno, hallada cerca de Miramar.



 
 
El descubrimiento se produjo en los acantilados de la costa atlántica, unos 30 kilómetros al sur de la ciudad de Miramar. Se estima que la nueva especie medía unos 20 centímetros y, posiblemente, habría usado sus espinas para defenderse de los depredadores.

Por sorprendente que parezca, algunos roedores con espinas actuales pueden llegar a ocasionar la muerte de un león que ose atacarlos. Pero no es posible saber si esta nueva especie fósil -Proclinodontomys dondasi- habría tenido el mismo éxito ante los posibles ataques de los depredadores de su época, entre los cuales se encontraba el tigre dientes de sable y varias especies de lobos pampeanos extintos.

La doctora Adriana Candela, investigadora del Museo de La Plata (MLP) y del CONICET, comentó a la Agencia CTyS-UNLaM que “una de las características más distintivas de Proclyodontomys dondasi es que tenía los dientes incisivos muy proyectados hacia adelante, mucho más que las ratas espinosas que viven en el presente”.

El nombre Proclinodontomys hace referencia a esta característica en sus dientes. “Además, el cráneo tiene fosas profundas y crestas muy marcadas, lo que indica que tenía una musculatura masticatoria poderosa”, agregó la autora principal de este estudio publicado en la revista científica Journal of Paleontology.

Los ejemplares que sirvieron para describir esta nueva especie de roedor fueron descubiertos en las inmediaciones del arroyo Chocorí ubicado en el partido de General Alvarado. El área de hallazgo se encuentra incluida en un sector de la costa bonaerense comprendido entre Centinela del Mar y Mar del Sur.

Los restos de esta especie se encuentran en el Museo de Ciencias Naturales de la ciudad de Miramar. El doctor Marcos Cenizo, director de la División Paleontología del Museo de Historia Natural de La Pampa e investigador de la Fundación Azara, indicó a la Agencia CTyS-UNLaM que “el área donde se produjo el hallazgo es muy importante desde el punto de vista patrimonial y existe un proyecto para que se establezca como Reserva natural; hay más de 150 trabajos de paleontología y arqueología a partir de los restos encontrados en ese lugar”.

En dichos acantilados, hay sedimentos de diversos momentos prehistóricos que van desde los dos millones a los 10 mil años de antigüedad. En el transcurso de ese tiempo hubo períodos con grandes variaciones climáticas: durante las etapas frías y áridas, habitaron mamíferos y vertebrados similares a los de la Patagonia y, en los momentos más cálidos, se desarrolló una fauna asociada a los animales del Brasil actual.

“Además, sobre el final de este periodo de tiempo, los primeros humanos ingresaron a Sudamérica generando un impacto dramático sobre los ecosistemas”, contó Cenizo.

El investigador Ulyses Pardiñas, investigador del CONICET y del Instituto Nacional de Biodiversidad de Ecuador, analizó que “si la diversidad de la vida es abundante en el presente, la que existió en el pasado es aún mucho mayor, porque en él tenemos concentrada la biodiversidad de 4500 millones de años de vida”.

“Más allá de que conocemos muchas especies de dinosaurios y de roedores extintos, lo cierto es que conocemos una parte muy pequeña de lo que es el registro fósil”, aseveró Pardiñas a la Agencia CTyS-UNLaM.

El científico indicó que esta nueva especie “tiene una característica particular, porque los roedores equímidos -que son los roedores con espinas- no son frecuentes en las partes templadas del país, sino en regiones tropicales o subtropicales, por lo que haber encontrado esta forma en la parte sur de Buenos Aires indica que, quizás, las condiciones ambientales eran distintas a las actuales”.

Pardiñas aclaró que no se sabe con certeza los hábitos de este roedor fósil y sus requerimientos ambientales estrictos. “Lo que hacemos son inferencias; tratamos de interpretar a estos animales del pasado a partir de los roedores similares que viven actualmente. Y, en la actualidad, solo hay una especie semejante en Corrientes y en Brasil, por lo que suponemos que podría haber necesitado temperaturas más altas”.

Respecto a las espinas, el investigador sopesó que “podrían haber sido un método defensivo, antidepredador, pero también podrían haber sido simples adaptaciones de tipo térmico o que fuesen adaptaciones que les quedaron del pasado y no tuvieran una mayor función”.

Puede que Proclinodontomys dondasi se extinguiera entre unos 500 y 400 mil años atrás. Este estudio permitió, además, establecer que otra especie emparentada, Proclinodontomys mordax, sobrevivió hasta al menos unos 10 mil años atrás en el sur de Brasil. La ilustración de la nueva especie fósil argentina fue realizada por el ilustrador Pablo Núñez del Museo de Historia Natural de La Pampa.

El nombre de este roedor extinto es también un reconocimiento a Alejandro Dondas, quien estuvo a cargo de la Sección Paleontología del Museo de Ciencias Naturales de Mar del Plata. “Alejandro fue una persona generosa que contribuyó mucho al conocimiento, la conservación y la difusión del enorme patrimonio paleontológico de la costa bonaerense”, aseveró Pardiñas.

De esta investigación también participaron Daniel Tassara del Museo Municipal de Ciencias Naturales Pachamama; Céline Robinet, Luciano Rasia y Nahuel Muñoz de la División Paleontología Vertebrados del Museo de La Plata; y Carola Cañón Valenzuela del IDEAus-CONICET.


jueves, 12 de diciembre de 2019

Descubrieron dos nuevas especies de dinosaurios en Santa Cruz.




Fue en un yacimiento que se encuentra unos 30 kilómetros al sur de El Calafate. Los investigadores quedaron impactados ya que también hallaron restos de plantas prehistóricas.
Se halló una nueva especie de titanosaurio de más de 20 metros de longitud junto a fósiles de mamíferos, serpientes, caracoles, peces, ranas, tortugas y aves. Este sorprendente yacimiento se encuentra unos 30 kilómetros al sur de El Calafate y corresponde a la época previa a la extinción masiva de los dinosaurios.
En este sitio ubicado al sudoeste de la provincia de Santa Cruz, más precisamente en una montañadesde la que se puede observar el glaciar Perito Moreno, también se descubrieron hojas, madera petrificada y abundante polen de plantas prehistóricas durante las campañas realizadas en enero y marzo de 2019.
En relación a la gran cantidad y diversidad de fauna y flora hallada, el doctor Fernando Novas, investigador del Museo Argentino de Ciencias Naturales (MACN) y del CONICET, destacó a la Agencia CTyS-UNLaM: “Pocas veces, un yacimiento ofrece tanta información como éste; tenemos una gran cantidad de información de naturaleza ecológica”.
“Debido a que el yacimiento queda en lo alto de una montaña de muy difícil acceso,  representó un desafío enorme para nosotros, los paleontólogos, realizar dichas campañas”, mencionó el experto.
Estos fósiles ayudarán a describir el ecosistema que precedió a la extinción masiva de los dinosaurios. El doctor Novas afirmó que “es poco lo que se sabe en América del Sur y en todo el hemisferio sur acerca de cómo se extinguieron los dinosaurios; la mayor cantidad de información proviene de Norteamérica y de Europa, en tanto que las rocas de este yacimiento van desde los 75 a los 65 millones de años de antigüedad aproximadamente, por lo que nos permitirán ver la secuencia de cómo fueron cambiando las faunas hasta la extinción final de ese grupo”.
“Seguramente, en los próximos años, podremos comprender cómo fue esa secuencia y, quizás, las causas que aquí, en el extremo sur de Sudamérica, provocaron la extinción de los dinosaurios y otros reptiles que convivían con ellos”, añadió.
El doctor Federico Agnolin, también investigador del MACN y del CONICET, relató a la Agencia CTyS-UNLaM que el geólogo Francisco Nullo, en 1980, fue el primero en divisar fósiles de un dinosaurio cuando recorría estos estratos de rocas.
“En aquel entonces, hace ya casi 40 años, Nullo dio aviso a José Bonaparte, un gran paleontólogo argentino, pero como ese lugar es inaccesible con vehículos, encontraron fósiles pero no pudieron extraerlos”, contó.
Durante el verano de 2019, un equipo liderado por Fernando Novas organizó una campaña a este sitio para ver si lograba redescubrir los restos, pero lo que encontraron fue aun mayor a lo esperado.
Agnolin destacó que “encontramos una infinidad de fósiles de dinosaurios, pero también tuvimos la suerte de hallar granos de polen y animales pequeños, lo cuales vienen a ser figuritas difíciles en cualquier descubrimiento, entre los que hay mamíferos, aves, lagartijas, reptiles e incluso caracoles terrestres, que son hallazgos rarísimos”.
Para estudiar todos estos hallazgos, se reunió un equipo numeroso de paleontólogos especializados en plantas, en invertebrados, en caracoles, como así también de geólogos.
“Armamos un trabajo extensísimo en el que le pusimos nombre a varias especies de dinosaurios argentinos: uno de ellos es un animal herbívoro enorme que superaba los 20 metros de longitud, Nullotitan glacialis, en alusión al geólogo Francisco Nullo y a que desde el yacimiento se puede observar el glaciar Perito Moreno”, observó Agnolín.
También, el grupo liderado por Novas presentó otra nueva especie de dinosaurio herbívoro, llamado Isasicursor santacrucensis, en referencia a Marcelo Isasi, un explorador y preparador de fósiles del MACN. La ilustración de ambas nuevas especies fue realizada por el investigador Sebastián Rozadilla.
En marzo del año de próximo, el equipo liderado por Novas regresará a este yacimiento extraordinario que permitirá, acaso, describir con claridad lo que sucedió en los últimos millones de años de la edad de oro de los dinosaurios en el hemisferio sur.

lunes, 9 de diciembre de 2019

Descubren numerosos fósiles con una antigüedad de 200 mil años.



Son restos de cinco mamíferos recuperados en el lecho de un río prehistórico
El descubrimiento de una asociación de fauna fósil cuya antigüedad se estima superior a los 200.000 años, fue realizado por el equipo del Museo Paleontológico de San Pedro, a unos 10 kilómetros al Este de la ciudad.
El sitio del hallazgo, conocido como Campo Spósito, tiene la particularidad de haber sido el fondo de un río durante la prehistoria de la zona. Allí, lograron preservarse los abundantes materiales descubiertos recientemente por el grupo del Museo.
Los restos fósiles hallados pertenecieron a diferentes mamíferos que vivieron y murieron en ese antiguo ecosistema. Los más numerosos son los restos de toxodontes, grandes herbívoros de aspecto similar al de un hipopótamo actual. Con una masa corporal que superaba los 1.000 kilogramos, poseían una estructura física compacta, con huesos grandes y poderosos para soportar un volumen muscular importante.
Otros restos recuperados corresponden a lestodontes, perezosos terrestres gigantes cuya longitud se estima en unos 4 metros de largo y un peso que superaba las 2 toneladas. Poseían grandes caninos que salían a ambos lados de su boca que les servían como armas de defensa. Garras de estos animales recuperadas en el sitio superan los 20 cm de longitud.
Entre el cúmulo de restos fósiles se hallaron, además, piezas de morenelaphus, ciervos de tamaño mediano a grande cuya presencia está documentada por la aparición de cornamentas, partes de algunas extremidades, ramas mandibulares y dos cráneos; uno de ellos, muy bien preservado.
Se recuperaron, además, restos fósiles de dos especies de caballos: Equus (que es el caballo que conocemos en nuestros días) e Hippidion (un caballo algo más bajo, de aspecto similar a una cebra actual). Los restos extraídos corresponden a varios ejemplares.
De acuerdo a las consideraciones vertidas desde el Grupo Conservacionista de Fósiles, equipo del Museo Paleontológico de San Pedro, “Este descubrimiento, junto a otros que venimos efectuando en la zona, nos permiten armar una imagen bastante aproximada acerca de cómo fueron cambiando los hábitats y las asociaciones de fauna durante el Pleistoceno medio a tardío, conociendo directamente a los animales que habitaron la región, sus preferencias ambientales y sus características físicas.
Entre los restos descubiertos hay un gran fémur en excelente estado de conservación que nos permitirá conocer la masa de ese ejemplar. Con respecto a los caballos fósiles, consideramos que están entre los ejemplares más antiguos del país ya que se recuperaron de una edad geológica en la que prácticamente se desconocía su presencia.
Resulta muy interesante ver la convivencia de especies tan diferentes entre sí, en un ambiente de verdes praderas surcado por un río prehistórico”.

viernes, 6 de diciembre de 2019

Paleontólogo argentino de la Fundación Azara presento el primer dinosaurio de Ecuador.




Restos de dinosaurios han venido hallándose a lo largo del siglo XX en numerosos países sudamericanos. Los principales son Argentina y Brasil, pero Chile, Perú, Bolivia y Colombia han provisto restos también en forma de miles de huellas fósiles y a veces en forma de esqueletos o huesos aislados. De hecho, hay quienes han pensado en la región Andina como un vasto corredor norte-sur que favoreció el intercambio de dinosaurios y otras faunas a la vera de un brazo de mar que inundara el continente a fines del período Cretácico (hace unos 70 millones de años). Sin embargo, hasta el momento, ningún hueso había sido reportado para Ecuador.


En 2018, en el marco de la preparación del Primer Curso Latinoamericano de Paleontología de Vertebrados en la ciudad de Piura, Perú, invitado por el Dr. Jean Noel Martínez, el Dr. Sebastián Apesteguía, jefe de paleontología de la Fundación Azara viajó con el fin de sumarse al staff docente del curso y también para dar una conferencia en la Universidad de Loja, Ecuador. Allí entró en contacto con los geólogos John E. Soto Luzuriaga, José Tamay Granda y Galo A. Guamán Jaramillo, quienes le mostraron huesos hallados en Ecuador. Sin demora, partieron al día siguiente a visitar la localidad fosilífera.


La región de Yamana se sitúa en el valle Casanga, cantón Paltas, provincia de Loja, en el sudoeste de Ecuador. Se trata de una región serrana y semiárida donde crecen grandes “palos borrachos” y pastorean cabras. Un tiempo antes, recorriendo la cuenca seca de un arroyo, el Sr. Víctor Francisco Celi Ríos dio con huesos en la pared rocosa y los extrajo. Luego se contactó con el Sr. Marco Antonio Paladines Balcázar quien los puso a resguardo. Sin embargo, aunque la mayor parte de ellos fueron depositados en la colección del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, un elemento extra se conservó en la colección de la Universidad Técnica Particular de Loja, donde lo pudo ver Apesteguía.


Es en ese contexto en que el Dr. Sebastián Apesteguía suma al Dr. Pablo A. Gallina, ambos investigadores de CONICET en la Fundación Félix de Azara, de la Universidad Maimónides, asociándose con el equipo geológico de la Universidad Técnica Particular de Loja con el fin de estudiar el hallazgo.


El análisis de los restos reveló que se trataba de restos de dinosaurios saurópodos, los herbívoros de cuello largo, del grupo de los titanosaurios, los más abundantes en el hemisferio sur. Pero dentro de los titanosaurios, los fósiles fueron asignados al pequeño grupo de los saltasaurinos, un grupo muy especial de saurópodos.


Se conoce apenas un puñado de especies de saltasaurinos: Saltasaurus, Neuquensaurus y Rocasaurus. Todos estos dinosaurios vivieron entre los 85 y 65 millones de años atrás y se los considera como los últimos saurópodos en aparecer, casi al borde de la extinción del grupo.
El primero del grupo, Neuquensaurus australis, fue publicado en 1893 por Richard Lydekker, y los otros se sumarían hacia 1980.


Lo interesante de los saltasaurinos es su pequeño tamaño (hasta 6 metros de largo), su robustez (los huesos de sus miembros son cortos y gruesos), su coraza protectora (poseían una malla protectora de pequeños huesecillos metidos en la piel) y su gran neumaticidad (todos los huesos de sus vértebras estaban perforados por cámaras de aire que los hacían más livianos). Algunos han pensado que esta variedad enana de los mayores titanes que pisaron la tierra evolucionaron en relación a las grandes ingresiones de brazos de mar que hacia fines del Cretácico inundaron el continente sudamericano, generando islas donde el pequeño tamaño era una ventaja. A fines del Cretácico se extinguieron junto con sus compañeros dinosaurianos.


Los resultados del estudio de los restos indican que se trata de una nueva especie, que fue nombrada como Yamanasaurus lojaensis, en referencia a la localidad del hallazgo.
El trabajo fue preparado por los siguientes investigadores:


El Dr. Sebastián Apesteguía, paleontólogo, es investigador de CONICET y difusor de las ciencias naturales en los medios, dirige el Área de Paleontología de la Fundación Azara”. Además de sus publicaciones científicas es autor de libros para el público como “Nuestros Dinosaurios” y “Vida en Evolución” y es columnista del programa Científicos Industria Argentina. El Dr. Pablo Ariel Gallina, paleontólogo, investigador de CONICET, especialista en saurópodos, trabaja en el Área de Paleontología de la Fundación de Historia Natural “Félix de Azara” (CEBBAD, CONICET), que funciona en la Universidad Maimónides, Argentina. El Dr. John E. Soto Luzuriaga, geólogo, especialista en riesgo geológico. Se sumaron los aportes del Dr. José Tamay Granda y el Dr. Galo A. Guamán Jaramillo.


El trabajo científico fue publicado en el último número de la prestigiosa revista científica Cretaceous Research. El título del trabajo en inglés es “The first dinosaur remains from the Cretaceous of Ecuador”. El material estudiado consiste en restos de un esqueleto desarticuladoe incompleto. Entre los huesos descubiertos destacan dos vértebras del sacro, una de la cola y restos del húmero, radio y tibia.


En la zona afloran areniscas de matriz carbonática de unos 68 a 65 millones de años de antigüedad, conocidas como Formación Río Playas, depositadas en una época en la que, como aún no existía la cordillera de los Andes, y el océano Atlántico recién comenzaba a esbozarse, la región de ecuatoriana era bañada por el océano Pacífico. Fuente; Gacetilla Institucional. Imágenes del nuevo dinosaurio de Ecuador. Ultima foto, el paleontólogo Sebastián Apesteguia con un T-Rex, ilustrativo.

jueves, 5 de diciembre de 2019

Los dinosaurios invaden Neuquén y te contamos dónde encontrarlos.


Varias ciudades de la provincia ofrecen a los turistas pasar por sus museos a conocer la historia de estos animales prehistóricos. Se pueden ver huesos originales, réplicas, revivir una expedición y aprender todo acerca de la vida hace millones de años.
La Provincia de Neuquén tiene múltiples opciones para los amantes de los dinosaurios. Sus museos y experiencias en terreno ofrecen un contacto de primera mano con huesos originales, réplicas y estatuas de estos gigantes que habitaron hace millones de años. Una salida que, con cada recorrido, lleva a conocer restos fósiles de dinosaurios pequeños y grandes, carnívoros como herbívoros. Incluso huellas que dejaron su presencia marcada en el territorio neuquino. También hay animales marinos prehistóricos. Un manantial para saciar la sed de los fanáticos por estos seres que despiertan pasiones.
Villa El Chocón
A solo 1 hora de la capital neuquina, se encuentra la localidad de Villa el Chocón, caracterizada por sus tierras rojizas del Cretácico. Un lugar que ya con sus carteles da cuenta que se está en un paraíso prehistórico.
El Museo Municipal Ernesto Bachmann tiene piezas originales y réplicas de dinosaurios carnívoros y herbívoros. En exhibición está el Giganotosaurus, el abanderado de la ciudad, un carnívoro de 14 metros de largo. Se muestran sus restos originales y además una réplica de este enorme terópodo. Otro de los carnívoros son el Skorpiovenator de seis metros de largo y una réplica del Carnotaurus Sastrei.
Entre sus dinosaurios tiene cuatro herbívoros de cuello largo. Son el Choconsaurus, Neuquensaurus, Bajadasaurus, y Amargasaurus.
Una de las propuestas ideales para los más chicos que tiene el museo es el programa Paleontólogo por un Día, a un costo de 30 pesos. Se trata de un juego en un arenero donde se entierran huesos y en el que a los niños se les da palitas y vestimenta de investigadores para que de manera recreativa se diviertan descubriendo fósiles. Al terminar, se llevan de recuerdo un certificado que fueron paleontólogos.
El museo abre de lunes a lunes de 8 a 19. El costo es de 50 pesos para mayores de 6 años, con descuentos para jubilados y pensionados.
Otra opción de la villa es este itinerario por la era de los dinosaurios es dirigirse hacia el Balneario Las Huellas, que se llega por el camino de acceso al barrio Llequén. Allí hay dos museos de sitio que conservan huellas prehistóricas, que se pueden visualizar sobre unas pasarelas sobre la costa del lago.
Rincón de los Sauces
Un lugar pujante y que suma cada vez más dinos a su colección es el museo Argentino Urquiza de Rincón de los Sauces y el parque que está contiguo. El lugar exhibe fósiles originales de Viavenator exxoni (un dinosaurio terópodo abelisaurio), de Overosaurus paradasorum (dinosaurio saurópodo), y Mahuidacursor lipanglef (dinosaurio ornitópodo).
Además hay dos saurópodos titanosaurios indeterminados y dos ejemplares de tortugas prehistóricas.
Un gran atractivo del sitio es su parque al aire libre donde se pueden observar réplicas en vida de decenas de dinosaurios y animales prehistóricos, que recrean el enorme tamaño que tenían estas bestias que dominaron el mundo hace millones de años. Hay carnívoros, herbívoros, ornitópodos, cocodrilos, serpientes, y reptiles voladores.
El horario del museo es de martes a viernes de 9 a 21, y sábados, domingos y feriados de 16 a 21. De 5 a 14 años el valor de la entrada es de 25 pesos, mayores de 15 años pagan 50 pesos, y jubilados, personas con discapacidad y menores de 5 años no abonan entrada. El paseo incluye una visita guiada.
En Zapala
El museo de la ciudad que conserva la colección de minerales más importante de Latinoamérica, exhibe restos originales de dinosaurios.
Entre ellos el dinosaurio más antiguo conocido hasta el momento para el territorio neuquino (Isaberrysaura mollensis). Además, otros ejemplares herbívoros como el Zapalasaurus bonapartei y Comahuesarurus windhauseni.
También, hay una importante diversidad de vertebrados e invertebrados (entre ellos amonites de gran tamaño) de edad mesozoica y cenozoica.
Los restos de reptiles marinos que habitaron nuestro territorio entre los 180 y 120 millones de años atrás, representados por ictiosaurios, pliosaurios, cocodrilos y tortugas marinas son un punto de interés para muchos.
Completan la muestra de vertebrados mesozoicos cocodrilos terrestres y un reptil volador. La entrada es libre y gratuita. El horario es de lunes a viernes de 8:30 a 19:30.
En Senillosa
Está el museo de ciencias naturales, que está dentro del circuito de la Ruta de los Dinosaurios del Neuquén. Tiene dentro de sus muestras a un cocodrilo de millones de años de antigüedad.
Las Lajas
Sobre la ruta 40, pegado a la terminal de ómnibus hay un museo que exhibe los restos del Pilmatueia, un ejemplar de un grupo de dinosaurios con pocos especímenes en el mundo. El ingreso es gratuito. Se puede visitar de lunes a lunes de 7 a 22.
Hay restos fósiles originales de un herbívoro todavía sin identificar de unos 135 millones de años.
También una de sus salas tiene una arena de dos metros cuadrados donde hay huellas originales de dinosaurios herbívoros, con gusanos, y restos vegetales.
Otra de sus colecciones es un yacaré bebé prehistórico de 120 millones de años y un antiguo oso perezoso.
Lago Los Barreales
Si el visitante busca una experiencia en terreno y vivir de primera mano ser paleontólogo, una opción única en Sudamérica es la que se ofrece en el Parque Natural Paleontológico “Proyecto Dino” del Lago Los Barreales. El público puede ver el trabajo en un ecosistema de fósiles de 90 millones de años, desde la excavación de un dinosaurio hasta que está montado en un museo.
En el sitio ya se han encontrado más de 1000 fósiles de dinosaurios terópodos, saurópodos, ornitópodos, reptiles voladores, cocodrilos, peces y plantas.
Este área paleontológica se ubica en la zona de Loma de la Lata, sobre la costa norte del lago artificial, en el kilómetro 65 por la Ruta Provincial 51.
Los horarios para las visitas son las 10:30 y las 15, y tiene un circuito de tres horas.
El costo para el público en general es de 300 pesos, para extranjeros es de 700 pesos, y jubilados y niños 200 pesos. Si el turista desea una actividad más completa, hay un paquete de un día completo que cuesta 110 dólares, y otro que dura dos días y una noche a 295 dólares. Es una aventura en la que el visitante puede experimentar en su propia piel la tarea de un paleontólogo, junto a un equipo de profesionales, haciendo trecking, exploración y excavación.
Toda la información puede consultarse en www.proyectodino.com.
`Por  GABRIEL DAL PIVA Diario Rio Negro

El tiburón más grande de todos los tiempos.



Sumamos otra nota divulgativa y muy recomendable, realizada por Sergio Bogan de la Fundación Azara y Universidad Maimonides. Conoce a Megalodon....

De Colección. Joyitas de la Fundación Azara. Dientes del gran Megalodon. La formación y conservación de colecciones científicas se encuentra entre los objetivos v la Fundación Azara desde su misma creación.

Actualmente la Fundación alberga miles de ejemplares geológicos, paleontológicos, biológicos y antropológicos, muchos de los cuales integraban originalmente las colecciones de grandes exponentes de la ciencia en la Argentina.

 Dar a conocer este importante acervo es una forma de mantener viva la dedicación, pasión y sabiduría de esos personajes. Día a día, las colecciones de la Fundación siguen creciendo y son consultadas permanentemente por nuevos investigadores, para contribuir así, progresivamente, a la construcción colectiva al condimento científico.


martes, 3 de diciembre de 2019

Adrián Giacchino sera reconocido como personalidad destacada de Buenos Aires.

Adrián Giacchino -recientemente declarado por la Legislatura Porteña como “Personalidad Destacada de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en el ámbito de la Educación, Ciencia y Tecnología”- es uno de los mayores filántropos argentinos, dedicado de lleno a la pasión de su vida: la ciencia y la conservación de la naturaleza. Creó instituciones científicas, reservas naturales y museos a lo largo y ancho del país. En estos tiempos que corren vale la pena conocer su tarea silenciosa.
Su interés por las ciencias naturales se remonta a sus seis años de edad cuando recibió de regalo el libro “El mundo de los animales prehistóricos” del zoólogo y divulgador científico Marcos Freiberg. Según Giachino señala las visitas mensuales cuando no quincenales o semanales al Museo Argentino de Ciencias Naturales más ese libro, definieron, entre sus 6 y 10 años de edad, su vocación. Por esos años también comenzó a reunir una pequeña colección de objetos de historia natural.
Años más tarde, a los 14, comenzó como colaborador del Museo Argentino de Ciencias Naturales. A los 15 realizó sus primeras gestiones para mejorar un museo. Y a los 22 creó la Fundación Azara, que dos décadas después es una institución de referencia internacional en la temática de las ciencias naturales, ambientales y antropológicas.
Desde entonces ha dedicado su vida a las ciencias naturales y a la conservación de la naturaleza, especialmente desde la gestión institucional. Se ha especializado en historia de las ciencias naturales en la Argentina del siglo XX y gestión de instituciones dedicadas a la investigación en ciencias naturales y a la conservación de la naturaleza. De hecho en opinión de sus colegas se lo considera en ese último campo uno de los máximo referentes del país.
La filantropía comúnmente se confunde con caridad aunque no toda caridad es filantropía. La diferencia es que la caridad alivia los problemas sociales, mientras que la filantropía intenta resolver esos problemas de manera definitiva y eso es lo que intenta hacer Giacchino en su tarea diaria silenciosa. Como decía el sabio Maimónides, es la diferencia entre dar un pescado a un hombre hambriento y enseñarle a pescar.
Giacchino nació en la Ciudad de Buenos Aires un 24 de febrero del año 1978 y actualmente con 41 años dirige desde hace dos décadas la Fundación Azara.

Giachino nació en CABA en 1978
Giacchino inició los Congresos Nacionales de Conservación de la Biodiversidad y contribuyó con la creación de carreras ambientales en distintas universidades argentinas. Integró Comisiones Técnicas de los Ministerios o Secretarías de Ambiente y Desarrollo Sustentable y de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación, entre otros organismos nacionales, provinciales y municipales.
Dirigió distintas colecciones editoriales como “Ciencia para Todos” de Ediciones Continente y “Miradas de la Argentina”, una serie realizada con el Plan de Lectura del Ministerio de Educación de la Nación. Fue asesor de la colección “Exploradores y viajeros de la Patagonia” publicada por Ediciones Continente.
Giacchino inició los Congresos Nacionales de Conservación de la Biodiversidad y contribuyó con la creación de carreras ambientales en distintas universidades argentinas
Promovió desde la Fundación Azara la creación de áreas naturales protegidas provinciales, municipales y privadas, especialmente en las provincias de Misiones, Buenos Aires y Entre Ríos. Junto a Juan Carlos Chebez promovió la firma del convenio entre la Administración de Parques Nacionales y el Ministerio de Defensa de la Nación para el establecimiento de los denominados “Espacios Nacionales de Interés para la Conservación de la Biodiversidad” en propiedades de las Fuerzas Armadas.
Trabajó en la organización y curaduría de exhibiciones de divulgación científica presentadas en numerosos países: España, Italia, Rusia, Singapur, Tailandia, Israel, Estados Unidos, Argentina, Chile, Perú, Ecuador, Bolivia, Uruguay, Colombia y Brasil.
Propició con una gran mirada federal y en conjunto con distintos organismos y actores la refuncionalización del Centro de Rescate, Rehabilitación y Recría de Fauna Silvestre Güirá Oga en Puerto Iguazú, Misiones; la creación del Paisaje Protegido Delta Terra y su pequeño Centro de Rescate de Fauna Silvestre Rioplatense en la primera sección de islas del delta del Paraná, Tigre, Buenos Aires; la puesta en valor del sitio arqueológico incaico El Shincal de Quimivil en Londres, Catamarca; la creación del Centro de Información de Fauna Marina del Golfo San Matías en Las Grutas, Río Negro; la restauración de la Casa Jacobacci y su inauguración como Museo de Ciencias Naturales y Antropológicas de la Costa Patagónica “Ing. Guido Jacobacci” en San Antonio Oeste, Río Negro; la creación del Museo Folklórico de Londres, Catamarca; la puesta en valor del Parque Arqueológico La Tunita en Ancasti, Catamarca; la reinauguración del Museo de Ciencias Naturales y Arqueología “Prof. Manuel Almeida” en Gualeguaychú, Entre Ríos; la creación del Museo de Ciencias Naturales de Miramar en General Alvarado, Buenos Aires; la próxima inauguración del Museo de Historia Natural de San Martín de los Andes, Neuquén; entre muchos otros proyectos.
Trabajó en la organización y curaduría de exhibiciones de divulgación científica presentadas en numerosos países: España, Italia, Rusia, Singapur, Tailandia, Israel, Estados Unidos, Argentina, Chile, Perú, Ecuador, Bolivia, Uruguay, Colombia y Brasil.
Fue co-productor en la serie “Creando bestias prehistóricas” que contó con apoyo del INCAA. Fue asesor técnico de la serie “Área 23” producida para Tecnópolis TV, co-productor de la Campaña “Huella Ecológica” junto al Estudio Gaby Herbstein y co-productor de la serie “Naturalistas Viajeros” para canal Encuentro. Participó en el documental sonoro “Félix de Azara, la evolución de un naturalista de frontera” realizado por la Radio Nacional de España.
Desde la Fundación Azara, promovió junto a un equipo seleccionado -de investigadores, naturalistas, técnicos y gestores culturales- el descubrimiento de 75 especies fósiles y vinientes nuevas para la ciencia; el desarrollo de un centenar de proyectos de investigación y conservación; el apoyo a proyectos de más de doscientos investigadores y naturalistas pertenecientes a diversas universidades, centros de investigación y otras organizaciones no gubernamentales de la Argentina y países limítrofes; el rescate y atención a más de 4.000 de animales silvestres víctimas principalmente de accidentes viales y del tráfico ilegal; la creación de más de una decena de reservas naturales; la creación de seis nuevos museos; la puesta en valor de sitios arqueológicos en el noroeste argentino; la formación de una colección científica de más de 200.000 objetos de historia natural que conforman un patrimonio científico y cultural de relevancia nacional; la edición de más de trescientos libros de ciencia y naturaleza; el acercamiento de más de trescientos mil jóvenes a las diferentes actividades educativas; la visita de más de cinco millones de personas en el mundo a las exhibiciones itinerantes sobre temas científicos.
Su trayectoria joven hace recordar -aunque desde luego con una mirada de compromiso social del siglo XXI- a las figuras del botánico Miguel Lillo o del perito Francisco P. Moreno, esos hombres de exploración y ciencia que se comprometieron profundamente con el progreso del país, propiciando instituciones dedicadas al conocimiento y la educación de nuestra sociedad.
En el contexto mundial de preocupación creciente por la problemática ambiental que atraviesa todo el Planeta, su ardua tarea silenciosa en este extremo austral del mundo cobra más relevancia y vigencia que nunca. Fuente A24.

lunes, 2 de diciembre de 2019

Novedades - Diciembre en PaleoArgentina Web.

Novedades - Diciembre en PaleoArgentina Webhttp://www.grupopaleo.com.ar/paleoargentina/principal.htm

Phractocephalus yaguaron, un nuevo pez monstruoso del Mioceno Argentino.


El río Paraná es el mayor curso de agua de la Argentina y uno de los más grandes de América del Sur. Su cuenca tiene una larguísima historia que se remonta a varios millones de años antes del presente. Actualmente se encuentra bien separada de su vecina del Norte, la super cuenca del río Amazonas. Pero esto no siempre fue así, y los fósiles de peces son muy importantes para entender las antiguas conexiones entre las cuencas de los grandes ríos Sudamericanos.
Investigadores del Museo de La Plata ya habían sentado las bases sobre los restos de los peces que vivían en el pasado en nuestros ríos, describiendo restos de pirañas gigantes, chafalotes, dorados y bagres.
En esta semana los investigadores Sergio Bogan y Federico Agnolín de la Fundación Azara, la Universidad Maimónides y el Museo Argentino de Ciencias Naturales "Bernardino Rivadavia", dieron a conocer una nueva especie extinta, pariente del gigante bagre de cola roja que actualmente vive en los ríos Orinoco y Amazonas.
Los fósiles fueron originalmente hallados en las barrancas del río Paraná en la provincia de Entre Ríos y tienen 10 millones de años de antigüedad.
Los investigadores lo nombraron Phractocephalus yaguaron. Yaguarón es una palabra Guaraní para designar a un ser mitológico prehispánico muy arraigado en la cultura popular del litoral y del norte argentino. Se lo representa como un pez gigantesco, verdoso y de lomo y cabeza chata. Asoma sólo parte de su cuerpo a la superficie del agua y se revuelve en el fondo formando grandes remolinos que serían responsables de hundir pequeñas embarcaciones. Algunas de las descripciones sugieren que este animal presenta cabeza de pez o similar a la del ganado y el cuerpo recordaría al de una serpiente. El Yaguarón es un monstruo que vive en las profundidades, y es especialmente mencionado para el río Paraná. Se cree que por las noches de luna llena, se desplaza y socava las barrancas provocando desmoronamientos que cobran muchas veces las vidas de hombres y animales.
Los restos del cráneo de este pez son tan grandes y gruesos que se encontraban hacía años en las colecciones del Museo Argentino de Ciencias Naturales identificados erróneamente como los restos de un colosal cocodrilo. Los restos conservados indican que este bagre gigante habría superado los dos metros de longitud y probablemente más de 70 kilogramos de peso.
El artículo fue publicado en la revista científica Journal of Vertebrate Paleontology de la Sociedad Americana de Paleontología de Vertebrados.
Ilustración: Sebastian Rozadilla, representando la especie en primer plano. Imagen: fragmento de cráneo. Fuente Fundación Azara.