miércoles, 28 de noviembre de 2018

La Gran Extinción del Pleistoceno.

La gran extinción de la megafauna y de especies autóctonas ocurrió durante el Pleistoceno tardío y el Holoceno temprano, cuyo evento se refleja en un ámbito global.
Por lo general, cuando hablamos de extinciones populares, recordamos las teorías de la desaparición de los dinosaurios, a pesar, que durante el Paleozoico ocurrió el evento más importante de toda la historia geológica y biológica del planeta, afectando prácticamente el 90% de la totalidad de la vida en aquel entonces.
 
Con respecto al Cenozoica, época que nos compete, podemos señalar un evento ocurrido durante el Plioceno superior, atribuida a cambios climáticos, producto de un impacto de asteroide, que detallaremos más adelante.
 
Durante el Cuaternario tardío (Pleistoceno – Holoceno) se produjo una importantísima disminución en especies de origen autóctono y aloctono, incluyendo además, la extinción del 90% de los Megamamiferos, entre los que podemos incluir a los Megaterios (Megatherium americanum), Gliptodontes (Glyptodon s.p), Toxodontes (Toxodon platensis) y otros más pequeños, como el tigre dientes de sable (Smilodon populator) etc.
 
Se lo atribuyo a un grado de competencia entre los organismos que se desarrollaron por largo tiempo en Sudamérica, contra aquellos que llegaron durante “El Gran Intercambio Biótico Americano” que ocurrió hace unos 3 millones de años, sugiriendo que estos últimos estaban mejor “adaptados o evolucionados” que los anteriores, compitiendo por los espacios o nichos ambientales, logrando una readaptación con estos últimos. Por Magnussen Saffer, Mariano. 2005. Ilustracion del PaleoArtista Daniel Boh
 

domingo, 25 de noviembre de 2018

Canis nehringi, el gran lobo de las pampas durante el Pleistoceno.






Fue una especie de cánido extinto de gran tamaño, que vivió en Argentina durante el Pleistoceno tardío, muy poco conocida por la ausencia de fósiles.
Tuvo un peso en el orden de los 31 a 40 kg. Estudios paleoecológicos de la fauna del Ensenadense relacionan la extinción de varios mamíferos con tamaños mayores a los 100 kg y la desaparición de estos grandes cánidos hipercarnívoros.

Perseguían activamente y capturaban mamíferos de mediano a gran porte con una masa de entre 50 y 300 kg. Deben haber depredado principalmente a los numerosos cérvidos, caballos, camélidos, y pecaríes que habitaban en esas regiones de América del Sur durante ese periodo. Tal vez incluso capturaron a ejemplares jóvenes de especies de mayor tamaño.
Sus restos fósiles se limitan al centro-este de América del Sur, con sólo dos especímenes descubiertos en sedimentos del Ensenadense del Pleistoceno tardío de la Región Pampeana en el centro de la Argentina y un tercero en el sur de Brasil. Canis gezi (del ensenadense) y Canis nehringi (del lujanense).

Estos dos clados comparten similitudes dentales y craneales desarrolladas para hipercarnivoría, lo que sugiere un antepasado común para ambos clados. Un nuevo estudio de ADN en 2010, relaciona directamente a Canis nehringi con Canis dirus, pudiendo ser un sinónimo. Otras especies relacionadas; Canis gezi, Protocyon, Speothos, Theriodictis y Chrysocyon. Recreación de un ejemplar in situ de Canis nehringi en el Museo Punta Hermengo de Miramar. Por M. Magnussen. Esqueleto tomado de internet y reconstrucción.

Mas info en http://www.grupopaleo.com.ar/paleoargentina/pleistoceno.htm

jueves, 22 de noviembre de 2018

Mesotherium cristatum, exclusivos del Plioceno en el continente sudamericano.


Fue un genero de Mediongulados Notoungulados de hábitos completamente terrestres y alimentación herbívora, compuesta principalmente por duros follajes que encontraban en llanuras abiertas.
Su tamaño era similar al de una oveja actual, con largas extremidades adaptadas para correr a grandes velocidades cuando era perseguido por los feroces marsupiales o las gigantescas aves de esta época.
Su cuerpo era delgado pero robusto. Su cráneo era muy diferente al que acostumbramos a ver en este tipo de animal, ya que presentaba una dentición rodentiforme. Son un genero mas modernos de Tipoterios, exclusivos del continente sudamericano.
Sus restos aparecen frecuentemente a fines del Plioceno medio (Pseudotypotherium?) hasta el Pleistoceno medio - superior en los barrancos del litoral marítimo bonaerense entre las ciudades de Miramar y Mar del Plata, aunque son mas abundantes en Ensenada y Olivos.  Images; Cráneo exhibido en el Museo de La Plata y mesotherium-michael-longscience.

En La Plata se le dio un importante reconocimiento al Museo de Miramar.




Se distinguió al trabajo arduo que realiza el Museo Municipal Punta Hermengo de Miramar en el campo de las Ciencias Naturales. La ceremonia se realizó en el auditorio de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad de La Plata.
El viernes pasado, por medio de un acto oficial llevado a cabo en el auditorio de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata, el reconocido Museo Municipal Punta Hermengo de la ciudad bonaerense de Miramar, fue distinguido por “divulgación y promoción de las ciencias naturales” y el único de gestión municipal de la provincia en recibir la distinción.
El reconocimiento fue otorgado en conjunto por FADAM (Federación Argentina de Amigos de Museos), por la reconocida Fundación de Historia Natural Félix Azara y por la Fundación Museo de La Plata “Francisco Pascasio Moreno”.
El distinción al personal del Museo Municipal Punta Hermengo, fue por su intensa labor en la recuperación de material paleontológico de interés científico y por el esfuerzo en la difusión de las Ciencias Naturales en su conjunto, hechos que han posicionado a la ciudad balnearia en libros y revistas del ámbito académico internacional, y en los medios masivos de comunicación de todo el mundo.
La distinción fue recibida por Daniel Boh y Mariano Magnussen, ambos del Museo miramarense, dependiente de la Secretaria de Turismo y Cultura, y Dirección de Cultura de la Municipalidad de General Alvarado, y por Mariana Boh, en representación de la Asociación de Amigos del Museo de Miramar.
Cabe destacar, que el Museo Municipal de Miramar se encuentra en el interior del Bosque del Vivero Dunicola de la ciudad, cuyos edificios actuales solo exhiben un 10 % de su colección total.
En los últimos años, este Museo pudo conformar una gran colección, constituida por piezas paleontológicas, muchas de ellas únicas en el mundo, como así también nuevas especies descriptas, y otras en proceso de estudio y publicación, “Se han recuperado numerosos esqueletos prehistóricos de gran tamaño, e incluso, las únicas huellas conocidas de un gran tigre dientes de sable bautizado como Felipeda miramarensis, que hace honor a la localidad”, comentó Mariano Magnussen , del museo de Miramar.
“Otras de las áreas de gran crecimiento es la de zoología marina, en cuya colección se preservan grandes esqueletos de ballenas que tienen entre 8 y 22 metros, otros cetáceos menores, pennipedos (lobos, focas y elefantes marinos) y tortugas, además de distintos organismos de ambientes marinos y continentales”, agregó Daniel Boh.
El trabajo llevado adelante por el personal del museo de Miramar, colaboradores y miembros de la asociación de amigos, permite a científicos de todo el país y del extranjero, encontrar material de estudio de alta calidad. Además, en difusión, el museo ha logrado uno de los primeros sitios web informativos en su tipo, además de redes sociales y presencia en medios de todo el mundo que enriquecen el conocimiento y el patrimonio natural.
Entre las autoridades presentes en el evento, estuvieron Marta Alvarez Molindi, Presidente de FADAM; Adrián Giacchino, Presidente de la Fundación Félix de Azara,  Pedro Elbaum, Presidente de la  Fundación Museo de La Plata y Analía Lanteri, directora del Museo de La Plata
Adrián Giacchino, presidente de la Fundación Azara afirmó que “En la provincia de Buenos Aires, el Museo Punta Hermengo es el que genera más expectativa, por la calidad de sus hallazgos y la manera de difundirlo. Sin ninguna duda esta mención es muy merecida”.

sábado, 17 de noviembre de 2018

Chasicotherium rothi, otro ejemplo de convergencia adaptativa o evolución paralela en el Plioceno.



Fue un "Notoungulado" de gran tamaño descubierto en la formación Chasico, Provincia de Buenos Aires, cuyos sedimentos poseen una antigüedad entre 10 y 9 millones de años.
Era un herbívoro que prefería ambientes secos y abiertos. Guarda al igual que el Toxodon y el Trigodon, cierta semejanza con los hipopótamos y rinocerontes sin tener parentesco alguno. Este fenómeno es conocido como "convergencia adaptativa o evolución paralela", es decir, especies que nunca tuvieron contacto entre si, y su semejanza es el resultado de adaptarse a ambientes muy similares y cubrir nichos ecológicos iguales.
Lo más llamativo de Trigodon, es que, en vez de tener falanges ungueales o pezuñas en sus patas, poseía unas robustas garras. Su peso fue de una tonelada y media. 
Era un animal de gran tamaño, el más grande entre los homalodotéridos, así como su representante más reciente. Se basa en un cráneo incompleto con la mandíbula, que se distingue por su reducción en la fórmula dental, con un canino grande con un cíngulo que corría hacia arriba. Probablemente estaba más cercanamente emparentado con Homalodotherium que con otros miembros de la familia como Asmodeus. Imagen, Cráneo de Chasicotherium exhibido en el Museo de Ciencias Naturales  de La Plata. (Ilustração: Maurílio Oliveira)

jueves, 15 de noviembre de 2018

Archeogeryon fuegianus, un cangrejo del Oligoceno.


Se trata una especie de cangrejo marino muy abundante en el registro fosilífero, aunque generalmente solo se hallan pequeños fragmentos, y rara vez formas completas.
Estos vivían en los antiguos mares que se hallaban sobre los actuales sedimentos de Patagonia.  Poseen un cuerpo similar a las especies vivientes, formado por reducción del abdomen y el ensanchamiento y aumento de tamaño de la parte anterior (delantera) del cuerpo.
El abdomen sirve como bolsa de cría para los huevos, que en el hembra es mas notorio por su tamaño. El cuerpo está más o menos cubierto por un caparazón quitinoso, con una cubierta cerúlea. El cuerpo segmentado del cangrejo tiene varios pares de apéndices, de los cuales cinco suelen servir para la locomoción y dos hacen las veces de antenas sensoriales.
Las patas delanteras estaban equipadas con pinzas que le servían para alimentarse, defenderse y realizar exhibiciones rituales de apareamiento. Los cangrejos son capaces de tolerar cambios en su medio ambiente, los que les permite prosperar en hábitats muy hostiles, por ello se lo considera junto a los artrópodos como formas exitosas y primitivas. 
Sus hábitos alimentarios son variados. Algunos fósiles de Archeogeryon fuegianus fueron hallados muy completos recientemente en los afloramientos geológicos del Oligoceno de Península de Valdes en la Provincia de Chubut, como así también en sedimentos de Caleta Olivia en la Provincia de Santa Cruz.

miércoles, 14 de noviembre de 2018

Eomorphippus, un extraño mamífero nativo del Eoceno de Patagonia.

Los notohípidos son una familia extinta de mamíferos placentarios del orden Notoungulata, perteneciente al superorden Meridiungulata, que habitaron en Sudamérica. Los fósiles de los notohípidos están datados desde el Eoceno hasta el Oligoceno.
Fueron unos cuadrúpedos herbívoros con caracteres que indican un cambio de hábitat del bosque a las praderas. Las patas fueron alargándose y la dentadura muestra que se alimentaban cada vez con mayor frecuencia de pasto que de follaje. La palabra "notohípido" quiere decir "caballo meridional".
A pesar de que alguna vez se creyó que eran los antepasados de los caballos auténticos (familia Equidae, orden perisodáctilos), las similitudes, que residen fundamentalmente en la forma del cráneo y en los incisivos para cortar plantas, son consecuencia de la evolución convergente.
En lo esencial, esta familia presenta todas las características de los notoungulados. Hay varias familias de meridiungulados con aspecto de caballo, como los litopternos, con un parecido aún más marcado con los caballos verdaderos, ya que también presentan la misma reducción en el número de dedos y el mismo proceso evolutivo que los caballos verdaderos.
Sin embargo los notohípidos y los litopternos tampoco están relacionados entre sí. Perteneciendo a órdenes distintos y muestran la denominada evolución paralela. Las muelas cortas y de corona baja de los primeros hiracoidios, se volvieron gradualmente más largas y prismáticas, cubriéndose con una gruesa capa de cemento, el cráneo se volvió más largo, y como resultado de ese alargamiento se formaron barras entre los incisivos, caninos y molares.

lunes, 12 de noviembre de 2018

Trionyx argentina, una tortuga del Paleoceno de Chubut.



Es un primitivo representante dentro de la familia Trionychidae, e incluida entre los Chelidae., (tortugas) la cual proceden del Paleoceno Temprano de Patagonia Argentina, en la Formación Salamanca en Punta Peligro, en la provincia de Chubut, y de otras partes del mundo, ligeramente emparentada con sus representantes vivientes.
Asimismo, presenta numerosas similitudes con el género viviente Phrynops. Adicionalmente, un supuesto Trionychidae colombiano, es aquí donde se lo considera como un posible Chelidae o Araripemyidae.
Se caracteriza por presentar un caparazón carente en su totalidad de placas córneas, que puede alcanzar los 45 cm de longitud. Este caparazón es plano y está cubierto de numerosos tubérculos.
Es muy característico de esta tortuga el hocico con forma de trompa; a cada lado de la cabeza. Las patas son muy cortas, adaptadas como eficaces órganos propulsores para la natación.
Vivía en los ríos, pantanos, lagos y aguas tranquilas de los antiguos ambientes patagónicos, muy diferente a los actuales. Se alimentaba de peces, crustáceos y anfibios.

sábado, 10 de noviembre de 2018

Científicos estudian primates del Mioceno de Patagonia.


Millones de años atrás, especialmente durante una época que se conoció como Mioceno -un período geológico que comenzó hace unos 23 millones de años-, el clima más cálido y húmedo en esta región del continente permitió que varias especies de monos extiendan su distribución hasta el sur de la Patagonia. Con excepción de los humanos, ninguna otra especie de primates habitó en un área geográfica tan austral.
 
Los platirrinos, o monos del Nuevo Mundo, son un grupo muy diverso que ocupa en la actualidad una amplia gama de ecosistemas en los trópicos americanos y exhiben grandes variaciones en ecología, morfología y comportamiento. “Este trabajo publicado en la prestigiosa revista Systematic Biology, aporta información valiosa sobre del origen, evolución de la masa corporal y patrones de distribución latitudinal de estos animales, reuniendo en el mismo estudio a los que habitan en el presente y a los que habitaron en el pasado”, explica el paleontólogo Marcelo Tejedor, investigador independiente del Instituto Patagónico de Geología y Paleontología (IPGP CONICET-CENPAT) (Argentina).
 
La publicación se realizó en conjunto entre grupos de investigación de la Universidad de Lausana, en Suiza, de la Universidad de Gotemburgo, en Suecia (en la cual Tejedor realizó una estadía de trabajo entre 2016 y 2017), y de Argentina, y permite elaborar varias hipótesis. Como dato concluyente, los ancestros de estos primates llegaron por mar desde África unos 43 millones de años atrás y pesarían alrededor de 400 gramos.
 
“Lo que hicimos en este trabajo fue cruzar la información de filogenia molecular disponible para los primates actuales, y datos de masa corporal de especies actuales, así como los estimados para los registros fósiles. Se agregó como dato el rango medio de distribución geográfica de las formas actuales, sumando la latitud de los yacimientos de primates fósiles. En la actualidad hay unas 200 especies de primates platirrinos y se conoce el peso de muchísimas de ellas. Esos datos los ingresamos para poder observar cómo evolucionaron la masa corporal y distribución de los platirrinos a lo largo de los más de los 40 millones de años que transcurrieron hasta hoy”, describe Tejedor.
 
El científico explica que hasta ahora solía creerse que el grupo más pequeño de monos del Nuevo Mundo derivaba de ancestros de mayor tamaño; sin embargo, con esta investigación, dicha hipótesis se pone en revisión.
 
“En la localidad de Santa Rosa, área del alto Amazonas al este del Perú, se encontraron molares pertenecientes a estos primates con una antigüedad de 40 millones de años y con un tamaño corporal estimado en 400 gramos. Si los más antiguos fueron pequeños, es probable que haya habido en determinados linajes, a pesar de lo que se sostenía anteriormente, una tendencia a permanecer pequeños, como puede observarse en los actuales calitriquinos, una subfamilia de primates platirrinos con un peso que no supera los 500 o 600 gramos en ninguno de sus géneros”, afirma el investigador.
 
En cuanto a la distribución territorial de estos monos en América del Sur, la propagación se encuentra asociada a sucesivos fenómenos geológicos y climáticos que derivaron en un gran impacto ambiental.
 
Tejedor asegura que los platirrinos tuvieron un pico de diversificación durante el Mioceno inferior a medio, sucedido entre 20 y 15 millones de años atrás. En ese período, caracterizado por un calentamiento global, adquirieron mayores tamaños corporales y se distribuyeron ampliamente, más que en toda su historia evolutiva, llegando hasta la Patagonia. A partir del enfriamiento sucedido a partir del Mioceno medio, se reduce nuevamente la distribución geográfica y desaparecen de Patagonia. “Aquí también existen hipótesis encontradas. Una que indica que los monos que habitaban esta región se extinguieron sin derivar en los grupos actuales, y otra, que es la que propongo, indica que pudieron encontrar corredores de retracción hacia el norte del Continente y ser parte de los linajes vivientes”.
 
Si bien aún quedan piezas por descubrir sobre la evolución de estos monos que comenzaron a habitar este continente hace unos 43 millones de años, la apuesta a futuro, según indica el científico, es seguir combinando conocimientos de disciplinas diversas como la paleontología, la biología molecular y la bioinformática, para poder responder a muchos interrogantes pendientes. (Fuente: CONICET/DICYT). Foto; Dos cráneos de monos extintos. A la izquierda Killikaike y derecha Homunculus (ambos de la Formación Santa Cruz). (Foto: Marcelo Tejedor). Ilustración Internet.
 

jueves, 8 de noviembre de 2018

Saltasaurus loricatus, un gran dinosaurio sauropodo con osteodermos en el Cretácico




Es un género representado por una única especie de dinosaurio saurópodo saltasáurido, que vivió a finales del período Cretácico, hace aproximadamente 73 y 65 millones de años, en el Mastrichtiano, en lo que hoy es Sudámerica.
Saltasaurus loricatus, medía aproximadamente 12 metros de largo, con un peso estimado de 7 toneladas. Este dinosaurio grande tenía una cabeza pequeña con dientes de forma de cuchara coronando un cuello alargado.
Las piernas eran fuertes y gruesas con cinco dedos en cada pie. Tenía una cola robusta que terminaba en un extremo delgado formando un látigo. Poseía una serie de placas y nódulos óseos a lo largo de la región dorsal, con pronunciamientos de púas óseas. Estas placas eran de forma redondeada con un diámetro de 10 a 12 centímetros con osteodermos redondeados pequeños entre las placas de mayor tamaño. Una piel endurecida probablemente servía para proteger a su propietario
El descubrimiento de huevos de Saltasaurus enmarcados en zonas de anidamientoha planteado un comportamiento gregario como medio de protección y estrategia de supervivencia, con una alta tasa de descendientes. La estructura de las 6 vértebras sacras y el ilion es adecuada para un animal que ha optado por la defensa pasiva a través de una armadura dérmica.
El esqueleto axial es ligero. El tejido óseo que constituye las vértebras es esponjoso, con grandes cavidades que podrían haber estado rellenas de un tejido graso que serviría como reserva energética. Una gran zona de anidación, fue encontrada en dos expediciones, en 1997 y en 1999 por los paleontólogos, Luis Chiape, Rodolfo Coria y Lowell Dingus.
La región fue llamada Auca Mahuevo y se mantuvo en secreto, para poder preservar los fósiles de los saqueadores. Los huevos tienen un diámetro de 11 a 12 centímetros y dentro de ellos se encontraron embriones fosilizados con impresiones de la piel, aunque no había indicio de plumas o de espinas dorsales cutáneas.

martes, 6 de noviembre de 2018

Ameghinichnus, el pequeño mamífero que dejo sus huellas en el Jurásico de Santa Cruz.


Fue un pequeño y veloz mamífero jurásico con manos y pies de solo un centímetro de diámetro, ambas provistas de cinco dedos.
Ameghinichnus cuando corría, anteponía las patas a las manos al igual que las liebres actuales. Lo único que se conoce por ahora a esta singular especie, es una amplia colección de huellas, también llamadas icnitas,  que proceden del noroeste de la Provincia de Santa Cruz, en las inmediaciones del famoso bosque petrificado de Jaramillo.
Aquí existe un extraordinario yacimiento de huellas fósiles de pequeños dinosaurios, mamíferos y escarabajos. Las improntas se encuentran perfectamente conservadas en areniscas de la Formación geológica La Matilde, correspondientes al Jurásico superior. Ilustración Mauricio Álvarez.

lunes, 5 de noviembre de 2018

Probelesodon sanjuanensis, un cinodonte del Triasico de La Rioja.


Es un género extinto de sinápsidos cinodontos de la familia Chiniquodontidae. Sus fósiles se han hallado en Argentina y Brasil procedentes del Triásico.
Los primeros especímenes se descubrieron en la formación Chañares en la provincia de La Rioja, Argentina.
Una nueva especie, Probelesodon sanjuanensis, fue descrita en 1996 basado en la base de un cráneo hallado en la formación Ischigualasto. La presencia de este género en estos estratos sugiere que existió durante el depósito de la formación Los Rastros, la cual posee afloramientos en la misma área donde se han hallado los fósiles; sin embargo, aún no se han descubierto en esta formación.
Los hallazgos en Ischigualasto están restringidos a los primeros estratos, extinguiéndose por completo poco después de la desaparición de los últimos carnívoros cinodontos del área.
Esto se ha tomado como una evidencia del reemplazo gradual de los terapsidos sustituidos por la fauna dominante de arcosaurios del Triásico Superior. La evidencia en la formación Chañares también parece apoyar la hipótesis de la fauna trancisional.

domingo, 4 de noviembre de 2018

Fenestella antiqua, un primitivo briozoo del Carbonífero - Permico de Chubut.


Genero de briozoos, cuyo esqueleto de las colonias de Fenestella consiste en ramas rígidas que están interconectadas por barras transversales más estrechas.

Entre dos y ocho individuos de la colonia habitan en cada lado opuesto de las aberturas aproximadamente rectangulares entre las ramas (o fenestule) en una fila, y el vacío que dejaron cuando murieron,  puede reconocerse como dos filas de pequeños poros con borde ( o aberturas) en el frente de cada rama.

En especímenes bien conservados, estos están cerrados por tapas perforadas centralmente.Son briozoos, el nombre del grupo ("animales musgo") se debe a que muchas veces su aspecto recuerda una cubierta subacuática de musgo.  Los briozoos filtran el agua y se alimentan de minúsculos organismos. Prefieren aguas no contaminadas, quietas y sin corriente, como las de los lagos pequeños.

Son un filo de pequeños animales coloniales, que presentan un lofóforo, corona de tentáculos ciliados que sirven para captar alimento, en los que el ano se abre fuera de dicha corona tentacular. Forman grandes colonias que parecen corales en miniatura aunque están más relacionados con los braquiópodos, de miembros microscópicos . Quedan en las orillas cuando hay vientos fuertes o actividad en el lago.

Su rango se extiende desde el ordovícico hasta el periodo actual. Las colonias tienes formas variables algunas son incrustaciones en forma de lamina sobre conchas o piedras, mientras que otras se desarrollan como pequeños árboles o frondas en forma de red.

Cada colonia cuenta con miles de individuos interconectados (zooides) cada zooide tiene un esqueleto tubular o en forma de caja. Briozoos y similares reticulados vivían a base de filtrar alimentos a partir de la corriente de agua que ellos mismos producían y que fluían en una dirección única a través de los agujeros de la colonia.

sábado, 3 de noviembre de 2018

Alcide d''Orbigny, el naturalista fundador de la micropaleontología.



El francés Alcide d''Orbigny llegó a Argentina en 1826, varios años antes que Charles Darwin. Descubrió numerosas especies animales y vegetales y se contactó con los indígenas.
Llego a Montevideo hacia fines de 1826, con 24 años de edad, para explorar la Banda Oriental. Desembarcó en Buenos Aires en enero de 1827. Remontó el río Paraná hasta Corrientes, alojándose en Rincón de Luna, Itatí, Goya, y el Iberá. Visitó Chaco, donde observó la nación Toba, y regresó a Buenos Aires. Su interés por la Geografía, la Zoología, la Botánica y por la situación política y económica, nos permite actualmente tener una exacta descripción de aquellos tiempos. De regreso a Buenos Aires a mediados de 1828, después de visitar el Litoral, D'Orbigny presenció la revolución de Juan Lavalle contra Dorrego.
Posteriormente d'Orbigny exploró la Patagonia, y aunque no pudo recorrer personalmente la Pampa, pidió a un hombre de su confianza, Narciso Parchappe, que redactase un informe sobre ella que incluyó en el libro. Viajó por mar a Carmen de Patagones, donde permaneció ocho meses. Exploró la boca del río Negro, la bahía de San Blas y Punta Rasa. Tomó contacto con indios aucas, puelches y patagones, cuyas costumbres describe en detalle, y narra una excursión a las salinas y la caza de ñandúes y de focas.
Alcide d'Orbigny fue el gran naturalista opacado por la fama del inglés Charles Darwin. Sin embargo, el francés llegó seis años antes que Darwin a la Argentina y descubrió varias centenas de especies de vegetales y de animales, como los enigmáticos caracoles ciegos. Se contactó con los tehuelches y otras etnias. Detalló cómo eran los suelos de Entre Ríos y al regresar a su país sufrió el desaire de sus pares que no lo reconocían como paleontólogo y le rechazaban su ingreso a la Academia de Ciencias francesa.

viernes, 2 de noviembre de 2018

Lavocatisaurus agrioensis, un nuevo dinosaurio sauropodo de Neuquén.



 
 
Paleontólogos argentinos y españoles encontraron un ejemplar adulto y dos especímenes juveniles de esta nueva especie de dinosaurio a la que nombraron Lavocatisaurus agrioensis. Se realizó una reconstrucción casi completa de su cráneo y esqueleto.

El doctor José Luis Carballido, investigador del Museo Egidio Feruglio (MEF) y del CONICET, destacó a la Agencia CTyS-UNLaM que “no solo se trata del hallazgo de una especie nueva en un sitio donde no se esperaba encontrar fósiles, sino que, además, el cráneo está prácticamente completo”.

Lavocatisaurus agrioensis pertenece al grupo de los dinosaurios saurópodos, aquellos cuadrúpedos herbívoros de cuello y cola larga entre los cuales existieron especies gigantescas que pesaban más de 70 toneladas y otras “enanas” que no superaban los 10 metros de longitud al alcanzar la adultez.

 “Encontramos la mayor parte de los huesos del cráneo del Lavocatisaurus: el hocico, las mandíbulas, gran cantidad de dientes, también los huesos que definen la órbita de los ojos por ejemplo y, de esa manera, pudimos hacer una reconstrucción muy completa”, detalló Carballido, quien, en 2017, presentó al mundo al dinosaurio más grande conocido hasta hoy: el Patagotitan mayorum.

También, se encontró parte del cuello, de la cola y del dorso de este animal. El doctor José Ignacio Canudo, investigador de la Universidad de Zaragoza y autor principal del estudio, indicó que “en el caso del Lavocatisaurus, estimamos que el ejemplar adulto medía 12 metros, en tanto que los juveniles rondaban entre los 6 y 7 metros”.

“Este descubrimiento de un adulto y dos juveniles también significó el primer registro de un desplazamiento en grupo dentro de los dinosaurios rebaquisáuridos”, agregó el paleontólogo Canudo.

El hallazgo se produjo en el centro de la provincia de Neuquén. Carballido describió que “en dicho sitio, hace 110 millones de años, el ambiente era muy desértico, con lagunas esporádicas, por lo que descartábamos encontrar fósiles allí; si bien se estima que este grupo de saurópodos podría haber estado adaptado para moverse en ambientes más bien áridos, de vegetación baja, con poca humedad y poco agua, es un ambiente en el que uno no estaría buscando fósiles”.

La misma aridez del ambiente indica que los restos fósiles de estos tres ejemplares no fueron desplazados y reunidos por un cauce de agua, sino que se desplazaban en grupo y fallecieron juntos. No hay forma de saber si había parentesco entre los miembros de este grupo, por lo que quedará para la imaginación el suponer si se trataba de un padre o una madre junto a dos de sus hijos.

En aquel entonces, América del Sur y África aun no habían terminando de separase. Por ello, es que también se han descubierto dinosaurios rebaquisáuridos en África y en Europa. De hecho, el primer hallazgo de un rebaquisáurido fue realizado en el desierto del Sahara, en 1950, por el paleontólogo René Lavocat y, en honor a él, es que esta nueva especie de Neuquén fue nombrada como Lavocatisaurus.

El estudio del Lavocatisaurus, publicado en la revista científica Acta Palaeontologica Polonica , fue realizado por un equipo hispano-argentino, compuesto por los investigadores José Ignacio Canudo (IUCA-Universidad de Zaragoza), José Luis Carballido (MEF-CONICET), Alberto Garrido (MOZ – Neuquén) y Leonardo Salgado (UNRN-CONICET).

Previamente, en Nigeria, se había encontrado un cráneo bastante completo dentro del grupo de los rebaquisáuridos. “El cráneo del Lavocatisaurus es bastante distinto, más basal y con características más primitivas”, detalló Canudo a la Agencia CTyS-UNLaM.

“Hasta el hallazgo del Lavocatisaurus, se creía que los rebaquisáuridos tenían dos facetas de desgaste en sus dientes, pero acá vemos claramente una sola faceta de desgaste que, de ninguna manera, es producto del roce de los dientes superiores con los inferiores, porque los dientes inferiores son muy chicos en relación a los superiores”, explicó el investigador de la Universidad de Zaragoza.

A partir de la observación de una faceta de desgaste en sus dientes, los autores del estudio del Lavocatisaurus infieren que este dinosaurio tenía una especie de cubierta queratinosa en la parte inferior del cráneo con la cual probablemente raspaba el lado interno de los dientes superiores cada vez que quería cortar las ramas para alimentarse.

A partir del hallazgo casi completo del cráneo, se pueden ver sus dientes alargados con la forma de un lápiz. Asimismo, se observa que sus dientes tenían la capa de esmalte más gruesa del lado externo, es decir, hacia los labios; y que, además, tienen una faceta de desgaste de ángulo bajo que sería provocada por dicha estructura queratinosa. Ilustración Gabriel Lio y Agencia CTyS-UNLaM.