martes, 25 de febrero de 2020

Acuerdan tareas para el desarrollo del museo paleontológico en Los Barreales, Neuquen.

La UNC y la comunidad Painemill acordaron trabajar en conjunto en Los Barreales. Apuntan al desarrollo turístico.
Representantes de la Universidad Nacional del Comahue (UNC) y de la Comunidad Painemill acordaron firmar un convenio para avanzar en el desarrollo del Centro Paleontológico Los Barreales. Apuntan a extender exploraciones en la zona y fomentar el turismo en el lago.
La lonko de la comunidad, Elba Painemill, junto a integrantes de la comisión, recibieron al secretario de Extensión Universitaria, Gustavo Ferreyra, a la directora técnica del Centro Paleontológico Los Barreales (Ceplab) Cecilia Dufilho, y a Sheila Iglesias, miembro del consejo asesor del centro. Dufilho fue designada el 20 de diciembre pasado y rápidamente comenzó a trabajar en las actividades turístico, recreativas y académicas en el lugar.
El acuerdo prevé una colaboración mutua entre la UNC y la Comunidad Painemill, que consolide la colaboración en torno al centro paleontológico y permita explorar otras áreas, como las de desarrollo turístico o monitoreo de impacto ambiental.
La comunidad mapuche viene avanzando con el proyecto de un parador turístico en la playa del Lago Los Barreales. Además de emprendimientos vinculados, como la elaboración de cervezas o excursiones de pesca.
Ferreyra, destacó la importancia de darle un marco institucional a la relación con la comunidad, para luego poder realizar gestión conjunta en la búsqueda de recursos, para atender distintas asistencias técnicas que demanda la comunidad, en materia de actividad turística, la problemática ambiental y de capacitación, que podrían brindarse a través del formato de diplomaturas.
En la sede del Ceplab, el becario de la carrera de Geología, Gabriel Azencio, con la colaboración de los trabajadores del lugar, se encuentra realizando el relevamiento e inventario de material paleontológico, avanzando con lo acordado con la dirección de Patrimonio Cultural.
El gobierno de Neuquén cedió el área para el estudio científico. Se trata de un espacio único en Sudamérica. Allí se recuperaron alrededor de 1.100 piezas fósiles de vertebrados y 300 restos de vegetales y otros de moluscos bivalvos de agua dulce. El lugar se encuentra a unos 90 kilómetros de Neuquén capital. Fuente Diario Rio Negro.

viernes, 21 de febrero de 2020

Descubren restos de una playa marina en el Holoceno de San Pedro.



Es una acumulación de moluscos y vertebrados cuya antigüedad permitiría relacionarla con el diluvio bíblico
Un tramo de cordón marino costero de una ingresión del mar que cubrió el norte de Buenos Aires entre 7500 y 4.000 años atrás, fue descubierto al Este de la ciudad de San Pedro, en provincia de Buenos Aires.
El equipo del Museo Paleontológico “Fray Manuel de Torres” fue alertado por personal del establecimiento donde aparecieron los restos mientras se realizaban tareas rurales en una zona conocida como Bajo del Tala.
El campo donde sucedió el hallazgo es propiedad de la familia Spósito y está ubicado a unos 10 km de la pintoresca ciudad bonaerense.
Marcelo Zurita es uno de los puesteros del lugar y fue quien comentó al grupo del Museo que estaban “apareciendo caracoles” en el sedimento removido por una excavadora.
De inmediato, un equipo del museo conformado por José L. Aguilar, Julio Simonini, Matías Swistun, Javier Saucedo, Bruno Rolfo, Fernando Chiodini y David y Germán Tettamanti, se movilizaron hasta el lugar.
La sorpresa fue mayúscula al ver la gran concentración de material correspondiente al avance del mar sobre la zona ocurrido durante el Holoceno.
Se recolectaron decenas de ejemplares de conchillas del género Erodona y numerosos ejemplares de Heleobia australis, un pequeñísimo caracol de 7 mm de longitud, así como ostras y almejas junto a caracoles de agua dulce acumulados por el antiguo oleaje.
Según apreciaciones del Dr. Eduardo Tonni, Profesor Emérito de la Universidad de La Plata y prestigioso paleoclimatólogo argentino, “tanto Heleobia australis como Erodona no son indicadores marinos netos, sino de ambientes de mezcla de aguas, es decir estuariales. La presencia de estos moluscos a la altura de San Pedro indican, para aquel período, un incremento estuarial, es decir, de penetración y mezcla de aguas marinas mucho más allá de donde llegan en la actualidad. Actualmente las aguas marinas, más densas, pueden penetrar por debajo de las dulces hasta la altura de la ciudad de Buenos Aires. Condiciones similares a éstas  se dan actualmente a la altura de Punta Indio, en la zona de Bahía Samborombón”.
Con el avance de los muestreos de campo, en el equipo del Museo de San Pedro comenzaron a comprender que habían descubierto un cordón marino costero de unos 30 metros de ancho que se había depositado al pie de un antiguo acantilado que hoy no es otra cosa que las altas barrancas de la zona.
La rompiente de aquella antigua playa, al agitarse con los vientos, había depositado contra la barranca restos de fauna acuática pero también de vertebrados y plantas que vivían en la costa de aquel ecosistema. Bancos de conchillas, caracoles, ostras, fragmentos de peces, cáscaras de huevos de ñandú, huesos de roedores, partes de ciervos y, como si fuera poco…madera, espinas y hasta algunas semillas. Toda una acumulación de materiales animales y vegetales cuya antigüedad se estima en unos 5.000 años.
En definitiva, es un conjunto de materiales de diferentes épocas y ambientes que fueron acumulados por acción y erosión de aquel estuario que dominó toda la región durante un lapso importante de tiempo, depositándolos al pie del antiguo acantilado que no es otra cosa que la actual barranca de la zona norte de la provincia.
Sin saberlo, la excavadora expuso restos de tres momentos de la prehistoria de la zona. El equipo del Museo de San Pedro logró identificar y clasificar tres niveles desde donde provenían los elementos recuperados.
El nivel más profundo, ubicado a unos dos metros y medio bajo el suelo actual, preserva los restos claros de la ingresión del mar en la zona. Mucha arenilla, moluscos y el cordón costero con la acumulación de restos provienen de esa capa de suelo cuya antigüedad se estima en unos 5.000 años.
Por encima de ésta se encuentra un nivel medio formado por un sedimento oscuro, casi sin arena, pero todavía con muchas conchillas y caracoles. Corresponde a un período en el que la ingresión se había retirado, el humedal recuperaba su lugar y se volvían a depositar los barros aportados por las crecidas del Paraná sobre los restos que habían quedado de la ingresión marina que se retiraba. En esta capa se preservaron muchos restos de madera.
El nivel más moderno ya no posee moluscos, es de color negro y en él aparecieron restos de ciervos de los pantanos, algunos restos de peces y algunos escasos fragmentos de alfarería. Según trabajos anteriores, este nivel se podría haber formado hace unos 1.000 años.
En este nivel se logró descubrir un asta de ciervo que presenta llamativas y numerosas marcas de “cortes” en uno de sus lados.
Al respecto, el Dr. Daniel Loponte, arqueólogo e investigador del CONICET, opina que “Las evidencias paleontológicas y arqueológicas que tenemos del Holoceno medio para el Delta del Paraná son muy escasas, y por ello se debe resaltar la importancia de este nuevo registro descubierto en el área. Si bien se deben analizar con profundidad los artefactos hallados, la recuperación de astas modificadas en los niveles superiores, que son  similares a las obtenidas en el nivel pre-cerámico del sitio Isla Lechiguanas I, fechado en 2300 años, son un dato sumamente importante, y se podría estar en presencia de un registro arqueológico inmediatamente posterior a la ingresión marina, fecha para la cual carecemos de todo dato acerca de las poblaciones humanas que vivieron en la región.” . Fuente; Museo Paleontológico de San Pedro.

miércoles, 19 de febrero de 2020

Hallan cuatro gliptodontes juntos, en el Pleistoceno de Bolívar.



Se trata del primer hallazgo de esta cantidad de animales todos juntos en las pampas, se estima que su cronología es de 20.000 años aproximadamente, antes de la llegada de los primeros grupos humanos a la región.
Un equipo de profesionales de la arqueología y la paleontología perteneciente al Instituto de Investigaciones del Cuaternario Pampeano (INCUAPA – CONICET) con sede en la Facultad de Ciencias Sociales de la UNICEN trabajan en la extracción de restos de caparazones de cuatro gliptodontes que fueron hallados en el lecho del arroyo Salado, que descarga sus aguas en la Laguna San Luis, del partido de Bolívar.

Se trata del Lic. José Luis Prado, el Dr. Ricardo Bonini (ambos paleontólogos), el Dr. Pablo Messineo, el Dr. Manuel Carrera Aizpitarte, el Dr. Julio Merlo, el Lic Jonathan Bellinzoni (arqueólogos) y el Tec. Juan Manuel Capuano, quienes llevan adelante las tareas en el lugar.

El equipo de docentes de la Facultad de Ciencias Sociales e investigadores del INCUAPA – CONICET, fueron convocados para el rescate por la Municipalidad de Bolívar, tras el hallazgo por parte de un lugareño, que informó al municipio de la situación.

 “En una primera visita yo (Messineo) y Ricardo Bonini fuimos a constatar la presencia de unos fósiles que al parecer eran dos gliptodontes pero cuando empezó el rescate detectamos dos caparazones más”, indicó el Dr. Pablo Messineo, quien tiene permiso de investigación en la zona del hallazgo desde el 2011. De acuerdo a las primeras apreciaciones, los restos corresponderían a la familia `Glyptodontidae´, un animal de gran tamaño que habitó los pastizales pampeanos, que pesaron 800 kilos y de un metro y medio de largo, en promedio. 

Si bien aún no culminaron las tareas de rescate, los investigadores indicaron que los restos fósiles están “en sedimento del Pleistoceno final y la cronología estimadas es de 20.000 años o más, antes de la llegada de los primeros grupos humanos a la región”, según sostuvo Messineo. Estos indicios permiten determinar que la muerte de los animales se debió a causas naturales como puede ser el empantanamiento en un bajo o cuerpo de agua. “Lo relevante del hallazgo es que son cuatro gliptodontes y esto representa el primer registro de esta cantidad de animales todo juntos en las pampas” manifestó el investigador.

El proceso de rescate continuará con la extracción de los fósiles y su posterior traslado a un espacio designado por el municipio local, donde se realizarán las tareas de limpieza, conservación y puesta en valor. Estas tareas demandarán tiempo ya que el equipo de investigadores deberá trabajar de manera minuciosa y detallada para su preservación y futura exposición al público.  Ilustración Daniel Boh. Fuente; unicen.edu.ar


martes, 18 de febrero de 2020

Falleció el gran paleontólogo argentino José Bonaparte, Maestro del Mesozoico.

Como tantas otras veces, partió en busca de lo desconocido, solo que ya no regresará con su tesoro de huesos fósiles. Murió José Bonaparte, uno de los "padres" de la paleontología en el país.
Autodidacto (apenas había finalizado la escuela primaria), sus aportes sobresalientes le permitieron trabajar en el Museo Field de Chicago, en Harvard, en Berkeley, en Inglaterra, Alemania y Canadá. Además de sus hallazgos, contribuyó con nuevos desarrollos teóricos y puso a la Argentina en el centro de la escena paleontológica mundial.
El paleontólogo norteamericano Robert Bakker llama a Bonaparte "maestro de la era mesozoica", pues considera que sus descubrimientos de fósiles en el territorio Argentino han modificado profundamente los conocimientos sobre la historia de los dinosaurios.
Bonaparte había nacido el 14 de junio de 1928. Se especializó en Paleontología de Vertebrados y realizó cursos de Geología Histórica, Paleontología y Anatomía Comparada en la UNT, así como en la Universidad de Harvard. En 1959 se incorporó a la Fundación Miguel Lillo (PK) de la UNT, donde fue Profesor y Director de la Sección de Paleovertebrados (1960-78).
Realizó estudios en instituciones internacionales y fue Miembro de Sociedades Científicas. Obtuvo becas de la Fundación Guggenheim y del British Council, entre otros organismos. Integró la Subcomisión Asesora del CONICET (PK) en Tucumán (1976-79), el Consejo de Investigaciones de la UNT (1985-86). Es autor de varios libros y más de 120 trabajos de investigación. Se desempeñó como investigador del CONICET y Jefe del Departamento de Paleontología de Vertebrados del Museo Argentino de Ciencias Naturales.
El portal Noticias Mercedinas publicó que «fue subsidiado en sus expediciones por distintas entidades nacionales y extranjeras como: la Fundación Instituto Miguel Lillo de la Universidad Nacional de Tucumán, el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), el Museo Argentino de Ciencias Naturales «Bernardino Rivadavia» y el Centro Studi Ricerche Ligabue. También fue subsidiado por la National Geographic Society durante nada menos que 16 años consecutivos y por The Dinosaur Society en distintas oportunidades».

viernes, 14 de febrero de 2020

Tralkasaurus cuyi, un nuevo dinosaurio carnívoro de Cretácico de Patagonia.




Investigadores confirmaron el descubrimiento de una nueva especie de dinosaurio, bautizada como Tralkasaurus cuyi. Del tipo carnívoro, sus restos fueron recuperados en una zona próxima al Embalse Ezequiel Ramos Mejía, del lado rionegrino, en lo que corresponde a la meseta de El Cuy. De allí deriva su segundo nombre. En mapudungun, la denominación completa significa “Reptil Trueno”.
Según lo describieron, el Tralkasaurus cuyi pertenece al grupo de los terópodos abelisáuridos y su contextura fue mucho más pequeña que los carnívoros de ese tipo conocidos hasta ahora: medía cuatro metros de longitud, mientras que los otros alcanzan entre siete y once metros.
Este hallazgo "revela que ese grupo abarcaba un nicho ecológico mucho más amplio de lo que se pensaba”, aseguró Mauricio Cerroni, autor principal del estudio publicado en la revista Journal of South American Earth Sciences.
Para reconstruir su estructura y rasgos, los trabajadores del Museo Argentino de Ciencias Naturales (MACN) y del CONICET contaron con restos puntuales:
- del cráneo se encontró el hueso maxilar que forma parte del hocico, el cual aun preserva los dientes;
- costillas cervicales, que salen del cuello y son muy largas, por lo que se piensa que son tendones que se fosilizaron;
- parte del espinazo de la cadera y de la cola.
A su vez, destacó que “hay un elemento que sostiene a la costilla que es muy delgado, algo que nunca se ha visto en ningún otro grupo de carnívoros”.
El equipo de trabajo estuvo integrado también por los investigadores Matías Motta, Alexis Aranciaga Rolando, Federico Brissón Egli y Fernando Novas. Fuente Rió Negro. ilustracion-sebastián-rozadilla

miércoles, 5 de febrero de 2020

Hallazgo de científicos argentinos podrían responder dudas sobre la extinción de los dinosaurios.




Se trató del descubrimiento de especies de flora y fauna en un área de fósiles donde también se terminaron de encontrar huesos del Nullotitan Glaciaris, uno de los dinosaurios patagónicos.
Un equipo de científicos argentinos anunció el hallazgo de un ecosistema diverso dentro de un yacimiento paleontológico en la provincia de Santa Cruz, cuyo estudio y análisis podría aportar a la ciencia mayores detalles sobre la extinción de los dinosaurios. 
Se trató del descubrimiento de especies de flora y fauna en un área de fósiles donde también se terminaron de encontrar los huesos del Nullotitan Glaciaris, uno de los dinosaurios del sur patagónico que data de la era mesozoica, hace unos 66 millones de años. A unos 5 kilómetros del glaciar Perito Moreno, dos expediciones de paleontólogos argentinos encontraron fósiles de mamíferos, aves y anfibios junto a plantas modernas y polen, todos éstos hoy estudiados en los laboratorios del Museo de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia de la ciudad de Buenos Aires.
"Por primera vez tenemos vestigios de fauna y flora que convivieron juntas en un mismo ecosistema justo antes de que cayera el meteorito", explicó Federico Agnolin, miembro del equipo. Esta circunstancia, agregó, "es interesante porque permite saber qué ecosistema existió previo a la extinción de los dinosaurios, y también qué animales van a sobrevivir a esta extinción y por qué los dinosarios no. 

El equipo encontró restos de sapos, serpientes, tortugas, caracoles de agua dulce y vertebras de posibles mamíferos. Actualmente todas las muestras son analizadas por un equipo interdisciplinario conformado por integrantes del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y la Fundación de Historia Natural Félix de Azara.

"Entre esos animales pequeños es donde, realmente, hay muchas novedades, estos animales nos pueden dar las grandes sorpresas y son los que nos ayudan a entender ese ecosistema... también tomamos muestras de plantas y de polen para saber qué tipo de vegetales existían en la zona y determinar cuáles sobrevivieron y cuáles no", continuó Agnolin, investigador del CONICET, al ser entrevistado por Xinhua News.  Fuente; Perfil.com

domingo, 2 de febrero de 2020

Hallan fósiles de Carcharodon carcharias, un Tiburón blanco en el Pleistoceno de Miramar.





Identifican los primeros restos fósiles bonaerenses de un Tiburón blanco prehistórico de unos 10 mil años antes del presente. Fueron hallados casualmente por dos vecinos de la ciudad balnearia.
El tiburón blanco es la especie de pez más afamada por ser uno de los depredadores marinos con una contextura imponente y contar con un prontuario extenso de ataques a seres humanos. Sin dudas es una de las especies más grandes de tiburones, alcanzando los 6 metros de longitud.
Un peculiar y casual hallazgo paleontológico realizado por dos vecinos en la ciudad balnearia de Miramar, demuestra la presencia de este curioso depredador marino a partir de fósiles identificados recientemente. Los fósiles tendrían una antigüedad cercana a los 10 mil años.
El tiburón blanco, es una especie rara vez registrada en el mar argentino. Hace unos días fue identificado en el registro paleontológico de la ciudad de Miramar, a partir de dos dientes depositados en las colecciones científicas del Museo de Ciencias Naturales de esa ciudad, ubicada a unos 450 kilómetros de Buenos Aires.
Hace unos años, dos vecinos de la localidad los encontraron mientras  juntaban caracoles en la playa. En ocasiones aparecen fósiles desplazados o rodados en nuestra costa, pero estos restos marcaron la diferencia. “De forma separada en distancia y tiempo, se recuperaron los dientes que muestran un importante proceso de fosilización. Los materiales en cuestión fueron llevados al Museo Municipal de Miramar, y quedaron guardados en un cajón durante unos años” comento Daniel Boh, titular del museo local.
El primer diente, fue encontrado por José Puente en las playas ubicadas en el bosque del vivero dunicola, y el segundo, fue descubierto por Miguel Babarro y procede de la localidad vecina de Mar del Sud, distante a unos 15 kilómetros al sur de Miramar.
Pasaron varios años, hasta que Mariano Magnussen del Laboratorio Paleontológico del nuevo museo miramarense, noto la importancia del hallazgo mientras revisaba cientos de fósiles depositados en las colecciones. Junto a Federico Agnolin (Museo Argentino de Ciencias Naturales, Conicet, Fundación Azara y Universidad Maimonides) realizaron las primeras observaciones sobre los mismos, y desarrollaron algunas hipótesis sobre su origen, ya que en varios sectores de las playas locales suelen aparecer restos fósiles de ballenas, caracoles y erizos que estarían vinculados con los ambientes donde vivian estos tiburones prehistóricos.
Posteriormente, Sergio Bogan (Fundación Azara y Universidad Maimonides) consulto la colección fósiles de esta institución y observo estos dientes, identificándolos de inmediato como los de un Carcharodon carcharias, popularmente conocido como tiburón blanco. “Si bien presentan erosión se trata de dos excelentes piezas fósiles, uno de ellos de la mandíbula superior y el otro de la inferior”, sostuvo Sergio Bogan, y agrego “Se trata de los primeros restos fósiles de esta especie descubiertos en este sector de la costa bonarense”, “El tiburón blanco en la actualidad es sumamente inusual en nuestras costas … y este hallazgo refuerza el modelo paleontológico previamente propuesto, donde la especie era mucho más abundante en el pasado reciente de nuestro mar”.
Al ser consultado, Mariano Magnussen enfatizo que; “Miramar es uno de los pocos lugares del mundo, donde tenemos registros paleontológicos, arqueológicos e incluso históricos de la presencia del Carcharodon carcharias”. 
Hace unos años, un equipo de arqueólogos del Museo de La Plata, recuperaron dientes de esta especie con una antigüedad de 3 mil años en el sitio Nutria Mansa. Estos materiales fueron utilizados como pendientes y utensilios de corte por los pueblos indígenas que vivieron en el lugar. Además en 1954, justamente en los balnearios céntricos de Miramar, un tiburón blanco ataco a un joven nadador, siendo este el único registro de ataque de tiburón en Argentina hasta este momento.
Es de destacar la participación y debida conciencia de ambos vecinos en acercarse al museo y dejar las muestras a disposición de la ciencia. Todos los fósiles y yacimientos están protegidos por la ley 25.743/03 y por la ordenanza municipal 248/88 donde el estado provincial (atravez del Centro de Registro del Patrimonio Arqueológico y Paleontológico) tiene jurisdicción ante estos temas de recuperación de fósiles. Los fósiles son patrimonio de todos, y resultan materia de fascinación para los visitantes de los Museos y una fuente de constante de información para conocer el pasado de nuestra región. Es sumamente importante preservarlos entre todos.