miércoles, 30 de noviembre de 2022

¿Megaterios, mastodontes y otros mamíferos gigantes se extinguieron por culpa de los humanos?


 Una clase de punta de lanza, tallada en piedra y comúnmente denominada “Cola de Pescado”, es capaz de provocar heridas muy importantes en animales de gran tamaño.

Desde hace tiempo, se sabe que estas puntas de entre 11.000 y 13.000 años de antigüedad, halladas en múltiples yacimientos arqueológicos de Sudamérica, fueron contemporáneas de la megafauna sudamericana. Sin embargo, la teoría de que los humanos pudieran ser responsables de un evento paleontológico tan trascendental como su extinción –postulada en una investigación previa– requería evidencias más específicas.

 Un nuevo estudio realizado por científicos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), evalúa esta hipótesis y sus resultados proporcionan una respuesta.

 El principal argumento a favor de esta idea está dado por una interesante coincidencia cronológica: la desaparición de esta fauna comenzó hace 12.900 años, apenas poco después de los 13.000 años en que se ubican en el tiempo las puntas Cola de Pescado, lo cual indicaría que sirvieron para su caza. A esto se agrega otro solapamiento geográfico, ya que los proyectiles analizados provienen de los mismos sitios en que habitaba la megafauna. Pero, ¿cuál era hasta ahora la limitación central de la hipótesis? Las escasas evidencias directas, es decir los pocos restos fósiles hallados con claras señales de haber sido cazados con estas armas.

 “Para nosotros esta cuestión es solo aparente y no representa ninguna incongruencia con la hipótesis”, apunta Luciano Prates, investigador del CONICET en la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata (FCNyM, UNLP) y primer autor del trabajo. “Lo que sucede en cuanto a la evidencia directa es que es muy difícil encontrarla debido a que estos hechos sucedieron en un lapso muy corto como para hacerse visibles en el registro fósil. Además, son poquísimos los sitios arqueológicos bien conservados, con lo cual el hallazgo debería reunir ambos factores de espacio y tiempo”, describe el experto.

 En este escenario quedó planteado el principal interrogante a responder en el nuevo estudio: ¿las puntas Cola de Pescado fueron específicamente diseñadas, desarrolladas y utilizadas para matar a estos grandes animales? A los fines de averiguarlo, evaluaron las características morfológicas y funcionales de estas y otras armas de la misma región y las compararon con las dimensiones de los animales que habitaron este territorio durante el período mencionado, incluso llegando hasta 7.000 años antes del presente, cuando finaliza la extinción de los últimos ejemplares. Lo que descubrieron es revelador: el tamaño y capacidad de daño de las puntas varían en los distintos momentos y lugares, y a su vez esos cambios guardan relación con el peso y volumen de las distintas presas disponibles en cada uno.

Diego Rivero, investigador del CONICET en el Instituto de Estudios Históricos (IEH, CONICET-CEH), fue el encargado de llevar adelante el análisis de los materiales; alrededor de 130 puntas de proyectil  Cola de Pescado provenientes de 60 sitios arqueológicos, así como de aproximadamente 300 de otros tipos. Para evaluar su eficiencia y letalidad, el especialista utilizó índices que tienen en cuenta el ancho y espesor de las herramientas. “Cuanto más ancha sea la punta, mayor daño causa en el tejido y produce una hemorragia importante que hace que el animal colapse rápidamente. Ahora bien, si una punta es muy ancha y muy delgada se vuelve frágil y entonces, cuando golpea, se parte, por lo tanto se requiere una gran habilidad y pericia para obtener una relación eficiente entre ancho y espesor que arroje el máximo beneficio del arma. En ese sentido, el estudio mostró que las Cola de Pescado tenían una óptima eficiencia y quienes las fabricaban eran excelentes talladores”, comenta.

 Los investigadores estimaron para las Cola de Pescado un rango de penetración mínimo de 20 centímetros y hasta un 25 por ciento más de capacidad de daño que el resto de puntas contemporáneas y posteriores, lo cual las convierte en las más letales de todas. “En cuanto a la variación de tamaño, encontramos que las más pequeñas se localizaron en la Patagonia, donde había caballos americanos, camélidos y milodones, parientes evolutivos de los perezosos actuales. En cambio, las más grandes coinciden con las regiones pampeana y andina, zonas precisamente habitadas por especies de mayor porte como los mastodontes, similares a los mamuts, y los megaterios, herbívoros gigantes que existieron entonces”, relata Rivero.

 Las medidas de las puntas analizadas van desde los 5 a los 6,3 centímetros de largo, 2,5 a 3,03 de ancho, y un espesor de 0,56 a 0,66. La más grande hallada se aleja bastante de ese promedio: tiene 18,8 centímetros de largo por 7,2 de ancho y un grosor de 1,1 centímetros. “En el mismo momento en que desaparece la megafauna, se pierde el rastro también de estas puntas, y las que las reemplazan son mucho más chicas, al igual que los animales que quedan”, añade Prates. De acuerdo a lo que postulan los autores del estudio, los humanos de aquellos tiempos no habrían ejercido de depredadores sobre toda la megafauna –de la que se han descripto unos 80 géneros–, sino puntualmente contra 6 o 7 especies principales y que eso, sumado a una lentísima tasa de reproducción, pudo haber generado un desastre en toda la cadena trófica.

 “Este trabajo sugiere firmemente que estas puntas fueron una tecnología revolucionaria específica para cazar megafauna”, enfatiza Iván Pérez, investigador del CONICET en la FCNyM y otro de los autores del estudio, y continúa: “Cuando desaparecen estas especies, las Cola de Pescado son reemplazadas en cada región por puntas que no solo tienen menos capacidad de daño, sino que la misma varía de acuerdo al tamaño de las nuevas presas disponibles, por ejemplo vicuñas y guanacos”. Estos resultados –enfatizan los especialistas– “de alguna manera van en línea con la idea de que el ser humano, mediante el uso de estas puntas de lanza o jabalina, fue un actor central en las extinciones de estos grandes mamíferos sudamericanos a fines del Pleistoceno, época geológica que se ubica entre los 2,59 millones de años y los 11.700 de antigüedad”.

El estudio se titula “Changes in projectile design and size of prey reveal the central role of Fishtail points in megafauna hunting in South America”. Y se ha publicado en la revista académica Scientific Reports. (Fuente: Mercedes Benialgo / CONICET.) en ndlac.

Mas info en http://www.grupopaleo.com.ar/paleoargentina/principal.htm

jueves, 3 de noviembre de 2022

Se declara Reserva Natural Provincial a Centinela del Mar.






Durante la última sesión legislativa de la Cámara de Senadores Bonaerense fue aprobado Proyecto de Ley que declara Reserva Natural Provincial a Centinela del Mar, con lo cual una vez promulgado, el corredor costero de 23 kilómetros comprendido entre el paraje Rocas Negras y el arroyo Nutria Mansa, este último en el límite del Partido de General Alvarado y Lobería, será un área protegida.

Allí existen hay importantes yacimientos paleontológicos, sitios arqueológicos y una buena representación de ambientes naturales de la costa austral bonaerense en buen estado de conservación.

Los fundamentos de un área protegida básicamente pasan por “regular su uso”, especialmente el paso de motos y vehículos 4×4, presencia de cazadores furtivos o pescadores, para poder potenciar paralelamente otros valores del espacio y su patrimonio.

Por eso, el próximo paso le corresponderá al Ministerio de Ambiente que se encargará de reglamentar esas cuestiones.

Al respecto, la titular de ese organismo, Daniela Vilar, celebró la sanción de esta ley ya que “reconoce la necesidad de conservar la riqueza biológica de esta área protegida, los sitios arqueológicos y paleontológicos, además de promover la investigación científica y el acceso como espacio educativo y de disfrute, siempre respetando su biodiversidad”.

“El proyecto va en línea con nuestro plan de Fortalecimiento de Áreas Protegidas, una de las prioridades de nuestra gestión y del gobernador Axel Kicillof”, manifestó.

En abril, la ministra Villar junto a la subsecretaria de Política Ambiental, Tamara Basteiro, se reunieron con el diputado Germán Di Cesare para trabajar en este proyecto, que expresa un pedido de la comunidad con el fin de proteger su ecosistema austral de dunas.

“Damos así por cumplido el compromiso asumido, no solo con la comunidad alvaradense, sino también con quienes acompañaron y aportaron su trabajo y conocimientos para poder llegar a esta concreción, tal es el caso de Fundación Azara y su titular Adrián Giacchino, científicos especializados en el tema y el coordinador del Museo de Ciencias Naturales de Miramar, Daniel Boh, entre otros”, Di Cesare, quien presentó la iniciativa.

“También quiero agradecer a las legisladoras y legisladores, especialmente a Cristian Gribaudo, visitante permanente de Mar del Sud ya que, como presidente del bloque Juntos por el Cambio, ha sido fundamental su intervención para llegar a este resultado”, agregó el legislador.

Dentro de la valoración científica, el espacio natural es un sitio sobre el que se desarrollan numerosos proyectos de investigación financiados por universidades y agencias nacionales. Los resultados derivados de estos trabajos se abocan a identificar las causas de los cambios climáticos actuales, previendo acciones destinadas a mitigar efectos negativos futuros.

También lo es la importancia paleontológica de la reserva, ya que el conjunto de restos fósiles recuperados en Centinela del Mar representa hasta el momento la fauna de vertebrados fósiles más rica conocida del Pleistoceno en la Argentina. Son más de 3000 los restos encontrados, destacadas en 8 especies de peces, 34 especies de aves, 8 especies de reptiles y 5 especies anfibias.

Por último, la valoración arqueológica del área demuestra que esa región atesora restos humanos que fueron hallados allí y cuyas dataciones han arrojado una antigüedad superior a los 7.000 años. Fuente; lacapital.net.

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Encuentran restos de dinosaurios desconocidos en el área de Roca.



 

De la investigación participó personal del Museo Patagónico de Ciencias Naturales y de la Fundación Azara.

Un equipo multidisciplinario de paleontólogos del Laboratorio de Anatomía Comparada, el Museo Patagónico de Ciencias Naturales (MPCN) y la Fundación Azara encontraron nuevos restos de dinosaurios en los alrededores de Roca.

El equipo recorre la zona con el fin de reconocer qué tipo de dinosaurios habitaron la Patagonia justo antes del impacto del meteorito que dio fin a la Era de los Dinosaurios, hace unos 65 millones de años.

En la época de los dinosaurios el territorio rionegrino estaba cubierto por un mar cálido y bosques de aspecto tropical. Allí se encontraba una enorme cantidad de dinosaurios y otros animales extintos.

Algunos de ellos fueron encontrados por este equipo de paleontólogos, que descubrieron en la oportunidad restos de distintos tipos de dinosaurios hasta el momento desconocidos, entre los que se incluyen herbívoros acorazados (anquilosaurios), grandes dinosaurios de cuello largo (titanosaurios), y también varios tipos de dinosaurios carnívoros, algunos de los cuales recuerdan a las aves en la delicadeza de sus huesos.

La búsqueda por parte de los paleontólogos continuará durante los próximos meses y luego se procederá con el traslado del material hallado a Buenos Aires, donde luego de ser preparados, restaurados y estudiados serán devueltos a Roca en condiciones óptimas. Fuente; anroca.com.ar

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Echinorhinus pozzii, y una revisión sobre el registro fósil Sudamericano de los tiburones espinosos.


Sergio Bogan, investigador de la Fundación Azara - Universidad Maimónides, y Federico Agnolin (LACEV – Conicet) y de la Fundacion Azara, publicaron una revisión sobre el registro fósil Sudamericano de los tiburones espinosos.

En América del Sur la historia paleontológica de los tiburones espinosos (Echinorhinus) comienza en 1906 cuando Florentino Ameghino publica uno de sus más importantes trabajos: Las formaciones sedimentarias Cretácicas y Terciarias de la Patagonia. Una obra de 568 páginas donde resume todas sus impresiones sobre la geología y la paleontología del territorio austral.

En este trabajo Ameghino descubre por primera vez para Argentina y para Sudamérica restos fósiles de estos tiburones. Los materiales fueron nominados con el nombre de Echinorhinus pozzii en honor a su amigo y quien fue además el descubridor de los fósiles, el naturalista Santiago Pozzi (1849-1929). Los fósiles que sirvieron de base para la nominación de esta especie fueron descubiertos en cercanías de Puerto Madryn, provincia de Chubut, y tienen una edad cercana a los 20 millones de años.

Echinorhinus es un género que actualmente agrupa dos especies vivas de tiburones que habitan en mares templados y tropicales entre los 100 y 900 metros de profundidad. Por lo general habitan cerca del fondo y se sabe que se alimenta de peces, e invertebrados marinos como cangrejos, pulpos y calamares. Estos tiburones forman parte de un linaje muy particular, caracterizado por presentar espinas de hueso dispersas irregularmente sobre la piel de su cuerpo y mandíbulas con dientes complejos, cuya forma es muy diferente a la de otros tiburones.

En este trabajo se re-describen los dientes originales que sirvieron para que Ameghino nominara Echinorhinus pozzii. Además, se adicionan algunos dientes nuevos que pueden referirse a esta especie.

El artículo consta de una segunda parte donde se discuten nuevos detalles sobre otra especie de este género, Echinorhinus maremagnum. La única especie cretácica que se conoce para América del Sur (Argentina y Chile).

Bogan, S., & Agnolín, F.L. 2022. The fossil record of the Bramble-Shark Echinorhinus (Echinorhiniformes, Echinorhinidae) in South America. Journal of South American Earth Sciences 120 (2022) 104083. https://doi.org/10.1016/j.jsames.2022.104083

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