Un equipo internacional de paleontólogos reveló uno de los
interrogantes más grandes de la paleontología de vertebrados y de la historia
evolutiva, al descubrir un pariente terrestre de los pterosaurios, aquellos
reptiles voladores que dominaron los cielos durante la época de los dinosaurios
e incluyen a los animales voladores más grandes que han existido.
Los pterosaurios son muy famosos en la cultura popular, muy
presentes en libros y películas, pero, durante más de 200 años, hasta hoy, se
desconocía su origen. En el registro fósil, nunca se había encontrado un
antecesor terrestre que mostrara cómo estos reptiles evolucionaron hasta
conquistar el cielo. Ese gran vacío se completó a partir de un gran
descubrimiento realizado por un numeroso equipo internacional de paleontólogos
argentinos, estadounidenses, brasileños y europeos.
El doctor Martín Ezcurra, investigador del Museo Argentino
de Ciencias Naturales y de la Universidad de Birmingham, indicó a la Agencia
CTyS-UNLaM que “los primeros pterosaurios fueron encontrados a fines del siglo
XVIII y, desde aquel momento, se observó que tenían una anatomía, un plan
corporal que era muy diferente a la de otros reptiles conocidos, al tener alas
formadas por membranas y sostenidas por un cuatro dedo de la mano hiperdesarrollado
que es una característica única de los pterosaurios”.
“Desde entonces, y durante los siguientes 250 años, fue uno
de los principales misterios de la paleontología de vertebrados el poder
encontrar parientes terrestres de estos reptiles voladores y así poder entender
cómo se había dado esta transición evolutiva”, agregó el autor principal de
este estudio publicado hoy en la prestigiosa revista científica Nature.
Así, este nuevo estudio cubre un gran vacío, al revelar que
los lagerpétidos fueron los parientes terrestres de los pterosaurios, de los
cuales se conocen sus primeras especies en XX millones de años de antigüedad y convivieron
con los dinosaurios durante casi toda la era Mesozoica, hasta que compartieron
el momento de la extinción hace 66 millones de años.
“Este descubrimiento se produjo a partir de una combinación
de diferentes hallazgos que veníamos realizando para poder entender mejor el
origen de los dinosaurios”, comentó Ezcurra. Y precisó: “Uno de los grupos que
se consideraba como precursores de los dinosaurios son los reptiles lagerpétidos,
el cual es otro grupo enigmático del cual también se conocían muy pocas partes
de sus cuerpos. Pero, a partir de nuevos hallazgos de la mandíbula y del cráneo
de especies de lagerpétidos de Brasil, Argentina y Estados Unidos, pudimos
detectar que estos reptiles estaban cercanamente emparentados con los famosos
pterosaurios”.
El doctor Federico Agnolin, investigador del MACN, el
CONICET y la Fundación Azara, destacó a la Agencia CTyS-UNLaM que “el origen de
los reptiles voladores era uno de los grandes enigmas de la paleontología y de
la biología, de la evolución en su totalidad; ahora, sabemos que hubo un paso
intermedio entre los lagerpétidos, unos reptiles terrestres de un aspecto semejante
a una lagartija, los cuales no podían volar, pero que, en este estudio, ya
pudimos observar algunos pasos evolutivos en su cerebro y en su oído interno
que eran adaptaciones evolutivas que posteriormente permitirían a los
pterosaurios desarrollar el vuelo”.
El jefe del laboratorio de anatomía comparada del MACN
rememoró a la Agencia CTyS-UNLaM cómo se dio el hallazgo: “Unos meses atrás,
Martín Ezcura me llama y me dice: ‘Estuve en Brasil y vi materiales de un
reptil lagerpétidos que tienen una
notable semejanza en dientes de su mandíbula con los pterosaurios”.
“Lo cierto es que Martín, sumamente entusiasmado, se acercó
al Laboratorio de Anatomía Comparada del MACN donde habíamos pedido prestado,
justamente, un bloque de roca que había sido hallado en 1966 en La Rioja, en el
Parque nacional Talampaya, y que contenía dentro el esqueleto bastante
preservado de un lagerpétido. Sin embargo, este bloque había estado más de 50
años sin preparar, es decir, sin liberar al fósil de la roca”, continuó Novas.
En efecto, Novas dispuso liberar a este lagerpétido riojano
de la roca y no sólo se encontró parte de las patas y de su columna vertebral,
sino lo que más les interesaba a los investigadores poder hallar: una mandíbula
con dientes y parte del cráneo.
De esta manera, se pudo comparar a los pterosaurios no
solamente con el lagerpétido hallazdo al sur de Brasil en 2016 (Ixalerpeton –de
XX millones de años de antigüedad), sino también con el lagerpétido de Argentina
(Lagerpeton, de 236 millones de años). Pero aun había más información para
corroborar en este revelador estudio internacional, porque, en estos últimos años,
también se habían encontrado restos de un lagerpétido en Estados Unidos.
“En 2007, se encontró una nueva especie de lagerpétido en Estados Unidos de una antigüedad aproximada de 212 millones de
años, mientras que el de La Rioja es bastante más antiguo, por lo que este
estudio comparativo nos permitió componer un panorama bastante amplio y
confiable tanto para indicar la relación con los pterosaurios como así también
para describir a los lagerpétidos, el cuáles también era un grupo bastante
desconocido”, aseveró el paleontólogo estadounidense Sterling Nesbitt de
Virginia Tech.
Respecto al espécimen hallado en Brasil, el doctor Max
Langer, jefe de paleontología de vertebrados de la Universidad de San Pablo, aseveró:
“Cuando vi por primera vez una mandíbula con dientes tricúspides conservados
junto con fósiles de dinosaurios y el lagerpétido brasileño Ixalerpeton, pensé
que habíamos descubierto el pterosaurio más antiguo. Pero, más tarde, otros
lagerpétidos con rasgos de pterosaurio comenzaron a aparecer en los Estados
Unidos, Madagascar y Argentina, revelando la estrecha relación entre estos dos
grupos. Al final, la mandíbula perteneció al propio Ixalerpeton y nos ayudó a
descubrir los orígenes de los reptiles voladores ".
“Las rocas de la edad triásica del sur de Brasil y el
noroeste de Argentina albergan tesoros fósiles sin precedentes en el mundo.
Esto incluye a los dinosaurios más antiguos, algunas de las tortugas y
cocodrilos más antiguos, así como a los mamíferos precursores. Ahora, la
historia evolutiva de los reptiles voladores también se remonta a América del
Sur, en la forma de sus parientes más cercanos, los lagerpetidos”, valoró Max
Langer.
El doctor Ezcurra aseveró que “los ejemplares que iban
apareciendo en distintas partes del mundo parecían indicar que los laberpétidos
podían estar cercanamente relacionados con los pterosaurios, pero estas
evidencias correspondían a diferentes grupos de investigación y, por sí solos,
no se podía conformar una evidencia robusta, por lo que combinamos todas estas
fuentes de información de diferentes ejemplares y de allí que terminamos siendo
18 investigadores de seis países diferentes los autores de este estudio”.
“Este trabajo comenzó en 2018 y, desde entonces hasta
mediados de este año, una de las tareas más importantes fue la de confeccionar
una matriz de datos suficientemente amplia como para poder analizar las
relaciones de los pterosaurios con los diferentes grupos de lagerpétidos”,
describió Ezcurra.
En total, este estudio reúne más de 820 características
óseas y del cerebro, como así también del oído interno, utilizando más de 160
especies de reptiles fósiles de distintas partes del mundo. De esta forma, los
autores pudieron sostener de forma muy sólida este parentesco entre los
laberpétidos y los pterosaurios.
Cerebro y oído: dos adaptaciones evolutivas para poder volar
El doctor Federico Agnolin indicó que, hasta ahora, solo se contaba con algunos
pocos restos de la cadera, de las patas traseras y de la cola de los
lagerpétidos: “En este estudio, reunimos mucha más información y, al obtener parte
del cráneo, se realizaron estudios de tomografía computada que permitieron
conocer también cómo era el cerebro de estos reptiles terrestres”.
“A partir de las tomografías, descubrimos que los
laberpétidos también compartían con los pterosaurios una serié de
características únicas, las cuales les permitían tener una mayor agilidad. Una
de estas características es que en el cerebelo de los laberpetidos y de los
pterosaurios hay una estructura que se llama flécula y que se encuentra muy
desarrollada en ambos, lo cual se interpreta como una adaptación evolutiva que
les daba una mayor capacidad de procesamiento de información, por ejemplo,
entre el ojo y el resto de la cabeza y de los miembros, por lo que tenían una
mayor coordinación visual”, detalló Ezcurra.
“La relación del cerebro con el movimiento, la agilidad y
este gran aparato de sentidos, son cualidades necesarias para que los animales
puedan maniobrar en el aire; debe haber prerrequisitos vinculados a la visión
por ejemplo, la posición, y si bien los lagerpétidos eran terrestres, ya
presentan esta adapatación evolutiva que permitiría que millones de años después
los pterosaurios pudieran volar”, indicó Agnolin.
El oído interno también presenta características evolutivas
comunes entre los lagerpétidos y los pterosaurios. Al respecto, Ezcurra
explicó: “En muchos estudios en animales actuales, se compara la estructura del
oído interno con sus hábitos. En términos generales, lo que se observa es que
aquellos animales actuales con un radio mayor en los canales del oído interno pueden
censar mejor los movimientos, por lo que pueden ser más ágiles”.
“En el caso de los pterosaurios, se sabía que poseían un
radio de cobertura del oído interno muy amplio, similar al de las aves. Lo que
hemos podido detectar es que esta característica también está presente en los lagerpétidos
que hemos estudiado en para esta publicación en Nature”, agregó el doctor
Ezcurra. Fuente; Agencia CTyS-UNLaM.
Mas info en http://www.grupopaleo.com.ar/paleoargentina/principal.htm