lunes, 30 de noviembre de 2020

La evolución de un grupo de marsupiales que vivió durante el Paleógeno.




Laura Chornogubsky analiza la historia evolutiva de los polidolópidos. El paleontólogo Florentino Ameghino fue el primero en describir el grupo.

En un estudio publicado recientemente en el Zoological Journal of the Linnean Society, Laura Chornogubsky, investigadora del CONICET en el Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia” (MACNBR), efectuó la revisión de un grupo de marsupiales extintos, descritos por primera vez en 1897 por Florentino Ameghino. La investigación da cuenta de la evolución de los polidolópidos, sus relaciones de parentesco y una hipótesis sobre su extinción.

Durante el Paleógeno, entre 66 y 23 millones de años atrás, los polidolópidos habitaron el sur de América del Sur, es decir Chile, la Patagonia Argentina y la Península Antártica.

“Si bien hoy parece impensable que un marsupial, y la mayoría de los  mamíferos terrestres, pueda sobrevivir en este continente, en la época en la que vivieron los polidolópidos había grandes bosques similares a los andinopatagónicos, incluso compatibles con climas más cálidos” explica Chornogubsky Con el paso del tiempo, hipotetiza la investigadora, la temperatura descendió, al igual que la humedad, provocando una desertificación de la región donde el grupo de marsupiales evolucionó. Según esta teoría, la extinción de los polidolópidos podría estar relacionada con el deterioro climático durante el Oligoceno temprano.

En la actualidad, se registran trescientas especies de marsupiales en el mundo, la mayoría de ellas en Oceanía. El canguro y el koala son los ejemplares más populares. Sin embargo, en Argentina se ubican veinticinco especies, entre los que se destacan las zarigüeyas o comadrejas. “En el pasado, los marsupiales sudamericanos fueron mucho más abundantes de lo que son en la actualidad, con cientos de especies de muy variada forma y tamaño”, declara Chornogubsky.

Si bien el debate aun continúa abierto, algunas de las hipótesis apuntan a resaltar la relación de los polidolópidos con los marsupiales australianos. Esta situación da cuenta de las complejas relaciones que se pudieron haber establecido hace millones de años cuando el mundo se dividía en dos supercontinentes: “Hacia fines del Cretácico y comienzos del Paleógeno, hace 66 millones de años, el sur de América del Sur y la Antártida estuvieron unidos” puntualiza Chornogubsky. Y agrega: “Los polidolópidos pudieron haber evolucionado en una gran masa continental sin tener mayores barreras que los aislaran. Por eso hoy los registros de la Antártida nos muestran restos de estos grupos”.

Además, a partir de un análisis filogenético realizado sobre restos dentarios, la científica logró describir un género y tres especies nuevas: Hypodolops, Hypodolops sapoensis, Amphidolops intermedius y Amphidolops minimus, respectivamente. La investigación de Chornogubsky permitió avanzar sobre la comprensión de la historian evolutiva de los marsupiales,“estudiando al pasado para entender las relaciones entre los seres vivos que hoy no podemos ver”, reflexiona.

Fuente; Conicet. Ilustración: Gabriel Lío. Kramadolopsmaximus, el último de los polidolópidos. Imágenes; Isla Marambio (Península Antártica). Equipo antártico (enero 2016). De izquierda a derecha: Marianella Talevi, Verónica Ayala, Laura Chornogubsky, Magalí Cárdenas, Ornella Constantini. Inmediaciones de Gaiman (Provincia de Chubut) donde se encontraron algunos polidolópidos patagónicos.

Mas info en http://www.grupopaleo.com.ar/paleoargentina/principal.htm

 

sábado, 28 de noviembre de 2020

Magallanodon , un mamífero de 70 millones de años hallado en Santa Cruz.

 




Paleontólogos del Museo Argentino de Ciencias Naturales presentaron un nuevo espécimen de un pequeño mamífero que vivió en la última época de los dinosaurios. Medía unos 60 centímetros de longitud y se estima que se habría alimentado de materiales vegetales duros.

A unos 15 kilómetros del glaciar Perito Moreno, un equipo de investigadores argentinos y japoneses descubrió restos de un pequeño mamífero de 70 millones de años de antigüedad. La campaña se realizó en marzo de este año y el estudio de este nuevo ejemplar se publicó recientemente en la revista científica The Science of Nature.

El doctor Nicolás Chimento, investigador del Museo Argentino de Ciencias Naturales (MACN) y del CONICET, comentó a la Agencia CTyS-UNLaM que “se trata del primer hallazgo de un mamífero de esta antigüedad para la provincia de Santa Cruz y es uno de los pocos conocidos en su tipo en el mundo”.

“Este hallazgo es muy importante, porque encontrar mamíferos de la era de los dinosaurios es como encontrar la figurita difícil”, indicó Chimento, autor principal de este estudio. Y añadió: “Si bien encontramos solamente un dientito de este ejemplar, es muy significativo, porque aporta mucha información”.

Debido a que los dientes de los mamíferos son muy complejos y se relacionan con el tipo de alimento y los movimientos masticatorios, tienen muchos rasgos que permiten saber a qué especie pertenecen. “En este caso, el diente pertenece al Magallanodon baikashkenke, una especie que se conocía previamente de rocas de edad similar del sur de Chile”, comentó el becario postdoctoral del CONICET.

El doctor Federico Agnolin, investigador del MACN, del CONICET y de la Fundación Azara, indicó que los restos fósiles de mamíferos de esa antigüedad son muy escasos en el mundo: “Esto se debe a que los mamíferos que convivieron con los dinosaurios eran de tamaño pequeño y sus dientes y huesos no son fáciles de hallar. Sólo pueden ser detectados cuando uno se echa cuerpo a tierra y busca fósiles con los ojos muy cerca del suelo.”

“El momento mismo del hallazgo es emocionante. Estudiar estos mamíferos produce fascinación, porque de algún modo estamos conociendo el pasado más remoto de nuestro propio linaje”, valoró Agnolin.

Magallanodon convivió con los dinosaurios Nullotitan glariaris, un gigante de 25 metros de longitud, e Isasicursor santacrucensis, el cual tenía el tamaño de un caballo”, aseveró Fernando Novas, Jefe del Laboratorio de Anatomía Comparada del MACN y quien encabezó esta expedición compuesta por un equipo de 30 especialistas en paleontología y geología en Santa Cruz.

Poco se sabe sobre este pequeño mamífero. “Sabemos que habitó el Hemisferio Sur hacia fines de la Era Mesozoica y estimamos que su aspecto general sería como el de un carpincho. Hasta ahora, solo se conocen sus dientes incisivos y molares que recuerdan a los de los roedores, si bien pertenecieron a linajes mamalianos mucho más primitivos y se los considera como un punto intermedio entre los monotremas y los marsupiales”, observó el doctor Novas.

En el año 2019, un equipo del MACN descubrió un yacimiento paleontológico excepcional al sur de El Calafate, en el cual colectaron restos de dos nuevas especies de dinosaurios -el Nullotitan y el Isasicursor-, así como también restos fósiles de aves, ranas, serpientes, tortugas, plantas y caracoles que vivieron a fines del Cretácico.

Esa gran diversidad de hallazgos impulsó la realización de una nueva expedición, en marzo de 2020, en la que también participaron investigadores del National Museum of Nature & Science de Tokyo, del Departamento de Física de la UBA y del Centro de Investigaciones Geológicas de La Plata. Y, a partir de una búsqueda detallada, se pudo detectar el diente de este pequeño mamífero que convivió con los dinosaurios. Esta pieza dentaria tiene el aspecto de una muela y mide cinco milímetros de largo.

En el momento en que vivió el Magallanodon, hace 70 millones de años, el ambiente era muy distinto al actual. La cordillera de los Andes no existía, en tanto que lagos y lagunas se entremezclaban con bosques adaptados a climas templados.

“En aquel entonces, no existían los crudos inviernos que caracterizan a la Patagonia actual”, indicó Novas. Y agregó: “Los resultados de las campañas previas fueron muy alentadores y, una vez superada esta situación mundial generada por el COVID-19, retomaremos con las exploraciones en busca de nuevos descubrimientos”.

Tanto el Magallanodon como todos los fósiles descubiertos en este nuevo yacimiento de la última época de los dinosaurios forman parte de las colecciones del Museo “Padre Molina” de Río Gallegos, e incrementan el valor del patrimonio fosilífero de la Provincia de Santa Cruz. Fuente, Agencia CTyS-UNLaM. Reconstrucción en vida de Magallanodon - por Sebastán Rozadilla. Dr Nicolás Chimento sosteniendo el molar de Magallanodon.

Mas info en http://www.grupopaleo.com.ar/paleoargentina/principal.htm

viernes, 20 de noviembre de 2020

El dinosaurio Bagualia alba sobrevivió a un evento volcánico masivo que modificó la flora.

 



Hace 180 millones de años, el sur de Gondwana (el supercontinente que abarcaba lo que hoy son Sudamérica, África, Australia, Zelandia, el subcontinente indio o Indostán, la isla de Madagascar y la Antártida) sufrió un evento de vulcanismo masivo. No fueron diez o cincuenta erupciones, sino cinco millones de años de convulsiones continuas a lo largo de los cuales la Tierra escupió a la atmósfera sus entrañas hirvientes. Cuando el planeta volvió a apaciguarse, la mayoría de los antiguos dinosaurios herbívoros desaparecieron y comenzó la dominación de los saurópodos gigantes, esas bestias de cuello largo y cabeza pequeña que llegaron a pesar 70 toneladas y cuyo reinado se prolongó durante 100 millones de años. ¿Qué pasó en el Jurásico temprano que produjo esa desconcertante extinción selectiva?

Llegaron a esta conclusión gracias a un trabajo interdisciplinario en el que participaron los paleobotánicos Ignacio Escapa y Rubén Cúneo, del Museo Egidio Feruglio; la experta en cráneos Paulina Carbajal, del Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medio Ambiente de San Carlos de Bariloche; Jahandar Ramezani, un experto del MIT en dataciones muy precisas de fósiles (pueden tener un error de 50.000 años en 180 millones), y Oliver Rauhut, de la Universidad Ludwig-Maximilian, de Munich, Alemania. El trabajo se publica en Proceedings B de la Royal Society.

"Lo que a mí me intrigaba era que muchas veces el éxito evolutivo se da cuando aparece algo novedoso y copa los ecosistemas -explica Pol-. Pero estos gigantes aparecieron antes de ser dominantes y estuvieron muchos millones de años coexistiendo con otros sin prevalecer. Por ejemplo, el Ingenia prima, de San Juan, tiene más de 200 millones de años. Colegas de Sudáfrica también descubrieron animales de casi el mismo tamaño. Sin embargo, de repente, nos encontramos con que son los únicos herbívoros y que dominan en todo el mundo, no solo acá. ¿Qué pasó en el medio?"

Para contestar esta pregunta había que encontrar el lugar que tuviera sedimentos de la edad precisa, justo el momento en el que se dio ese cambio. Y en Chubut no solo están presentes, sino que contienen una profusión de fósiles de plantas que permitieron armar el rompecabezas de cambios climáticos y ambientales que acompañaron esa dominancia. "Millones de kilómetros cuadrados de campos de lava y roca volcánica, no solo en la Patagonia, sino también en la Antártida y en África, permiten advertir muy claramente las huellas de este vulcanismo que acidificó los océanos y produjo extinciones en los mares -cuenta Pol-. Pero no se sabía qué efecto había tenido eso en los ecosistemas terrestres".

Debido al aumento de dióxido de carbono y metano, el calentamiento global (similar al que estamos experimentando hoy por acción humana) volvió más árido el clima y modificó completamente la flora. "Justo antes del vulcanismo hay registros de helechos arborescentes de dos metros, vegetación exuberante que da cuenta de un clima muy húmedo; después, queda un bosque abierto, dominado por árboles de un porte importante, como las araucarias y otras coníferas, que no son fáciles de comer: tienen hojas coriáceas, duras, con pinches. Entendemos que la diversidad de herbívoros que existía antes se extinguió por este cambio ambiental y los saurópodos gigantes fueron los únicos que pudieron sobrevivir porque estaban en condiciones de aprovechar las plantas dominantes", subraya el paleontólogo.

Los primeros fragmentos de Bagualia alba (por bagual, caballo salvaje, y amanecer, ya que es uno de los primeros después de la época de los volcanes: sus restos fueron datados en 179 millones de años) aparecieron en 2007 en el Cañadón del Bagual, cinco kilómetros al sur de Cerro Cóndor. "Los encontramos en trabajos de exploración que estábamos haciendo en el centro de la provincia -recuerda Pol-. Al año siguiente decidimos abrir una excavación y nos encontramos con una acumulación de por lo menos tres individuos que habían muerto en ese lugar, al borde de un lago, por lo que asumimos que los huesos habían sido transportados por alguna corriente. Estuvimos excavando dos veranos seguidos y sacamos más de 100 en total".

Pero, sin duda, el momento culminante fue cuando descubrieron los restos del cráneo, la figurita difícil de estos gigantes, porque si bien tienen un cuerpo monumental, su cabeza es muy pequeña y muy, muy frágil. "Solo se conocen con cráneo entre un tres y un cuatro por ciento de las especies de saurópodos", afirma el científico.

Gracias a eso pudieron ver bien cómo era la dentición y se encontraron con la clave: la capa de esmalte es extremadamente gruesa, siete veces más que la de otros herbívoros previos al vulcanismo, y rugosa. Muchas de las piezas dentales están muy gastadas, probablemente por el tipo de plantas que ingerían o por la cantidad de ceniza volcánica que habría en el ambiente, que es muy abrasiva. "Y lo que descubrimos al estudiarlos con tomografía es que por cada diente tenía tres en formación para reemplazarlo en todo momento -continúa-. Los iban cambiando muy rápidamente. Se estima que los saurópodos cambiaban sus dientes cada 60 a 90 días. Esto les permitió sobrevivir a los gigantes en momentos tan críticos, mientras que los otros, con dentición mucho frágil, no podían procesar cualquier planta".

Devoraban lo que hubiera al alcance. De hecho, parte de lo que permite explicar su tamaño descomunal es que, gracias a la fermentación microbiana en los intestinos, habían desarrollado el poder de digestión de una gran variedad de plantas. "Es por eso que son tan 'panzones' -explica Pol-. Para obtener energía suficiente para semejante cuerpo necesitaban intestinos muy voluminosos, donde se pudiera fermentar gran cantidad de materia vegetal".Ilustracion Jorge Gonzalez. Fuente: La Nacion.

Mas info en http://www.grupopaleo.com.ar/paleoargentina/principal.htm

martes, 17 de noviembre de 2020

Encuentran un enorme molar fósil de un Elefante Sudamericano en San Pedro.



Fue hallado por una familia de la localidad de Doyle mientras pescaba a orillas del río Arrecifes. El enorme molar es de un gran mastodonte y apareció junto a partes de la pelvis y una escápula del animal.

Piezas fosilizadas de un ejemplar de mastodonte (Stegomastodon platensis) de grandes dimensiones, fueron descubiertas por la familia Alí-Martínez de Pueblo Doyle, partido de San Pedro, mientras pescaban en el río Arrecifes, a unos 170 km al Norte de Buenos Aires.

Gustavo Martínez, Daniela Martínez y su esposo, Misael Alí (el primero en ver los fósiles), observaron algo que llamó su atención semienterrado en una capa de sedimentos aflorantes a la vera del río. De inmediato, la tarde de pesca en familia se convirtió en una aventura que los transportó a la prehistoria de la zona. Enseguida dieron aviso al Museo Paleontológico de San Pedro y un equipo conformado por José Luis Aguilar, Javier Saucedo, Matías Swistun y Walter Parra, acudieron al llamado en representación del Grupo Conservacionista de Fósiles. 

Además del enorme molar, se lograron recuperar partes de la pelvis y una escápula completa del animal. Los restos hallados corresponden a un mastodonte, un pariente prehistórico de los elefantes actuales, que habitó la llanura pampeana y desapareció junto a otros géneros de grandes animales en la extinción ocurrida en el límite Pleistoceno-Holoceno.

Aguilar, desde el Museo de San Pedro, explica que “el orden al que pertenecieron los mastodontes y actualmente los elefantes, se originó en Egipto durante el Eoceno, con un animal llamado Moeritherium, de unos 60 cm de alto. Su cráneo era alargado y tenía unas pequeñas defensas o ´colmillos´.  Millones de años más tarde, durante el Plioceno, y luego de muchos cambios adaptativos, surge en América del Norte Stegomastodon, género al que pertenecieron algunos de los mastodontes que llegaron a vivir en tierras sudamericanas hasta su desaparición a comienzos del Holoceno.

Los mastodontes, como Stegomastodon, pertenecen a la familia de los gonfoterios (Gomphotheriidae), parientes cercanos de los elefantes actuales (familia Elephantidae) y del poderoso Mamut (Mammuthus), de colmillos enrulados, cuerpo cubierto de grueso pelo y un tamaño algo mayor. En África y Asia los proboscídeos (como se denomina a este grupo de animales con ´trompa´) sobrevivieron hasta nuestros días en las formas de los elefantes que hoy conocemos.”

Lo más impactante del hallazgo es el enorme molar recuperado. Mide 20 centímetros de longitud, 9 centímetros en su parte más ancha y pesa 1,6 kilogramos.

Para la Dra. María Teresa Alberdi, paleontóloga del Museo de Ciencias Naturales de Madrid, estudiosa de este grupo de grandes herbívoros y colaboradora del Grupo Conservacionista de San Pedro, “realmente es un diente estupendo, una pieza sorprendente, y tanto para el Dr. José Luis Prado (Univ. Nacional del Centro) como para mí, es de un ejemplar del género Stegomastodon platensis, claramente. Nosotros consideramos que es género Stegomastodon porque no se diferencia de los restos norteamericanos y creemos que dicho género llegó de Norte América a América del Sur  y es compatible con los registros de los gonfoterios que aparecen en los yacimientos argentinos.”

 Fuente; Museo Paleontologico de San Pedro.

 Mas info en http://www.grupopaleo.com.ar/paleoargentina/principal.htm