jueves, 30 de marzo de 2023

Investigadores argentinos dan a conocer el primer registro de viviparidad en serpientes documentado en Messelophis variatus, una boa del Eoceno.

 



Recientemente, Mariana Chuliver y Agustín Scanferla, investigadores de CONICET-Fundación Azara junto con Krister Smith, paleontólogo del Senckenberg Research Institute and Natural History Museum de Frankfurt, Alemania, descubrieron la evidencia más antigua de viviparismo en serpientes.

Los investigadores examinaron un fósil de serpiente hallado en la localidad de Messel (Alemania) y describieron huesos correspondientes a restos de embriones en el cuerpo de la madre. El hallazgo fue publicado en la revista "The Science of Nature-Naturwissenschaften" y demuestra que las serpientes vivíparas existían hace al menos 47 millones de años.

La mayoría de los reptiles actuales ponen huevos, este modo de reproducción es el más común y es denominado oviparidad. Sin embargo, existen algunas especies de lagartos y serpientes que se desvían de la norma y “paren” a sus crías vivas. La preservación en el registro fósil de estrategias reproductivas es, en general, muy rara. En total, hasta la fecha se han descubierto solo dos fósiles de reptiles vivíparos. En este trabajo se describe la primera prueba fósil del mundo de una serpiente vivípara.

La serpiente fósil de la especie Messelophis variatus, medía unos 50 centímetros de largo, data del Eoceno y está emparentada con las actuales boas enanas de América Central. Esta especie es una de las serpientes más comunes del yacimiento de Messel. Sin embargo, el hallazgo de este ejemplar de unos 47 millones de años sorprendió a los investigadores: se trata de una hembra grávida con al menos dos embriones. Al examinar el fósil se determinó que los huesos presentes correspondían a huesos del cráneo de pequeñas boas de no más de 20 centímetros de longitud. Estos huesos se encontraban por detrás de la posición estimada del estómago, en el tercio posterior de la zona del cuerpo, por lo cual si constituyeran una presa ya habrían sido digeridos y no serían reconocibles. Este hecho apoya la hipótesis de que se trata de una hembra con embriones.

En las especies vivíparas, las crías permanecen en el cuerpo de la hembra hasta que son viables, lo que elimina la necesidad de una cáscara de huevo protectora. Esto se considera una estrategia evolutiva ventajosa para los reptiles de climas fríos, ya que la temperatura dentro del cuerpo de la hembra es más estable y, por tanto, más segura para sus crías. Por ello, muchos de los lagartos y serpientes vivíparos actuales han evolucionado en climas más bien fríos. Durante el Eoceno, sin embargo, la Tierra estaba dominada por un clima de efecto invernadero persistente, con temperaturas cálidas, un alto contenido de dióxido de carbono en la atmósfera y polos sin hielo.

Distintas líneas de evidencia indican que en Messel, hace 47 millones de años, las temperaturas medias eran elevadas y las temperaturas invernales no bajaban del punto de congelación. Resulta llamativo que especies de reptiles como la serpiente de este hallazgo parieran crías vivas. Quizá la viviparidad ofrezca otras ventajas adaptativas menos evidentes que los beneficios de termorregulación para los embriones. Posiblemente, en el futuro, otros fósiles de este yacimiento único ayuden a resolver este misterio. Fuente; Fundación Azara.

Se puede acceder a la publicación completa en:

Chuliver, M., Scanferla, A. & Smith, K.T. Live birth in a 47-million-year-old snake. Science of Nature 109, 56 (2022). 

Mas info en http://www.grupopaleo.com.ar/paleoargentina/principal.htm

 


Nuevo estudio sobre fósiles de Plesiosaurios de la Patagonia Argentina.





 

El nuevo trabajo del Laboratorio de Anatomía Comparada y Evolución de los Vertebrados (Lacev) dependiente del Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia de Buenos Aires y Conicet, en colaboración con miembros de la Fundación de Historia Natural Félix de Azara, describe la microestructura y microanatomía de los huesos de un plesiosaurio hallado a orillas del Lago Argentino, en la ciudad de El Calafate.

Los plesiosaurios son un grupo de reptiles acuáticos distribuidos en todo el mundo. Dicha adaptación a la vida acuática es evidenciada por extremidades convertidas en aletas largas y angostas que les permitían moverse con rapidez en el agua. Tenían cuellos muy alargados rematados en una pequeña cabeza armada de dientes afilados adaptados para la captura de peces. Su cuerpo era corto y en forma de barrilete, además de ser poseedores de una cola corta que podrían haberla utilizado como timón.

Ciertos indicios paleohistológicos y microanatómicos dieron a pensar que los plesiosaurios juveniles vivían en zonas costeras, mientras que los adultos en aguas profundas, en mar abierto. Esta hipótesis surgió al describir en los plesiosaurios juveniles una configuración paquiostótica, es decir, huesos de gran densidad que permitieron al organismo hundirse con mayor facilidad, mientras que en los especímenes adultos los huesos eran osteoporóticos, en consecuencia, de muy baja densidad (una contextura símil de esponja, como las grandes ballenas) permitiendo una mayor flotabilidad.

En el presente estudio, fueron encontradas ambas estructuras óseas para un mismo espécimen adulto, sugiriendo causas subyacentes más complejas para la formación de dichas estructuras óseas, reforzando hipótesis de autores previos que postulaban que dicha arquitectura ósea podría corresponder a las cargas mecánicas que experimentaba el esqueleto ante el particular movimiento de las aletas de estos animales, y por ende, que no sólo responderían a cuestiones del hábitat de dichos organismos.

Además, se observó la presencia de un sistema externo fundamental, una estructura muy escasamente citada para los plesiosaurios a nivel mundial, formada en la periferia de la sección transversal de unos huesos llamados gastralias (también conocidas como costillas ventrales), dicho sistema externo fundamental corresponde a un apelotonamiento de marcas de crecimiento (similares a las que se hallan en los troncos de los árboles cortados) muy poco espaciadas entre sí, indicativo de la madurez somática del animal, por lo tanto, el plesiosaurio en cuestión llegó a su máximo tamaño en la adultez.

Es de destacar, y en concordancia con otros plesiosaurios, una gran cantidad de canales vasculares que nutrían con vasos sanguíneos y linfáticos a la corteza ósea, indicativos de un rápido crecimiento y bien sostenido hasta la madurez del animal, lo cual sugiere un elevado metabolismo, similar al de mamíferos y aves. En este caso, los canales vasculares se hallaron rodeados por lamelas convirtiéndolos en osteonas secundarias, las cuales se forman en gran número cuando el animal llega hacia la adultez, por ende, otro indicio más junto con el sistema externo fundamental de la misma. Fuente: Lacev.

Se puede acceder al estudio en https://www.researchgate.net/publication/368965449_Biological_implications_of_the_bone_microstructure_of_a_new_elasmosaurid_Sauropterygia_Plesiosauroidea_from_the_uppermost_Cretaceous_of_Patagonia

Mas info en http://www.grupopaleo.com.ar/paleoargentina/principal.htm