En la provincia de Buenos Aires, durante el Pleistoceno (entre 2.5 millones de años hasta 11 mil años antes del presente) habitaron megamamíferos que nos han dejado diversos indicios de su existencia, como el caparazón de gliptodonte hallado (y ahora en exposición) durante la construcción del subterráneo en la estación Tronador de la línea B.
Pero aquellos indicios no se restringen a la aparición de sus huesos fosilizados, podemos encontrar también cuevas, huellas y coprolitos. Los coprolitos son fecas fósiles, estudiarlos nos permite obtener información sobre el animal que los produjo, nos dan una idea aproximada de su tamaño y sobre sus hábitos alimenticios. Los coprolitos pueden contener cabello, semillas, plantas en general y/o huesos, y poseen formas y tamaños que nos permiten clasificarlos y en ocasiones asignarlos a una especie en particular.
En este nuevo trabajo del Laboratorio de Anatomía Comparada y Evolución de los Vertebrados (Lacev), presentamos un coprolito de gran tamaño cuyas características permiten referirlo, no sin ciertas dudas, al tigre dientes de sable Smilodon. Su contenido es sorprendentemente abundante en huesos referibles en su mayoría a un perezoso gigante (Mylodon) y contiene también huesos de guanaco. El coprolito fue hallado en los márgenes del Río Reconquista, en el Partido de Merlo, pleno conurbano bonaerense, en Argentina. Allí mismo han sido encontrados diversos restos óseos pertenecientes a megamamíferos extintos como gliptodontes, scelidoterios, toxodontes, camelidos y félidos (Smilodon populator).
El coprolito encontrado nos permite saber que el Smilodon no solamente se alimentaba de megafauna, sino también de animales de tamaño mediano, como es el caso del guanaco. Previo a este hallazgo los investigadores, basados en características del esqueleto, creían que Smilodon era un depredador especializado exclusivamente en cazar megafauna y además era incapaz de consumir huesos duros. El hallazgo del coprolito refuta ambas ideas.
Hace unos 10.000 años todos los megamamíferos sudamericanos encontraron su extinción (aún se desconoce claramente por qué). Debido a que los investigadores pensaban que el Smilodon se alimentaba exclusivamente de aquellos mamíferos gigantes, hipotetizaron que la extinción de sus presas inevitablemente trajo aparejada la desaparición de este felino. Sin embargo, el hallazgo de restos de guanaco en las fecas de Smilodon rechaza esa idea, y muestra que el tigre dientes de sable era capaz de alimentarse de una enorme variedad de animales (algunos de los cuales sobreviven hoy en día). De esta manera, el hallazgo de la fecha fósil de Merlo, trae más dudas que certezas, y nos obliga a repensar la extinción del Smilodon.
Imágenes de Feca de Smilodon estudiada (la escala representa 5 centímetros); y reconstrucción de dos Smilodon enfrentados. Ilustración por Sebastián Rozadilla. Fuente Lacev.
Ver publicación científica; https://pubs.geoscienceworld.org/sepm/palaios/article-abstract/37/7/402/615818/A-POSSIBLE-SMILODON-MAMMALIA-FELIDAE-COPROLITE
Mas info en http://www.grupopaleo.com.ar/paleoargentina/principal.htm