jueves, 29 de julio de 2021

Fósiles de Futalognkosaurus hallados por la bajante de un lago en Neuquén.

 



Se trata de el Futalognkosaurus que existió en el Cretácico Superior, hace más de 90 millones de años

En el departamento de Los Barreales, Neuquén, sobre las playas del lago que tiene el mismo nombre que esa localidad neuquina, se hallaron restos de un dinosaurio que sería un Futalognkosaurus hembra, un gigantesco herbívoro que perteneció al Cretácico Superior, hace 90 millones de años.

Según informó ayer La Mañana de Neuquén, el dinosaurio fue descubierto gracias a la bajante del lago Los Barreales, y los primeros huesos encontrados estaban cerca desde donde se extrajo hace unos años el Futalognkosaurus, de 30 metros de altura, en tierras pertenecientes a la comunidad Paynemil.

El Futalognkosaurus, detalla el medio local, era una especie característica de esa zona de Neuquén en épocas del Cretácico Superior y vivía con otros dinos también gigantescos, por lo que se llama a la zona, “tierra de gigantes”. Fue en 2000 que se encontró un 70% de su esqueleto y ello originó el desarrollo del reconocido parque geopaleontológico Proyecto Dino de la Universidad Nacional del Comahue en el lago Barreales.

El paleontólogo Jorge Calvo, cuyo equipo trabaja contrareloj pues los fósiles podrían ser tapados por el agua en un mes cuando cese la bajante, dijo a ese medio que aún resta analizar con exactitud los restos pues también podrían pertenecer a una cría del Futalognko.

El equipo de científicos está conformado por Calvo, los geólogos Federico Narváez y Gabriel Asencio; el técnico paleontológico Juan Mansilla; y el colaborador Nicolás Fuentes, y trabajan con las debidas autorizaciones del área de Cultura provincial y de la comunidad Paynemil.

Es que el hallazgo se da sobre tierras de la comunidad mapuche Paynemil, a 97 kilómetros de la capital provincial, un yacimiento del período Cretácico cuando convivieron dinosaurios herbívoros y carnívoros de casi 40 metros de largo o alto; como los Futalognko o Megarraptors cuyos restos fósiles también se encuentran en el parque geopaleontológico. Fuente La Nación.

Mas info en http://www.grupopaleo.com.ar/paleoargentina/principal.htm

martes, 27 de julio de 2021

Visitas guiadas durante las vacaciones de invierno en el Museo de Miramar.

 





VACACIONES DE INVIERNO!!! paseo guiado gratuito en la formación turística "Magic Tren". Todos los días a las 11 hs sale el trencito desde el Parque de Los Patricios (Av 9 y 18), con un recorrido guiado por nuestra ciudad, hasta las instalaciones del Museo de Ciencias Naturales de Miramar, donde allí recibimos información y conocimientos sobre el pasado y presente natural de nuestro distrito, y la importancia científica de la región. Últimos días!!!! 
 
Para abordar el tren -que sigue todos los protocolos sanitarios- se pide colaborar con un alimento no perecedero destinado a comedores y merenderos barriales de la localidad. Desde el 19 al 31 de julio.
También podés visitar el Museo de Ciencias Naturales con recorrido libre. Abierto todos los días en Vacaciones de Invierno!!!

domingo, 25 de julio de 2021

Dos nuevas especies de reptiles marinos jurásicos para Neuquén, Argentina.

 




Son ictiosaurios que habitaron la Patagonia argentina durante el período Jurásico. Forman parte de la colección del museo de Zapala, Neuquén, y fueron hallados en la Formación Vaca Muerta

Fueron bautizados Sumpalla argentina y Catutosaurus gaspariniae. El primero, en referencia a Sumpall, una criatura de la mitología mapuche que, según las creencias, habita y cuida los mares; y el segundo, por el nombre de la localidad neuquina de Los Catutos, ubicada a unos 20 kilómetros de Zapala, donde los encontraron, y en honor a Zulma Gasparini, pionera en el estudio de los reptiles marinos en Argentina. Se trata de dos ejemplares de ictiosaurios, un grupo de reptiles marinos que vivió entre el Triásico Inferior y el Cretácico Superior, es decir de 250 a 90 millones de años atrás, identificados por un equipo de investigadores del CONICET en la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata (FCNyM, UNLP) y cuyos hallazgos, realizados en la formación Vaca Muerta, se reportan respectivamente en recientes publicaciones en las revistas científicas Papers in Palaeontology y Journal of Vertebrate Paleontology. Ambos ejemplares, que forman parte de la colección del Museo Provincial de Ciencias Naturales “Dr. Prof. Juan Olsacher” (MOZ), pertenecen a la familia de los oftalmosáuridos, unos ictiosaurios ojones –llegaron a alcanzar órbitas de 30 centímetros de diámetro– y datan del Jurásico Superior, hace 150 millones de años.

De adulto, S. argentina habría llegado a tener unos 4 metros de longitud, un tamaño pequeño para un oftalmosáurido, familia que presentó dimensiones de hasta 8 a 10 metros. Se logró recuperar el esqueleto casi completo, y se preserva gran parte del cráneo, dientes, la columna vertebral y las cinturas pectoral y pélvica, además de sus miembros anteriores y parte del miembro posterior izquierdo. Además, en distintos puntos del esqueleto, como la parte superior del cráneo o la aleta derecha, aún se conservan las articulaciones intactas. De C. gaspariniae –que habría alcanzado los 3 metros cuando adulto– se recuperaron tres ejemplares. El más completo consta de gran parte del cráneo, la columna vertebral, la cintura pectoral y las aletas anteriores. “Uno de los detalles más impresionantes de este ejemplar se encuentra en sus ojos”, comenta Lisandro Campos, becario del CONICET y autor de ambos trabajos científicos, y completa: “El anillo esclerótico derecho, una estructura circular compuesta por una serie de finas placas de hueso articuladas entre sí y que da soporte al ojo, se preserva perfectamente dentro de la órbita. Es un anillo de 12 centímetros de diámetro, lo que nos habla de que los ojos de estos animales eran enormes”.

Los estudios permitieron determinar que ambos reptiles pertenecen a dos linajes de oftalmosáuridos lejanos entre sí, y más emparentados con especies que habitaron los mares del hemisferio norte que con otras especies halladas en la Formación Vaca Muerta. “Esto nos habla de la enorme diversidad de ictiosaurios presentes en las aguas que cubrían buena parte de la Patagonia hace unos 150 millones de años, y vuelve a resaltar a esta región del país como un tesoro fosilífero”, destaca. Por otra parte, “los análisis que realizamos nos indican que el momento de máxima diversidad de formas y estructuras en las aletas anteriores fue alcanzado hacia finales de Jurásico”. Por Marcelo Gisande. Fuente Conicet.

Mas info http://www.grupopaleo.com.ar/paleoargentina/principal.htm  

sábado, 24 de julio de 2021

Burkesuchus, un nuevo cocodrilo fósil estudiado por investigadores chilenos y argentinos.





 

Investigadores argentinos y chilenos hallaron una nueva especie que podría entenderse como un abuelo de los cocodrilos vivientes. Medía solamente 70 centímetros en su adultez y constituye uno de los pocos cocodrilos que habitaron tierra firme junto a los dinosaurios a fines del período Jurásico.

En una gran expedición paleontológica conjunta de científicos chilenos y argentinos, se descubrieron restos del esqueleto de un cocodrilo de 148 millones de años en la Cordillera Patagónica del sur de Chile, a 1500 metros de altura, lo cual representó un gran operativo logístico.

El doctor Fernando Novas, jefe del Laboratorio de Anatomía Comparada y Evolución de los Vertebrados del Museo Argentino de Ciencias Naturales (LACEV-MACN) e investigador del CONICET, indicó: “Encontramos parte del cráneo, la columna vertebral y de las extremidades inferiores de este animal”.

“Este era un pequeño cocodrilo de no más de 70 centímetros de largo, en claro contraste con los cocodrilos marinos de seis metros de largo que prosperaban en aquel entonces en lo que es la actual provincia de Neuquén, la cual estaba cubierta por el mar antes del ascenso de la Cordillera de los Andes”, relató Novas, autor principal del estudio publicado en la revista Scientific Reports del grupo Nature.

En este sentido, el paleontólogo Federico Agnolin, investigador del MACN, del CONICET, de la Fundación Azara y coautor de este estudio, agregó a la Agencia CTyS-UNLaM que “en aquella época, en los mares, existieron cocodrilos predadores, pero, en cambio, el Burkesuchus era modesto, pequeño, aunque representa toda una radiación de los cocodrilos terrestres, de los cuales se conocen muy pocos a nivel mundial”.

“Si bien no pudimos encontrar el hocico de esta especie, su pequeño tamaño, así como sus dientes pequeños y agudos, nos hacen pensar que el Burkesuchus era un carnívoro pequeño que posiblemente se alimentaba de invertebrados como insectos o crustáceos, o pequeños vertebrados como podrían ser los peces. Lo que conocemos del Burkesuchus indica que no tenía la capacidad de capturar presas de gran tamaño, o desgarrar grandes trozos de carne como si lo hacen los cocodrilos vivientes”, precisó Agnolin. 

Fernando Novas aseveró que “Burkesuchus muestra cómo se produjo esa radiación de cocodrilos que vivían en tierra firme, entre las patas de los dinosaurios, sino que, además, la forma que tiene su cuerpo su cráneo y sus patas traseras nos muestra que estaba en rumbo a dar origen a los cocodrilos modernos que habitan en lagunas y ríos”.

“Por ejemplo, se puede ver una modificación en el cráneo, más precisamente en el cierre que tenía en la región del oído para poderse sumergir en el agua, así que Burkesuchus es algo así como el abuelo de los cocodrilos modernos y está mostrando etapas de la evolución que son muy poco conocidas a nivel mundial”, destacó el jefe del LACEV-MACN.

El doctor Novas indicó que el descubrimiento de esta nueva especie se suma a una lista de hallazgos sumamente interesantes que viene realizando el LACEV, hace ya casi una década, en colaboración con el doctor Manuel Suárez y su equipo de la Universidad Andrés Bello en Santiago Chile.

Burkesuchus mallingrandensis es el nombre con el que los investigadores bautizaron a este nuevo animal, lo cual significa “el cocodrilo de Burke procedente de Mallín Grande”. “El nombre que elegimos para identificar a este nuevo cocodrilo -explicó Novas- brinda homenaje al estadounidense Coleman Burke, amante de la Patagonia y apasionado por la paleontología, quien tuvo un rol fundamental en las diversas actividades de nuestro laboratorio. Coleman y su esposa Susan nos brindaron su apoyo y entusiasmo para llevar adelante exploraciones y nuevos descubrimientos paleontológicos, incluido el cocodrilo que hoy lleva su nombre”.

Un gran expedición paleontológica

El hallazgo de este pequeño abuelo de los cocodrilos se produjo a 1500 metros de altura. Allí, aflora un yacimiento paleontológico del período Jurásico. Este lugar fue descubierto en 2004, cuando se extrajeron los restos fósiles del dinosaurio herbívoro Chilesaurus diegosuarezi.

Casi diez años después, en 2013, se realizó la expedición en la que aparecieron los restos de este pequeño cocodrilo de tierra firme. Marcelo Isasi, técnico del LACEV-MACN y del CONICET, contó que esta operación requirió de una gran logística.

“Esta expedición involucró el transporte y la utilización de maquinarias, herramientas, insumos de trabajo y campamento. Tuvimos que cruzar un río para llegar a los afloramientos, el cual no tenía puente y estaba muy crecido”, relató Isasi sobre uno de los puntos más difíciles del operativo.

Isasi comentó a la Agencia CTyS-UNLaM que “desde el campamento que formamos en la montaña, teníamos un trayecto de una hora y media en caballo para llegar al yacimiento, ubicado en la cima”.

“Fue maravilloso cabalgar rodeados de glaciares y de ese paisaje, pero también podía ser muy peligroso, ya que hay que atravesar grandes extensiones de hielo”, comentó el técnico.

En la primera llegaba al yacimiento, Federico Agnolin encontró los restos de este cocodrilo y avisó al resto del equipo para que se acercaran. “Cuando llegamos, vimos que se trataba de pequeños huesos expuestos”, contó Isasi.

Para poder rescatar estos fósiles, se utilizaron maquinarias para cortar el fragmento de roca donde estaban alojados. “Mira es el cráneo del coco”, fueron las palabras que dijo Agnolin al enseñarle los restos a los demás miembros del equipo. “Ahí, nos dimos cuenta que ya la campaña era un éxito”, rememoró Marcelo Isasi.

La extracción del cocodrilo duró dos días y durante el resto de la campaña se continuaron encontrando más fósiles del dinosaurio Chilesaurus. La preparación del cocodrilo se realizó en el MACN. Llevó varios meses separar la dura roca de estos fósiles y, posteriormente, comenzó el estudio de estos materiales, para lo cual se realizó el escaneo en 3D de cada pieza encontrada, para así poder desarrollar el esqueleto completo de este animal.

El investigador Sebastian Rozadilla del LACEV y del CONICET también comentó a la Agencia CTyS-UNLaM sobre la dificultad de esta expedición: “Si llovía demasiado, no era posible pasar el río. A veces, hacía mucho frío o nevaba y, entonces, debíamos esperar un par de días hasta que el suelo se descubriera de la nieve y pudiésemos continuar con la búsqueda de los fósiles”.

“Toda esa aventura dio lugar a este hallazgo fantástico. Vemos que los hallazgos en la Patagonia reafirman que el sur de nuestro continente es de gran relevancia para la paleontología a nivel mundial”, destacó Rozadilla. Y agregó: “Animales como el Burkesuchus ayudarán a cambiar nuestro entendimiento sobre la evolución de los reptiles que dominaron la Tierra en la Era Mesozoica”.

También participaron del estudio publicado en la revista Scientific Reports los investigadores Gabriel Lio del LACEV-MACN, Manuel Suárez de la Universidad Andrés Bello de Chile, Rita de la Cruz del Servicio Nacional de Geología y Minería de Chile, Ismar de Souza Carvalho de la Universidad Nacional de Río de Janeiro y David Rubilar-Rogers del Museo Nacional de Historia Natural de Chile.  Fuente; la Agencia CTyS-UNLaM