Una
docuficción sobre la vida y la obra de Florentino Ameghino, el naturalista
argentino; posiblemente, el padre del pensamiento científico latinoamericano.
Vivió obsesionado con demostrarle al mundo científico su creación más polémica
y desmesurada: el “Homo pampeanus”, la teoría autoctonista sobre el origen del
hombre americano. Con la actuación de Luis Ziembrowski en el papel de Ameghino.
jueves, 18 de junio de 2020
viernes, 12 de junio de 2020
Hallan fósiles de un puercoespín en el Pleistoceno de Santa Fe.
Investigadores encontraron restos de una mandíbula con
molares de un puercoespín que habitó América del Sur durante era de la megafuana
(que recibe el nombre de Cuaternario).
Pariente de los puercoespines actuales (como el Coendú que
aparece en la foto de fondo), esa mandíbula es el primer registro fósil para
Argentina y Santa Fe.
Su presencia nos demuestra la existencia de ambientes más
vegetados, con árboles y arbustos, en lo que hoy conocemos como llanura
pampeana para Santa Fe.
Esta investigación fue realizada por los paleontólogos Raúl
Vezzosi (Argentina) y L. Kerber (Brasil) y ellos discuten la posibilidad de que
en el pasado, hace 100-125 mil años atrás aproximadamente, estos animalitos se
hayan dispersado como consecuencia de una expansión de la vegetación que
existía en su momento y que estaba relacionada con los bosques tropicales
estacionalmente secos, similares a los que aún persisten a la deforestación y
tala indiscriminada en el Chaco argentino.
Este ejemplar forma parte del patrimonio de la provincia de
Santa Fe (Ley 25.743) y forma parte de la colección del Museo Provincial
de Ciencias Naturales "Florentino Ameghino" con el número PV 1706.
Imágenes; Fragmento de mandíbula y de fondo un Coendú actual.
Lugar del hallazgo (barrancas del
Carcarañá) y diferentes vistas de la mandíbula perservada con tres dientes
molares (muelas m1, m2, m3). En el mapa las letras y los sombreados demuestran
las especies actuales de puercoespínes que aún habitan sobreviven) en América
del Sur.
Los números indican la misma especie fósil, que se ha
encontrado en Santa Fe y en otros países. A su vez, se aprecia una última
imagen donde se muestra la comparación con otras series dentarias (muelas) de
la misma especie que se han encontrado como fósiles únicamente en otros países
de América del Sur. Fuente; Facebook Museo Ameghino. https://www.museoameghino.gob.ar/
Megarachne servinei. La araña mas grande del mundo que no lo fue.
Megarachne servinei, que estaba registrada en el Libro
Guiness de los Récords Mundiales, era considerada como una de las arañas más
aterradoras de la prehistoria.
El experto en arácnidos Paul Selden, de la Universidad de
Manchester, asegura que la bestia de un metro de largo era un escorpión de mar.
El fósil de la criatura fue descubierto en 1980 por el paleontólogo argentino
Mario Hunicken, quien originalmente la clasificó como una araña que vivió hace
300 millones de años.
Una de las localidades gondwanicas más importantes del
mundo, lo conforman los afloramientos geológicos de "Bajo Veliz", la
cual se halla emplazada en el sector noroeste de la Sierra Grande de San
Luís y ocupa una angosta depresión de más de 12 kilómetros, surcada de sur a
norte por el Arroyo Cautana, en donde sí se han hallado fósiles de verdaderas
arañas como Gondwanarachne argentinensis.
También se encuentran excelentes y abundantes restos fósiles
de vegetales (las impresiones se refieren a hojas, tallos, fructificaciones y
semillas platispérmicas con buen grado de preservación) y con frecuencia restos
fósiles de insectos y de arácnidos en muy buen estado de conservación, como el
fósil de un escorpión marino gigante, Megarachne servinei que
erróneamente desde su descubrimiento, había sido catalogado como un gran
arácnido.
Con la aparición de este artrópodo fósil, juntamente con la
paleoentomofauna y la paleoflora resulta un hecho altamente auspicioso desde
los puntos de vista paleontológico y bioestratigráfico.
Volviendo a Megarachne, se trataba de un escorpión de
unos 70 centímetros de envergadura y con un peso probable de unos 1500 gramos.
Su alimentación consistía principalmente de pequeños vertebrados, como
anfibios, reptiles y peces.
Se trataba de un artrópodo, por lo cual, poseía una
garra larga y dos ojos grandes, mientras que las arañas suelen tener ocho ojos
pequeños. Además pareciera tener un cuerpo robusto o caparazón, con arrugas o
prominencias en su espalda que no se han encontrado en ningún tipo de araña
conocida por el hombre.
Es posible que esta criatura haya vivido en una ciénaga y
usaba sus garras para abrirse paso entre el barro. Si lo comparas con alguna
especie animal existente hoy en día, probablemente escogerías un cangrejo largo
o una langosta.
Hay un nuevo fósil de la Megarachne más grande, de
45 cm. de cuerpo y 60 cm. de extensión aproximadamente, que está bajo la
custodia del señor Guido Pollini en la localidad de Santa Rosa del Conlara (San
Luís), emplazada a 25 km de Bajo de Veliz. A pesar de que no se trata de
la araña más grande que haya existido en el mundo, es claro que es una bestia
asombrosa y con gran valor científico. El trabajo que menciona la
nueva corrección se titula "The true identity of the supposed giant fossil
spider Megarachne" , Paul A Selden, José A Corronca y Mario
A Hünicken (2004).
sábado, 6 de junio de 2020
Icnofosiles Paleozoicos en la costa atlantica.
Las rocas que conforman los espigones o defensas costeras, naturalmente corresponden a sedimentos de un antiguo fondo marino de 490 millones de años. Para esa época, no había vertebrados, pero si, una abundante y diversa forma de invertebrados, que dejaron marcas de su actividad.
Estas rocas, colocadas artificialmente en nuestras costas o utilizadas para la construcción, no posee cuerpos fósiles, pero si huellas o trazas de actividad de numerosos animales y plantas del Periodo Ordovícico, de las que obtuvimos decenas de registros.
Si bien están catalogados como otros icnofosiles paleozoicos de la provincia de Buenos Aires como "fósiles problemáticos", es probable que estas marcas se deban a las pistas originadas por la traslación de anélidos marinos de tamaño grande.
En 2016, Mariano Magnussen del Laboratorio Paleontológico del Museo de Ciencias Naturales de Miramar, hallo cerca del muelle de pescadores de la ciudad, una gran roca de cuarcita, depositada allí artificialmente, con el propósito de construir la defensa costera, la misma, portaba una muestra de actividad animal, posiblemente del icnogenero Palaeophycus.
Esta roca que se emplea comúnmente en toda la costa bonaerense para este fin, proceden de las canteras ubicadas en la localidad de Batan.
Estas marcas de actividad se caracterizan por sucos semirellenos de sutil trazado, flexionados, superpuestos con sección regular mostrando bordes netos, a veces giros y superposiciones sumamente variadas.
Antecedentes de estos hallazgos corresponden a la Estancia La Celina en la provincia de Buenos Aires en 1945. Se encuentran en sedimentos de arenas cuartiticas de grano fino. El promedio de medida de estas trazas es de 1 metro de longitud y entre1 y 2 centímetros de ancho. En oportunidades se encuentra asociado a trazas de otros organismos, como Corophioides y Tigillites.
Nuestro colega Carlos Adrián Quintana de la UNMdP, justamente nombro a este tipo de muestras como “fósiles urbanos”, ya que también se los puede observar en rocas utilizadas para la construcción.
Conoce los fósiles del Eoceno en MegaFauna Web.
Conoce los fósiles del Eoceno en MegaFauna Web.
http://www.grupopaleo.com.ar/paleoargen…/megafauna/index.htm
http://www.grupopaleo.com.ar/paleoargen…/megafauna/index.htm
jueves, 4 de junio de 2020
Overoraptor chimentoi. Un pequeño dinosaurio hallado en Patagonia arroja nuevas interpretaciones sobre el origen de las aves.
Como se ve en la ilustración, se estima que el Overoraptor chimentoi portaba plumas en sus largos brazos tal cual como lo hacen las aves hoy en día y sus pies estaban armados con una garra afilada para capturar a sus presas como en otros dinosaurios raptores. Si bien se cree que sus brazos se plegaban automáticamente como las de un ala; no se habría tratado de un animal volador, sino de un corredor.
En el camino por intentar comprender cómo fue el mundo de los dinosaurios que se extinguieron hace más de 65 millones de años, los paleontólogos también tienen sus debates internos. Uno de ellos es sobre la relación de parentesco que pudo haber existido entre distintos grupos de raptores (que dejaron fósiles de unas 5 familias distintas) y las aves (grupo que sobrevivió y hoy se encuentra distribuido alrededor del globo).
Ahora, un nuevo dinosaurio identificado en la Patagonia Argentina arroja más datos para comprender la radiación adaptativa de los paravianos en Sudamérica. Se trata del Overoraptor chimentoi, hallado en rocas del Cretácico Superior (unos 90 millones de años de antigüedad), en la provincia argentina de Río Negro, en el marco de una expedición liderada por el paleontólogo argentino y explorador de National Geographic Matías Motta, en febrero de 2018. El investigador también forma parte del Laboratorio de Anatomía Comparada y Evolución de los Vertebrados (LACEV) del Museo Argentino de Ciencias Naturales "Bernardino Rivadavia" (MACN - CONICET).
“Los primeros restos de este dinosaurio habían sido encontrados en 2013 en una breve expedición que realizaron el Dr. Fernando Novas y el Técnico Marcelo Isasi (MACN - CONICET) junto con otros colegas a esta localidad que está al noroeste de la provincia, al sur del embalse Ezequiel Ramos Mexía. Ellos pudieron rescatar unas garras y huesos de la mano de este dinosaurio”, relata el explorador.
Luego, los descubrimientos en la expedición liderada por Motta cinco años más tarde, que recibieron el apoyo de National Geographic Society, permitieron identificar otras partes del esqueleto incluyendo vértebras, elementos de las cinturas escapular y pélvica, huesos del ala y de las patas. Con estas nuevas piezas, los investigadores pudieron revelar rasgos anatómicos únicos en comparación con otros raptores.
El Overoraptor chimentoi recibe su nombre del término “overo” (por la particularidad de sus huesos, que fueron conservados en un patrón de color blanco y negro) y “chimentoi” en honor al Dr. Nicolás Chimento, quién fuese el descubridor de los primeros fósiles de esta especie.
Por el estudio anatómico, Motta puede indicar que se trataba de un animal pequeño (de 1,5 metros de largo, aproximadamente) con brazos y patas largas. “Presenta miembros súper alargados y gráciles, son muy frágiles los huesos de este dinosaurio. Y muestra características, en su miembro posterior, muy similares a las de animales corredores”, aclara el explorador, quien agrega que se trataría de uno muy veloz. Además, como sus parientes los unenlágidos, sus patas aportaban una gran garra curvada y filosa en el segundo dedo.
Sin embargo, estudiando la anatomía del brazo, el equipo de investigadores distinguió que sus huesos tenían características muy similares a las de las aves que no tienen otros dinosaurios raptores. “Este es un raptor, pero está muy emparentado con las aves”, afirma Motta.
Aunque el explorador estima que no haya sido un volador, reconoce que “es muy probable que sus brazos hayan sido capaces de realizar movimientos complejos y, como ocurre en las aves actuales, se hayan plegado automáticamente a los lados del cuerpo”.
Según la propuesta de los autores del trabajo, que se publicó en la revista científica The Science of Nature, esta capacidad de realizar el “plegado automático del ala” en un animal corredor indica que en primera instancia habría tenido otra función, como la de equilibrio durante la carrera, tal como lo hacen aves corredoras como el ñandú. Y se estima, que los brazos del Overoraptor chimentoi fueron capaces de moverse de manera acompasada para conseguir un mayor balance y precisión.
Otros de los puntos del interés de este descubrimiento, radica en que los investigadores del equipo que trabaja con Motta han encontrado a este Overoraptor emparentado de manera cercana al Rahonavis, un raptor del Cretácico ubicado en Madagascar.
Ambos dinosaurios tienen en común un pie de tipo raptor y brazos similares a las alas de las aves, representando un avance evolutivo que no estaba presente ni en los unenlágidos ni en los velocirraptores del hemisferio norte.
Este resultado abre la posibilidad a la existencia de un nuevo grupo de dinosaurios paravianos (carnívoros) distribuidos en África y Sudamérica y que eran desconocidos hasta la fecha.
El descubrimiento del Overoraptor ayuda a los investigadores a conocer mejor la serie de cambios anatómicos que ocurrieron en el linaje de dinosaurios que condujo a las aves, mostrando que muchos rasgos que se creían presentes únicamente en aves voladoras ya habían evolucionado en dinosaurios corredores como el mencionado.
Los materiales fueron hallados en campos pertenecientes a la familia Violante y a la empresa SIMA Ingeniería. Los trabajos llevados a cabo contaron con la aprobación de la Secretaría de Cultura de Río Negro, y los fósiles descubiertos son patrimonio del Museo Provincial Carlos Ameghino de Cipolletti. Una pequeña garra del Overoraptor chimentoi comparada con una moneda.
Fuente; nationalgeographicla.com. Fotografía Matías Motta. Ilustración Gabriel Lio.
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