viernes, 5 de noviembre de 2021

Confirman el hallazgo de Cladosictis patagónica en el Mioceno de Comallo, Rio Negro.




 Lo había encontrado un vecino en un campo cercano y lo tuvo en su casa durante años. Un trabajo científico confirmó que en la zona de Comallo se descubrió el primer esparasodonte de los alrededores, reconocido como Cladosictis patagónica.

El fósil estudiado pertenece a un animal de casi un metro de largo y 7 kilos de peso, con un hocico largo, caninos desarrollados y dientes filosos que le habrían permitido cortar la carne de sus presas. Este hallazgo, que estuvo durante muchos años en manos de un pequeño productor de la zona, se suma al Kelenken guillermoi, un ave de más de dos metros y medio de altura, también hallada en cercanías de esta localidad de la Región Sur rionegrina.

Analía Forasiepi, investigadora del CONICET, señaló que Cladosictis habría tenido tal vez, una fisonomía que mezcla la silueta de un hurón, con el cuerpo alargado, patas cortas y la cabeza de un zorro, con un morro largo.

Aguirrezabala, oriundo de Comallo, quien además de estudiarlo también fue intermediario entre el colector y sus colegas especialistas, afirmó que el hallazgo de este fósil sucedió hace varios años atrás.

“Don Mercedes González encontró el material, consistente en un cráneo con su mandíbula asociada, mientras sus animales pastaban en los campos de su propiedad, a casi 10 kilómetros al sudoeste de Comallo. Inmediatamente lo reconoció como un animal carnívoro, similar a un perro, y lo atesoró en su puesto por varios años”, detalló Aguirrezabala que en el 2004, atraído por los fósiles, se convirtió en un referente de la paleontología en la zona.

Precisamente a él, don Mercedes se lo entregó consciente del significado científico que cada fósil contiene.

A partir de allí comenzó el trabajo de preparación en el Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia” de Buenos Aires, con pequeñas herramientas, consolidando la roca y liberando el fósil del sedimento que lo sepultó al morir hace millones de años atrás.

“Es muy importante que los vecinos den aviso al momento de hallar algún resto fósil. Lo mismo si este fuese un resto arqueológico. Son materiales muy frágiles y la extracción requiere en muchos casos de herramientas y consolidantes particulares, y hacer muchas anotaciones para comprender el contexto del hallazgo. Eso nos permite entender la antigüedad del material, qué ambiente habitó, qué otros fósiles existieron junto a él, etc.” sostuvo y añadió que “un fósil aislado es como una página suelta de un libro. Se necesita el contexto para poder comprender su significado”.

La preparación y el estudio del fósil de don Mercedes llevó varios años y reveló que la especie Cladosictis patagónica habitó en Patagonia durante casi 3 millones de años.

Este espécimen es el primer esparasodonte que se conoce para la zona de Comallo y constituye un aporte para comprender como fueron los ecosistemas del pasado de la región y como interactuaron entre predadores y presas. Junto a Kelenken y otros animales extintos, Cladosictis será uno de los integrantes que estará representado en el Paleoparque de Comallo, emprendimiento turístico en actual desarrollo que figurará en tamaño natural a numerosas bestias prehistóricas que habitaron en la región.

“Estamos muy contentos con el resultado, aunque es una pena que don Mercedes no nos este acompañando para compartir la noticia de su hallazgo”, reflexiona Aguirrezabala.

Coincidiendo con el resto del equipo de investigadores, el paleontologo comallense dedico el trabajo a su memoria.

El fósil de don Mercedes fue depositado en el Museo de la Asociación Paleontológica Bariloche, dado que es uno de los repositorios oficialmente reconocidos para la provincia.

Nuevos depredadores se suman al museo

La paleontología es una ventana al pasado e indudablemente las rocas de los alrededores de la localidad rionegrina de Comallo, son excepcionales por sus numerosos restos fósiles.

Allí afloran rocas de una unidad conocida por los geólogos como Formación Collón Curá, de unos 15 millones de años de antigüedad, pertenecientes al Mioceno medio. Para ese entonces el clima era más cálido que en la actualidad y la Patagonia en su conjunto era más húmedo y con una importante actividad volcánica; no obstante, propicio para el desarrollo de un variado y rico ecosistema.

“Los fósiles son los únicos testimonios que tenemos para interpretar como fue la vida en el pasado de nuestro planeta. Dan información sobre las especies que habitaron en los distintos ambientes y muchas veces nos advierten de características anatómicas únicas que tuvieron los animales, sin contrapartida en las especies vivientes” admite Aguirrebala.

Tal es el caso del Kelenken guillermoi, un ave terrestre carnívora de más de dos metros y medio de altura con un pico grande terminado en un gancho y patas largas y gráciles que le habría permitido realizar largas carreras. Es considerada el mayor representante dentro del grupo de los fororrácidos o las “Aves del Terror” y fue descubierta hace unos 25 años en Comallo por quienes en aquel tiempo eran niños, los comallenses Silvio Cordero y Guillermo Aguirrezabala.

“América del Sur -agrega- tuvo una historia geológica muy particular durante el Cenozoico, luego de la extinción de los grandes dinosaurios, dado que estuvo mayormente aislada de otras partes del mundo. Como resultado, su fauna fue única y propia de este continente. Por ejemplo, el nicho de los depredadores estuvo compartido durante el Mioceno por varios animales distintos: las ´Aves del Terror´, cocodrilos gigantescos de más de diez metros de largo y los mamíferos esparasodontes. Estos últimos fueron parientes extintos de las comadrejas (estos animales tan particulares que completan el crecimiento fuera del útero materno, en una bolsa o marsupio, de allí el nombre general del grupo, conocido como marsupiales)”, describió. Fuente Diario Rio Negro.

Mas info http://www.grupopaleo.com.ar/paleoargentina/principal.htm