jueves, 23 de marzo de 2023

Nuevos datos de la habilidad visual del extinto Thylacosmilus o marsupial dientes de sable.

 


 


Los largos colmillos del animal prehistórico habrían provocado un desarrollo evolutivo de sus ojos para poder observar en tres dimensiones y con mayor profundidad, lo que habría servido para poder cazar a sus presas.

Un grupo de investigadores ha descubierto que el extinto marsupial dientes de sable (Thylacosmilus atrox) desarrolló una gran habilidad visual a pesar de que poseía largos caninos superiores frontales, por lo que habría sido un gran depredador, según se detalla en un estudio publicado por la revista Communications Biology.

El T. atrox, que no debe confundirse con el conocido felino Smilodon o "Tigre de dientes de sable", está emparentado con canguros y otros marsupiales, habitó en Sudamérica hace unos 3 millones de años y habría pesado aproximadamente unos 100 kilogramos.

Hasta ahora, se suponía que este extinto marsupial usaba sus enormes colmillos para cazar y se estima que tenía una dieta que consistía en al menos un 70% de carne.

Pero la ubicación de sus ojos hacía creer que este animal prehistórico tenía una visión más parecida a la de especies herbívoras como vacas y caballos, que solo pueden observar en dos dimensiones.

Sin embargo, tras realizar unas tomografías computarizadas del cráneo de tres ejemplares, los científicos descubrieron que podía ver en tres dimensiones, con profundidad y hacia adelante, una habilidad esencial en animales carnívoros como perros o gatos.

"Cuando eres un depredador, quieres ser capaz de localizar a tu presa con la mayor precisión posible", explicó al medio Live Science Charlène Gaillard, autora principal del estudio.

Los investigadores sugieren que este marsupial prehistórico tenía un campo visual de unos 70 grados, similar al que posee un gato: "Esto fue suficiente para ayudarlo a convertirse en un depredador exitoso", agregó Gaillard.

Los científicos identificaron que el T. atrox tuvo que cambiar a nivel evolutivo la orientación de las órbitas oculares, ya que sus largos dientes "crecían sin cesar" durante toda su vida, mientras las raíces de los colmillos se adentraban cada vez más en el cráneo.

Este "desplazamiento" de sus órbitas le permitió al animal expandir su habilidad visual en 3D, debido a que los enormes caninos "invadían" la parte frontal de su cráneo, concluyó Gaillard. Fuente DW. Editado por José Ignacio Urrejola. Ilustración Jorge Blanco. Imágenes propias de Grupo Paleo. Thylacosmilus en el Museo de Ciencias Naturales de Miramar, ilustrativo.

Mas info en http://www.grupopaleo.com.ar/paleoargentina/principal.htm