Fueron animales pequeños, de varios centímetros, y que
poseían forma cónica o cilindro-cónica. Su posición sistemática es incierta,
habiéndose incluido con los poríferos (filo Porifera) o en un filo propio (filo
Archaeocyatha). Exclusivos del Cámbrico inferior (570 a 536 Ma).
Junto a algas calcáreas, fueron formadores de arrecifes en
ambientes marinos someros. Distribución geográfica muy extensa: aparecen
fósiles de arqueociatos en todos los continentes. Poseen una capa o muralla
externa y en la mayoría de las familias también una muralla interna. El espacio
entre las dos murallas se denomina intervalo, dividido por tabiques radiales
denominados septos.
No se parecen directamente a las esclerosponjas. La
disposición de los poros consiste en un diámetro menor en la muralla externa
que en la interna. De esta manera, el agua circulaba por los poros de fuera
hacia el interior. Este patrón es típico de las esponjas. Así se aceptó la
cercanía entre arqueociatos y esclerosponjas.
Hoy se considera un grupo extraño. A la altura del río
Colorado, precisamente, hay un arco volcánico que atraviesa la Patagonia y
pertenece al Paleozoico superior, se han encontrado interesantes fósiles de Archaeocyatha).
En efecto, en la zona de El Jagüelito, una localidad en
la provincia de Río Negro, cerca de Sierra Grande, el doctor Pablo González,
investigador del Conicet, encontró restos fósiles de arqueociátidos, unas
esponjas primitivas, de forma cónica y unos pocos centímetros de longitud. Era
la primera vez que se encontraban, en América del Sur, estos organismos que son
exclusivos del período Cámbrico inferior. Imágenes de archivo.