8 de Abril, nuevo aniversario de su muerte. Destacado por su actividad médica y por sus investigaciones epidemiológicas, zoológicas y paleontológicas. Es considerado el primer naturalista argentino.
Aunque la labor de Francisco Javier Muñiz como médico fue
notable, es en el campo de las ciencias naturales y en especial en el de la
paleontología (la ciencia que estudia los fósiles) donde su figura se destaca
claramente. En un primer momento en Chascomús, provincia de Buenos Aires,
inició trabajos que se consideran como los primeros esfuerzos argentinos en ese
campo: recogió y reconstruyó fósiles, algunos ya conocidos pero otros nuevos.
Más tarde, en las barrancas del río Luján, realizó durante veinte años la
fecunda tarea de remover y sacar a la luz un extraordinario mundo fósil allí
sepultado.
Francisco Xavier Thomas de la Concepción Muñiz nació en Monte Grande, Provincia
de Buenos Aires, el 21 de diciembre de 1795. En 1807, a los 11 años de edad, se
alistó como cadete en el Regimiento de los Andaluces y fue herido de bala en
una pierna mientras intervenía en la defensa de Buenos Aires durante las
invasiones inglesas.
La Escuela de Medicina, creada en 1801, no había atraído la atención de muchos
alumnos, por lo que, a sugerencia del doctor Cosme Argerich se la reemplazó por
el Instituto Médico-Militar, con la finalidad primordial de formar cirujanos
para los ejércitos patrios. Este instituto, bajo la dirección de Argerich,
inició sus actividades en 1814 y contó entre los alumnos inscriptos a Francisco
Javier Muñiz, que se graduaría como médico en 1822, cuando el instituto
mencionado ya había pasado a formar parte de la Universidad de Buenos Aires
(creada en 1821), donde se doctorará recién en 1844.
En enero de 1825 fue designado cirujano militar en el cantón de la Guardia de
Chascomús. Allí, organizó el primer hospital de campaña y confeccionó el
reglamento para el cuerpo de cirugía. Durante las campañas militares contra los
indígenas a las que asistió, Muñiz, un hombre con inquietudes múltiples,
realizó estudios sobre los usos, las costumbres y las creencias de los
aborígenes.
En 1841 Muñiz le "regaló" su colección paleontológica al gobernador Rosas: eran once cajones acompañados por una nómina de los fósiles que a su vez Rosas obsequió al almirante francés Dupotet. No está claro que se haya tratado de un obsequio voluntario. Para algunos, entre ellos Florentino Ameghino no fue otra cosa que un despojo, pues Rosas habría obligado a Muñiz a hacer la pretendida "donación". Sin embargo, a pesar de esta contrariedad, Muñiz no se desanimó, siguió trabajando y llegó a reunir una nueva y más amplia colección de fósiles que donó en 1857 al museo de Buenos Aires. Su descubrimiento paleontológico más importante fue el "tigre fósil" (Muñifelis o Smilodon bonaerensis), realizado en 1844.
En 1857, donó al Museo Público de Buenos Aires materiales
que hoy forman parte de las importantes colecciones y exhibiciones de fósiles
pampeanos del Museo Argentino de Ciencias Naturales. Entre ellos se destacan un
cráneo de Toxodon, un caballo fósil y un "tigre" diente
de sable. El cráneo de Toxodon y el caballo fueron estudiados por
el entonces director del Museo, el prusiano German Burmeister. El
"tigre" dientes de sable, al que originalmente denominó como Muñifelis
bonaerensis, pero luego ubicó correctamente en el género Smilodon,
resulta el hallazgo que más reconocimiento le mereció. Con el estudio de este
ejemplar, desarrolló al máximo su capacidad como paleontólogo pues lo describió
con precisión de anatomista, aventuró hipótesis sobre sus hábitos y hasta se
atrevió a refutar la tesis del naturalista francés Georges Leclerc, conde de
Buffon, que sostenía que los animales americanos eran de menor tamaño que los
europeos
En 1871, murió víctima de la fiebre amarilla durante una feroz epidemia que
azotó a Buenos Aires.
Conocer más en http://www.grupopaleo.com.ar/paleoargentina/pionero04.htm