Un investigador y una Investigadora del CONICET participaron de un estudio que echa luz sobre la existencia de estos animales a partir de restos fósiles hallados en la Patagonia.
En los complejos esquemas que graficaban la fauna de hace unos 18 millones de años en parte de lo que hoy es la costa atlántica de la provincia de Santa Cruz al sur del río Coyle, faltaban hasta ahora representantes de dos géneros: Pachyrukhos, un notoungulado –que son parientes lejanos de los animales actuales con pezuñas– de tamaño y apariencia similar a una liebre; y Prolagostomus, un roedor parecido a una vizcacha. Si bien algunos reportes antiguos sugerían que estos mamíferos extintos habían habitado allí, los datos disponibles y los registros fósiles arrojaban información confusa que no permitía asegurarlo de manera tan acabada. Pero la pandemia por COVID-19 y sus consecuentes medidas de aislamiento dieron el tiempo necesario a un grupo de investigación del CONICET La Plata para revisar y contrastar con detenimiento todo el material junto hasta lograr desentrañar por qué era tan difícil ubicar en tiempo y espacio a las especies mencionadas. La novedad científica acaba de aparecer en la Publicación Electrónica de la Asociación Paleontológica Argentina (PEAPA).
“La paleontología no es solo el descubrimiento de nuevas especies; el procesamiento de datos y las revisiones históricas son una parte fundamental del trabajo enmarcado en la disciplina. En este caso, la imposibilidad de salir al campo a recolectar materiales nos permitió hacer foco en todo el volumen de información y fósiles sobre estas especies y clarificar su origen, un tema que nos planteaba muchas dudas desde hace veinte años”, relata Sergio Vizcaíno, investigador del CONICET en la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata (FCNyM, UNLP) y uno de los autores del estudio. Gracias a esta investigación en profundidad, los científicos y científicas involucrados en la publicación determinaron que efectivamente ambas especies sí habitaron la región, pero en tiempos un poco más recientes. La explicación del error radica en una diferencia de interpretación de la edad geológica de las rocas del lugar, que además coincide con un cambio ambiental asignado a dicho período.
Los resultados del trabajo indican que el primer registro de Pachyrukhos y Prolagostomus en el lugar sería de hace alrededor de 17,4 millones de años y restringido a la zona a lo largo del río Gallegos, al sur de la provincia. El área es apenas una pequeña porción de la Formación Santa Cruz (FSC), una importante unidad geológica del país conocida internacionalmente por la enorme cantidad de restos fósiles que alberga, muchos de ellos dados a conocer por el naturalista Florentino Ameghino a fines de siglo XIX. La ausencia de estos especímenes en estudios anteriores se debía a que se los buscaba en los afloramientos rocosos más antiguos, datados en más de 17,5 millones de años, cuando en realidad –se sabe ahora– surgieron más adelante, de acuerdo a lo que indica la edad de las rocas, correspondiente a tiempos geológicos algo más modernos. Su presencia, además, es consistente con un proceso de aridificación que se conoce para la época, teniendo en cuenta que son animales asociados a ambientes semiáridos.
Para esta investigación, el equipo de trabajo revisó la información disponible acerca de más de 1.500 ejemplares de distintas especies, de los cuales unos 130 resultaron ser de Pachyrukhos y 25 se asignaron a Prolagostomus. Además de una parte perteneciente al Museo de La Plata (UNLP), el resto de los materiales corresponden a las colecciones del Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia” (MACN, CONICET); el Museo Regional y Provincial “Padre Manuel Jesús Molina” en Río Gallegos; y otros tres museos de EEUU. “Fue una tarea realmente exhaustiva, porque muchas veces los datos históricos están mal, se contradicen entre sí o se ingresaron con errores en el proceso de digitalización, entonces hay que estar muy atentos”, señala Vizcaíno, y subraya: “Otra cuestión complicada tiene que ver con la importancia de conocer el área y los distintos sitios, porque hay localidades asociadas a estancias que han cambiado de nombre, y eso genera confusión para quienes no están familiarizados con el lugar”. Por Mercedes Benialgo. Fuente Conicet.
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