martes, 9 de enero de 2018

Restos de un Mastodonte joven en la localidad de Junin.


Se trata de un Stegomastodon, una especie que habitó esta zona hace menos de diez mil años. En el hallazgo aparecieron huesos y molares. Desde el Museo del Legado indicaron que actualmente aparecen fósiles por la baja del agua e indicaron dar aviso en caso de ser avistados.
Es difícil de imaginar una manada de elefantes vadeando las cañadas pampeanas e irrumpiendo en los pajonales, pero lo cierto es que hace menos de diez mil años éste era un acontecimiento muy común que se hubiese podido apreciar en la Región por los habitantes.
Durante el último día de 2017, en vísperas de año nuevo, sobre las orillas del Río Salado de Junín aparecieron unos restos bastante destruídos de un Stegomastodon “bebé”, dentro del barro, casi cubierto por las aguas limosas.
Los responsables del MuseoLegado del Salado” fueron quienes se encargaron de llegar al lugar del hallazgo a la vera de la cuenca para realizar los trabajos de recuperación.
“Al acercarnos y observarlos detenidamente, nos dimos cuenta que pertenecía a un pequeño Stegomastodon, porque poseen unos molares característicos, y había uno completo asomado en el sedimento”, aseguró la investigadora del museo, Marcela Torreblanca a Democracia.
Como era de tamaño pequeño, se estimó que los restos pertenecen a un individuo juvenil, quizá recién nacido. “Esperemos que al investigar los escasos restos encontrados nos cuente más sobre la vida de este pequeño, o al menos poder inferir cómo murió, si fue por un depredador, si murió al nacer y qué circunstancias rodearon su muerte, cómo se depositó y llegó a nuestros días”, expresó.
Si bien no eran idénticos a los elefantes que hoy habitan Asia y África, fueron parientes cercanos y su rol ecológico era equivalente. Como ellos, también pertenecían a la familia de los gomfotéridos.
El Stegomastodon fue el mastodonte característico del Pleistoceno argentino. Tenía el aspecto y el tamaño semejante a los elefantes actuales, pero sus molares eran distintos, ya que tenían dos series longitudinales de remates cónicos.
Los incisivos superiores eran de crecimiento continuo y formaban sus características defensas. Al igual que en el elefante, eran rectos o levemente arqueados. Estos mastodontes sólo tenían defensas en la mandíbula superior, pero existieron otros que las poseían en las dos mandíbulas.
Desde antes de la conquista española, se tenía noticias de hallazgos de huesos fósiles de mastodontes que eran atribuidos a gigantes. Por ejemplo, los habitantes cercanos a un rico yacimiento de Tarija, Bolivia, creían que antiguamente había existido allí una tribu de gigantes guerreros y destructores. Fuente; Democracia.