viernes, 12 de abril de 2019

Podocnemis bowerbanki, una tortuga del Paleoceno.



El grupo que en la actualidad conocemos como tortugas o quelonios, esos reptiles acorazados descienden, como muchos otros reptiles de los Cotilosaurios, unos reptiles primitivos que vivieron a mediados del periodo Pérmico, hace 250 millones de años y que en algunos casos llegaron a medir 4 metros de largo.
Los primeros Testudinata, de los que proceden las tortugas actuales, aparecieron en el Triásico superior, hace unos 200 millones de años. Estos animales poseían dientes en sus mandíbulas que luego evolucionaron hacia un pico córneo, la ranfoteca. Entonces todas las especies eran terrestres o, como mucho, anfibias. Pronto, las tortugas se dividieron en dos superfamilias que han sobrevivido hasta hoy; los Criptódiros (De cuello oculto) que replegaban el cuello formando una “S” y los Pleuródiros (Cuello ladeado) que tan solo podían esconder la cabeza torciendo el cuello bajo el borde del espaldar de su caparazón.
Además de esta divergencia, ambas superfamilias poseen otras distinciones, esqueléticas y anatómicas. Podocnemis tenia el caparazón es mucho más ancho por delante que por detrás. Presentaban dimorfismo sexual, ya que las hembras alcanzan un tamaño superior y tienen la cola más corta y estrecha. Esta especie puedo llegar a medir entre 35 y 68 cm. Habitaba esta especie básicamente en los ríos y sus cuencas. Era una especie omnívora.
Los juveniles se alimentaban alimentos de origen animal y los adultos preferían vegetales. Durante el Paleoceno de Patagonia y Noroeste argentino se han recuperado interesantes restos fósiles. Podocnemis, guarda estrecha relación con el genero viviente.