lunes, 2 de septiembre de 2019

Patagonia y el calentamiento global del Mioceno.



Existe un consenso generalizado acerca de que el calentamiento climático es uno de los principales factores que afectan la diversidad biológica global, con importantes consecuencias actuales y a futuro. Pero los cambios climáticos globales han ocurrido numerosas veces durante la historia de la tierra, por lo que no son patrimonio exclusivo de nuestros tiempos. Desde el año 2003, nuestro equipo, con base en el Museo de La Plata, lleva adelante un programa de investigación sobre la evolución de los ambientes y comunidades que existieron en Patagonia aproximadamente entre 18 y 16 millones de años atrás, durante un intervalo de tiempo mayor conocido como el Óptimo Climático del Mioceno Medio (OCMM), considerado entre los períodos más cálidos de la Tierra en los últimos 34 millones de años.

En esos tiempos América del Sur ya se encontraba en su ubicación actual, pero estaba separada físicamente de otras masas continentales. En el océano Atlántico, la Corriente del Brasil transportaba agua marina superficial cálida hacia el sur, permitiendo la continuidad de condiciones subtropicales desde la Amazonia hacia el sur. Además, la parte más relevante del levantamiento de la Cordillera de los Andes aún no se había producido, por lo que ésta no interfería la llegada de vientos húmedos provenientes del océano Pacífico a lo que hoy es Patagonia.

Las investigaciones mencionadas se centran en los afloramientos de rocas continentales distribuidos en diferentes sectores de la cordillera, las márgenes de los principales ríos y la costa atlántica de la provincia de Santa Cruz conocidos formalmente como Formación Santa Cruz. En el programa de investigación  colaboran paleontólogos y geólogos especialistas en diferentes disciplinas, de instituciones nacionales y del exterior. Las preguntas centrales que guían el programa son ¿Cómo eran el clima y el ambiente en la Patagonia durante el OCMM? ¿Cómo se estructuraban las comunidades biológicas? ¿Cómo afectó el siguiente cambio climático a esas comunidades?

El enfoque multidisciplinario ya ha permitido generar respuestas significativas  a las dos primeras preguntas. Las características de los sedimentos que conforman la Formación Santa Cruz indican la alternancia períodos más húmedos o más secos, con depósitos de cenizas evidenciando actividad volcánica en la cordillera y presencia de niveles que revelan la formación de suelos. En éstos, se encuentran moldes calcáreos de raíces que sugieren alta estacionalidad de las precipitaciones, con inviernos fríos y húmedos y veranos secos y cálidos. Se han recuperado fósiles de palmeras, ranas, lagartos, osos hormigueros y monos, que señalan fuertemente que el clima era mucho más cálido y húmedo que en la actualidad. Otros restos de árboles y de aves y mamíferos que actualmente habitan en bosques (como una especie de halcón reidor, puercoespines, ratas espinosas, perezosos y marsupiales trepadores) también dan crédito a esta interpretación. Asimismo, se registran restos de organismos propios de ambientes abiertos con pastizales, como gramíneas y animales como ñandúes, otras aves terrestres gigantes, mamíferos con pezuñas, gliptodontes y armadillos.

El examen conjunto de las rocas, de la flora y la fauna, permite visualizar un paisaje complejo para la parte austral de la Patagonia durante el OCMM, con ambientes de bosques templado-húmedos y otros abiertos semiáridos, con lagunas en ciertas zonas e inundaciones temporales en otras, que promovían la formación de marismas con mezcla de plantas herbáceas y gramíneas. Aunque con la presencia de palmeras, las especies de árboles registrados son similares a las de los bosques que caracterizan hoy el piedemonte de los Andes en el rango de latitudes de la Patagonia.

Por su parte, la fauna era ciertamente muy rica y variada. Considerando factores como el rango de tamaños corporales y las proporciones de las diversidades de dietas, preferencia ambiental y de modos de desplazamiento, encontramos una estructura ecológica similar a la de ciertas comunidades actuales que habitan en el área subtropical de América del Sur. Éstas habitan en ambientes que se caracterizan por  la alternancia de sabanas y bosques en galería y climas con lluvias e inundaciones estacionales, separadas por largos intervalos secos. La estructura señalada sería acorde con condiciones más húmedas y cálidas que las que dominan hoy en Patagonia extra-andina, con más de 1000 mm de precipitación anual, inviernos húmedos y veranos secos y temperaturas medias anuales por encima de 14º C.

A partir de aproximadamente los 15,5 millones de años atrás, pero  también durante mediados del Mioceno se inició un enfriamiento global que en Patagonia se complementó con un fuerte levantamiento de la Cordillera de los Andes, lo que interfirió la circulación de aíre húmedo desde el Pacífico y eventualmente ocasionó la aridez actual de gran parte de Patagonia, con la consecuente desaparición regional de muchas de las especies vegetales y animales que dominaron durante el OCMM.

Actualmente buscamos dar una respuesta más completa a nuestra última pregunta, intentando calibrar los tiempos en que estos cambios comenzaron a registrarse en la parte austral de Patagonia y qué cambios en la composición de las comunidades biológicas dan cuenta de ellos.

El estudio del registro fósil a distintas escalas temporales permitirá entender y mejorar nuestras predicciones sobre el impacto del cambio climático futuro sobre la diversidad biológica.
Fuente; Ciencia en Red. Por Sergio F. Vizcaíno y M. Susana Bargo, División Paleontología Vertebrados, Museo de La Plata, UNLP, La Plata, Argentina.