No siempre existió la vida sobre la Tierra. El tremendo
calor de los primeros tiempos destruía todo posible germen vital. Cuando se
formó la corteza terrestre y la temperatura descendió por debajo de los 1 000°
C las nubes de vapor de agua pudieron descargarse y comenzó la circulación del
agua sobre la Tierra; fue entonces cuando se hizo posible la vida.
Lo comprueban los fósiles hallados, es decir, los restos de
animales y vegetales petrificados, o los rastros o improntas dejados por esos
organismos en diversos terrenos geológicos antiguos.
Dado que a lo largo de los siglos la flora y la fauna
cambian de carácter, se han podido establecer fósiles de la misma especie y
edad para señalar la sucesión de las capas geológicas. Este hecho sirve a la
Paleontología para estudiar la historia de los organismos vivos, que se remonta
hasta las primeras edades geológicas en las que comenzara a circular el agua.
Desconocemos el aspecto de los primeros seres. Tres quintas
partes de los terrenos están cubiertas de agua y es imposible buscar fósiles
que permanecen aún ocultos en el fondo de los mares.
Las primeras huellas parecen haber sido borradas por la
transformación de las capas más antiguas en granito y en gneiss. Un hecho es
cierto: la vida sobre la Tierra, con los primeros seres que la poblaron,
solamente pudo aparecer después de¡ comienzo de la circulación de las aguas.