Un equipo de científicos españoles y argentinos ha
cartografiado en una isla de la Antártida la sección más extensa del
planeta del límite K-Pg, una fina capa geológica que marca el transcurso desde
el cretácico al paleógeno, hace 66 millones, cuando se cree que un meteorito
impactó contra la Tierra provocando la extinción del 75 % de los géneros
biológicos existentes, entre ellos los dinosaurios.
Este hallazgo ha tenido lugar en la isla Marambio, un
enclave excepcional del planeta por su riqueza geológica y paleontológica que
contiene un extraordinario registro fósil, muy estudiado por científicos de
todo el mundo
Este trabajo se traduce en la edición conjunta por parte del
Instituto Geológico y Minero de España (IGME) y del Instituto Antártico
Argentino (IAA), de la nueva “Serie Cartográfica Geocientífica Antártica” del
IGME, de los Mapas Geológico y Geomorfológico a escala detallada (1:20.000) de
la isla Marambio (Seymour, en la notación anglosajona). Los mapas, que se
acompañan de una extensa y detallada memoria, son el producto de más de una
década de fructífera colaboración entre los investigadores del IGME y el IAA.
"Esta cartografía geológica ayuda a comprender los
grandes cambios climáticos y paleoecológicos que tuvieron lugar en la Tierra
antes y después del límite. El profundo trabajo de investigación que ha
supuesto la realización del mapa representa una completa base de datos que será
usada por futuros grupos de investigadores como paleontólogos, geoquímicos o
paleoclimatólogos, entre otros", explica Manuel Montes, investigador del
IGME.
La isla Marambio se encuentra en las proximidades del
extremo nororiental de la Península Antártica y es uno de los lugares más
interesantes y visitados de la Antártida desde el punto de vista científico.
Mucho de este interés radica en que en ella se encuentra el estrato
geológico más extenso y austral del planeta que alberga los restos
del meteorito causante de la extinción de los dinosaurios. Esta capa
corresponde al denominado límite K-Pg (entre las épocas geológicas Cretácico y
Paleógeno) de una edad de 66 millones de años. El nivel contiene el registro de
un cambio fundamental en la historia evolutiva de la vida en la tierra, pues
significó la extinción de la mayoría de los grupos faunísticos dominantes hasta
entonces en la Era Mesozoica, como los dinosaurios y los reptiles marinos
(plesiosaurios), y la expansión de otros, como los mamíferos, a lo largo de la
Era Cenozoica en la que nos encontramos.
Cuando el meteorito, de unos 10 km de diámetro, impactó
contra la Tierra, al parecer en las costas de lo que hoy es la península del
Yucatán en México, sus cenizas se esparcieron por todo el mundo y llovieron
durante décadas sobre toda la superficie de la Tierra. Estas cenizas estaban
enriquecidas en elementos raros como el Iridio, que aparecen en proporciones
ínfimas en la superficie de la tierra pero que son más abundantes en los
meteoritos. La anomalía geoquímica, junto con las extinciones de grandes grupos
de fósiles (plesiosaurios, ammonites, etc.), se encuentran registradas dentro
de un estrato verdoso, rico en un mineral llamado glauconita, de unos 5 m de
espesor que, a lo largo de 7 km, atraviesa la isla de Marambio. Esta capa
verdosa se ha cartografiado con detalle por primera vez en los mapas
recientemente publicados.
El estudio de esta capa puede ofrecer la clave para entender
los actuales cambios climáticos y su relación sobre la evolución de
los seres vivos. “De hecho en Marambio el límite K-Pg tiene asociado un
horizonte de mortalidad de peces que no aparece en otras secciones de este tipo
en el mundo”, apunta Manuel Montes. Tal es la importancia de estos
afloramientos, que se está considerando declararlo como “Geosite” (lugar
geológico de relevancia internacional) de la Antártida siguiendo las pautas
metodológicas “Global Geosites” en la que participan una comisión internacional
en la que también colaboran investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid
y del IGME.
Tanto los mapas como la información contenida en la memoria,
ya están siendo la base de trabajo para la adecuada gestión y conservación de
este importante patrimonio geológico mundial. Este corto periodo de cambios
planetarios drásticos, ha sido muy estudiado en todo el mundo. Zumaya en la
costa del País Vasco y Caravaca en Murcia, albergan en España sendas secciones
de referencia mundiales del límite K-Pg. Fuente; El Imperial.es