jueves, 21 de mayo de 2020

Mapean en la Antártida la huella del meteorito que acabó con los dinosaurios.

Un equipo de científicos españoles y argentinos ha cartografiado en una isla de la Antártida la sección más extensa del planeta del límite K-Pg, una fina capa geológica que marca el transcurso desde el cretácico al paleógeno, hace 66 millones, cuando se cree que un meteorito impactó contra la Tierra provocando la extinción del 75 % de los géneros biológicos existentes, entre ellos los dinosaurios. 
Este hallazgo ha tenido lugar en la isla Marambio, un enclave excepcional del planeta por su riqueza geológica y paleontológica que contiene un extraordinario registro fósil, muy estudiado por científicos de todo el mundo
Este trabajo se traduce en la edición conjunta por parte del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) y del Instituto Antártico Argentino (IAA), de la nueva “Serie Cartográfica Geocientífica Antártica” del IGME, de los Mapas Geológico y Geomorfológico a escala detallada (1:20.000) de la isla Marambio (Seymour, en la notación anglosajona). Los mapas, que se acompañan de una extensa y detallada memoria, son el producto de más de una década de fructífera colaboración entre los investigadores del IGME y el IAA.
"Esta cartografía geológica ayuda a comprender los grandes cambios climáticos y paleoecológicos que tuvieron lugar en la Tierra antes y después del límite. El profundo trabajo de investigación que ha supuesto la realización del mapa representa una completa base de datos que será usada por futuros grupos de investigadores como paleontólogos, geoquímicos o paleoclimatólogos, entre otros", explica Manuel Montes, investigador del IGME.
La isla Marambio se encuentra en las proximidades del extremo nororiental de la Península Antártica y es uno de los lugares más interesantes y visitados de la Antártida desde el punto de vista científico. Mucho de este interés radica en que en ella se encuentra el estrato geológico más extenso y austral del planeta que alberga los restos del meteorito causante de la extinción de los dinosaurios. Esta capa corresponde al denominado límite K-Pg (entre las épocas geológicas Cretácico y Paleógeno) de una edad de 66 millones de años. El nivel contiene el registro de un cambio fundamental en la historia evolutiva de la vida en la tierra, pues significó la extinción de la mayoría de los grupos faunísticos dominantes hasta entonces en la Era Mesozoica, como los dinosaurios y los reptiles marinos (plesiosaurios), y la expansión de otros, como los mamíferos, a lo largo de la Era Cenozoica en la que nos encontramos.
Cuando el meteorito, de unos 10 km de diámetro, impactó contra la Tierra, al parecer en las costas de lo que hoy es la península del Yucatán en México, sus cenizas se esparcieron por todo el mundo y llovieron durante décadas sobre toda la superficie de la Tierra. Estas cenizas estaban enriquecidas en elementos raros como el Iridio, que aparecen en proporciones ínfimas en la superficie de la tierra pero que son más abundantes en los meteoritos. La anomalía geoquímica, junto con las extinciones de grandes grupos de fósiles (plesiosaurios, ammonites, etc.), se encuentran registradas dentro de un estrato verdoso, rico en un mineral llamado glauconita, de unos 5 m de espesor que, a lo largo de 7 km, atraviesa la isla de Marambio. Esta capa verdosa se ha cartografiado con detalle por primera vez en los mapas recientemente publicados.
El estudio de esta capa puede ofrecer la clave para entender los actuales cambios climáticos y su relación sobre la evolución de los seres vivos. “De hecho en Marambio el límite K-Pg tiene asociado un horizonte de mortalidad de peces que no aparece en otras secciones de este tipo en el mundo”, apunta Manuel Montes. Tal es la importancia de estos afloramientos, que se está considerando declararlo como “Geosite” (lugar geológico de relevancia internacional) de la Antártida siguiendo las pautas metodológicas “Global Geosites” en la que participan una comisión internacional en la que también colaboran investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid y del IGME.
Tanto los mapas como la información contenida en la memoria, ya están siendo la base de trabajo para la adecuada gestión y conservación de este importante patrimonio geológico mundial. Este corto periodo de cambios planetarios drásticos, ha sido muy estudiado en todo el mundo. Zumaya en la costa del País Vasco y Caravaca en Murcia, albergan en España sendas secciones de referencia mundiales del límite K-Pg. Fuente; El Imperial.es