El
hallazgo fue realizado a 5 kilómetros de la ciudad de San Pedro en sedimentos
de 700.000 años. Es un hecho inédito por
estar asociado a megafauna de esa antigüedad.
El
Grupo Conservacionista de Fósiles, equipo del Museo Paleontológico de San
Pedro, junto al Centro de Ecología Aplicada del Litoral (CONICET-UNNE), de
Corrientes, lograron muestrear e identificar granos de polen y esporas fósiles de diferentes plantas y hongos que habitaron los alrededores de un pantano cerca de la ciudad de San
Pedro, provincia de Buenos Aires, hace unos 700.000 años.
El
descubrimiento, que tiene diferentes facetas de interés científico, comenzó en
junio de 2017 con el hallazgo de un grupo de armadillos gigantes o
gliptodontes, que fueron extraídos en el predio de la empresa Tosquera San
Pedro SA.
Allí
se lograron recuperar restos de tres ejemplares adultos y un juvenil en etapa
de desarrollo; siendo este último uno de los ejemplares de la especie más
completos que se conocen en Argentina.
Los
datos arrojados por los fósiles y el análisis del sedimento donde se
encontraban, condujeron a los investigadores a
comprender que aquellos pesados animales habían muerto en un antiguo pantano o humedal que existía en la
zona y que actuaba como “trampa natural” cuando los grandes herbívoros se
acercaban en busca de agua o comida.
Una
vez comprendidas las características del ambiente que habitaron aquellos animales
de unos 1.500 kilogramos de peso, se realizó un muestreo del barro consolidado
que el ejemplar juvenil (el más completo) tenía entre sus patas. La intención
del equipo de investigación era la de efectuar una búsqueda microscópica de
elementos que permitieran determinar y corroborar el
tipo de ambiente y conocer la flora que había coexistido con aquellos animales
prehistóricos.
La
extracción de los armadillos y el muestreo de los sedimentos estuvieron a cargo
del equipo del Museo de San Pedro, mientras que la búsqueda e identificación de
los granos de polen y esporas fue realizada por
el laboratorio del CECOAL, en Corrientes, bajo la dirección del Dr. Lionel
Pacella y la Lic. Claudia Lovera, integrantes del grupo de Paleoambientes
Continentales y Palinología, respectivamente, de dicho centro de investigación.
Allí
se lograron separar e identificar los diminutos granos de polen y esporas
fósiles correspondientes a diferentes familias de angiospermas (plantas con flores), esporas de
hongos y restos de algas microscópicas que estarían indicando que se trataba de
un ambiente de estepa formada por plantas herbáceas, de suelos arenosos,
relacionada con cuerpos de agua cercanos.
Entre
las esporas halladas se observaron de hongos como Alternaria y Cladosporium junto
a otras de diferentes algas microscópicas;
y se individualizaron granos de polen de las familias Chenopodiaceae y Poaceae.
José
Luis Aguilar, fundador del Museo Paleontológico de San Pedro e integrante del
equipo que descubrió los fósiles, explica que “este hallazgo es un hecho muy
particular debido a su estrecha asociación con megafauna de la edad
Ensenadense, que es la antigüedad de los sedimentos portadores. Sabemos que la
zona estaba ocupada por un extenso humedal colmado de vida. Hasta hoy se han
recuperado fósiles de ciertas especies de armadillos gigantes y también
pequeños, un animal llamado macrauchenia, un yaguareté, mastodontes y una
especie nueva de perezoso gigante a la que se bautizó con el nombre de la
ciudad, Archaeomlodon sampedrinensis.
Sin
dudas, el estado de conservación del ejemplar de armadillo fósil que se
muestreó y la pericia del equipo de CECOAL que analizó las muestras, incidió
para que se lograran resultados positivos en esta búsqueda microscópica. Esta
etapa de la reconstrucción de aquel ambiente prehistórico nos ha aportado esta
sorpresa que nos permite recrear, al menos en parte, la diversidad de flora que
servía de alimento a los grandes herbívoros presentes en ese antiguo ecosistema”.
Las
diferentes familias de hongos, algas y plantas de flor, que fueron
identificadas en las muestras de sedimentos extraídas de las patas de los
armadillos gigantes de 700.000 años de antigüedad descubiertos por el Museo
Paleontológico de San Pedro, representa una excelente oportunidad que permite
reconstruir con elementos concretos cómo era el ambiente y la flora de la zona
del hallazgo hace más de medio millón de años.