El aguará guazú, Chrysocyon brachyurus es
el mayor de los cánidos sudamericanos vivientes. Probablemente debido a sus
hábitos solitarios, nocturnos o crepusculares, no se cuenta con registros
precisos acerca de su distribución en el pasado reciente.
Sus restos fósiles son conocidos durante el Pleistoceno
al Holoceno reciente, e incluso, en datos históricos coloniales. En 2009 un estudio de ADN realizado por un equipo
científico de la Universidad de California en Los Ángeles, confirmó que el
pariente más cercano al aguará guazú es el lobo de las islas Malvinas (Dusicyon
australis), extinto por los seres humanos en el siglo 19.
El estudio confirmó que
ambas especies se separaron hace alrededor de 6,7 millones de años. Los
cánidos solo lograron colonizar América del Sur hace unos 3 millones de
años, en el evento llamado en paleobiogeografía el gran intercambio biótico
americano.
Esto quiere decir que
los linajes de ambas especies llegaron desde América del Norte ya distanciados.
No se han hallado ejemplares fósiles de otras especies del género Chrysocyon,
por lo que se supone que evolucionó independientemente desde el Pleistoceno. Es
omnívoro, y obtiene la mayor parte de sus calorías de frutos (principalmente de
la lobeira) y raíces tiernas; sin embargo, son buenos cazadores.