Cuando un
resto fósil tiene un interés especial, tal vez porque se trata de una forma
nueva o muy bien preservada, los paleontólogos deciden hacer copias. La idea es
hacer réplicas de los restos originales, los cuales son copias fieles a la
pieza original. El primer paso es hacer los moldes de la pieza del organismo a
copiar, que por supuesto, el fósil fue procesado previamente por el personal
técnico idóneo de un museo o institución científica. Esta tarea debe realizarse
con mucho cuidado para no dañar los especímenes.
En la
actualidad, los moldes suelen hacerse con plásticos flexibles que se separan
con facilidad del hueso, y después de la pieza fundida, logrando copiar hasta
los detalles mas íntimos de un organismo. Pero igualmente existen numerosas
técnicas de trabajo, las cuales son utilizadas según el espécimen a duplicar.
El primer
problema surge al diseñar el molde de un hueso. Este debe estar formado por dos
o más piezas, que deben estar ajustadas entre si correctamente, para luego
poner el material fundido y que este no se derrame por hendiduras o cavidades
mal diseñadas o cerradas, para evitar distorsiones en la pieza procesada.
Algunos moldes pueden ser sencillos, como por ejemplo los huesos largos o
algunas vértebras, las cuales se hacen en dos mitades coincidentes. Pero los
trabajos más minuciosos para un técnico es el copiado de un cráneo o una
cadera, cuyos moldes deben ser tridimensionales y pueden contar con numerosas
piezas a unificar…