Un fémur de este mamífero prehistórico había sido encontrado en la zona
hace algunos años por pobladores. Ahora, desde el Museo de Historia Natural
ubicaron el lugar.
La Secretaría de Cultura del Gobierno de La Pampa informó que el Museo
de Historia Natural de La Pampa efectuó con éxito tareas de prospección
paleontológica en el área de Colonia Emilio Mitre, a los fines de relocalizar
el sitio de hallazgo de los restos fósiles de un megaterio, mamífero extinto de
gran tamaño, entregado hace algunos meses atrás a dicha institución para su
identificación y resguardo.
Entre otras funciones, el Museo es el organismo encargado de recibir
denuncias sobre hallazgos paleontológicos y velar por la correcta extracción y
preservación de los restos fósiles dentro del territorio provincial. En este
marco, tras el recibimiento de los restos de un megaterio en septiembre del año
2018, el museo provincial puso todo su esfuerzo para reubicar con exactitud el
sitio de su hallazgo, tarea que solo fue posible gracias a la colaboración y
compromiso por la preservación del patrimonio pampeano del antropólogo
bonaerense Ambrosio González Rubio, así como de distintos referentes del pueblo
ranquel.
La particular historia de este hallazgo paleontológico comienza en
septiembre del 2018, cuando el antropólogo Ambrosio González Rubio se comunicó
con el Museo de HIstoria Natural para hacer entrega de unos restos fósiles
procedentes del área de Colonia Emilio Mitre.
González Rubio indicó que mientras realizaba sus estudios de tesis en
Árbol Solo, el lonko Carlos Campú, máxima autoridad del Pueblo Rankülche, le
había cedido los restos para que los hiciera llegar a la autoridad competente.
Campú también le indicó que los mismos los había recibido tiempo atrás
de un poblador vecino, quien los halló al desmoronarse un médano vivo en la
zona próxima a Emilio Mitre.
De acuerdo a los comentarios de Campú, en la zona del hallazgo aún se
podían observar más restos en el terreno. De esta manera, luego de precisar que
los restos pertenecían a un megaterio y ante la importancia del hallazgo dado
que este tipo de restos son infrecuentes en el centro-oeste de la provincia, el
Museo se dispuso a contactar al lonko para precisar con exactitud el lugar de
hallazgo.
El contacto con Campú fue dificultoso debido a que se encontraba en
Victorica comprometido en su salud, pero luego de varias semanas y gracias a la
colaboración del Consejo Provincial del Aborigen, especialmente de Pedro Coria
y María Inés Canhué, desde el Museo pudieron ubicar a su hijo Carlos, quien
conocía la historia del hallazgo y amablemente se ofreció a colaborar con la
reubicación del sitio.
Habiendo coordinado un punto de encuentro con Carlos Campú hijo, el personal
del museo se trasladó a Emilio Mitre para reubicar los restos bajo la dirección
de los paleontólogos Marcos Cenizo y Lucas Cheme Arriaga junto a los técnicos
colaboradores Pablo Tejerina, Maximiliano Minuet y Nicolás Peralta Seen.
Siguiendo las indicaciones de Campú, el equipo prospectó una vasta zona
de médanos al oeste del Emilio Mitre, buscando un área de deflación donde los
médanos hubieran perdido su cobertura vegetal permitiendo así la exposición de
sedimentos más antiguos, entre ellos aquellos pertenecientes a la Formación El
Meauco, cuerpo de roca donde fueron hallados restos de megafauna en otros
lugares de la provincia.
Finalmente, se observó las condiciones mencionadas en un área donde los
médanos habían sido removidos para la instalación de un tanque australiano. Al
llegar al puesto próximo, el equipo del Museo fue recibido por su propietaria,
Juana Cabral, quien cordialmente señaló que los restos buscados efectivamente
habían sido recuperados en un sector cercano.
Tras unas horas de prospección, el equipo halló el sitio exacto donde
años atrás se había encontrado el megaterio. El lugar aún mostraba la presencia
de grandes astillas incluidas en las arenas de la Formación El Meauco, donde
además se recuperaron restos de otros mamíferos más pequeños.
Si bien no se recobraron nuevos restos del megaterio, la ubicación del
sitio permitió reconocer exactamente las unidades geológicas que son portadoras
de megamamíferos en el centro de La Pampa, algo que hasta el momento no contaba
con evidencias concretas.
Megatherium, el gigante
pampeano.
Los restos hallados en Emilio
Mitre corresponden a un fémur perteneciente a un gran megaterio de la especie
Megatherium americanum, el mayor de los perezosos terrestres que habitaron
América del Sur.
Los megaterios fueron
mamíferos herbívoros que podían superar las 3 toneladas de peso y medir hasta
seis metros desde la cabeza a la cola. Armados de grandes garras, tenían un
andar al menos parcialmente bípedo, como así lo evidencian las impresiones de
sus huellas preservadas en los excepcionales yacimientos de Pehuén Co, sobre la
costa bonaerense.
Al parecer los megaterios se
originaron hace cerca de 2.5 millones de años y fueron muy exitosos durante
todo el Pleistoceno, llegando inclusive a dispersarse hacia América del Norte
al comienzo de esa época geológica. Sin embargo, al finalizar la última Edad de
Hielo, hace unos 12 a 13 mil años atrás, desaparecieron junto a otros grandes
mamíferos como los mastodontes, gliptodontes, toxodontes y macrauquenias.
Las causas que derivaron en la
extinción de esta “megafauna pampeana” aún permanecen en debate, entre ellas se
incluyen los efectos de rápidos y drásticos cambios climáticos, impactos de
meteoritos, incendios de escala continental, la presión de caza ejercida por
los primeros pobladores americanos, o probablemente una combinación de algunas
de ellas.
Al menos otros siete
megaterios han sido hallados en La Pampa (tres en Toay, uno en las proximidades
de Caleufú y tres individuos en los mismos subsuelos de Santa Rosa), aunque en
general representados por restos muy fragmentarios.
Asimismo, no es la primera vez
que se encuentran megamamíferos en el área de Colonia Emilio Mitre. Décadas
atrás se hallaron allí fragmentos de placas correspondientes a la coraza de un
gliptodonte de la especie Panochthus tuberculatus, la misma encontrada por el
Museo de Historia Natural durante el 2016 en la periferia de la ciudad de Santa
Rosa. Fuente; eldiariodelapampa.