Los rizolitos o rizoconcreciones, son pruebas del pasado
botánico en nuestra región. Estos describen aquella roca, cuyos rasgos
estructurales, texturales y origen son el resultado total o mayoritariamente de
la actividad de una antigua planta.
Nuestra zona es muy rica en restos óseos fosilizados, pero es
menos habitual el hallazgo de restos fósiles de vegetales, ya que las plantas
están conformadas principalmente por celulosa, sustancia que se descompone
fácilmente en condiciones normales. Pero en algunas ocaciones, se observan estas
trazas de raíces que son de variable morfología y concentraciones, y que el ojo
entrenado puede observar.
Lo que recuperamos recientemente en Miramar, son moldes que
se forman durante la vida de la planta, cuando las bacterias y otros organismos
del suelo acumulan minerales sobre las paredes de la raíz como producto de su
actividad metabólica, sumado seguramente a suelos y barros con poca oxigenación.
Al morir el vegetal y desintegrarse sus partes orgánicas,
estas paredes revestidas de minerales se rellenan de sedimento preservando la
forma que tuvo la raíz de la planta originalmente, un hecho curioso y fortuito.
En las imágenes que acompañan, se pueden ver rizolitos
recuperados en sedimentos en la parte norte de Miramar, correspondientes al
Plioceno (3,5 a 4 millones de años), mientras el segundo que presenta una
ramificación, corresponden al Pleistoceno (unos 200 mil años antes del
presente), recuperados en las inmediaciones del arroyo La Ballenera días atras.
De este último lugar, personal del Museo de Ciencias
Naturales de Miramar, ha recuperado una interesante colección de evidencia
paleobotánica para la colección del museo, que de a poco, y a medida que las
tareas de preparación y preservación en el Laboratorio Paleontológico lo permitan,
las iremos publicando para que usted conozca nuestro patrimonio.