En una reciente
revisión, investigadores del CONICET comprobaron que los gliptodontes que
habitaron la región del sur de Sudamérica hace más de 10 mil años, durante el
Pleistoceno tardío, pertenecían a una misma especie: Glyptodon reticulatus. El
trabajo, publicado esta semana en el 'Journal of Vertebrate Paleontology',
implica una redefinición de la diversidad de estos grandes mamíferos en el
continente, que fue considerada mucho más amplia en relevamientos científicos
previos.
El análisis
incluyó registros fósiles del género que se encuentran en museos de Bolivia,
Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay. Este minucioso estudio permitió que los
paleontólogos verificaran una hipótesis que se barajaba hace varios años, que
estimaba que muchos de los ejemplares que habían sido atribuidos a otras
especies pertenecen a animales juveniles.
Las conclusiones
que fueron presentadas en este artículo demandaron varios años de revisiones
sistemáticas y forman parte de un trabajo acerca de los taxones australes de
los gliptodontes y su dispersión, que está siendo realizado por el becario
doctoral del Centro de Ecología Aplicada del Litoral (CECOAL, CONICET-UNNE),
Francisco Cuadelli. “Desde 2015 estamos recopilando el material, estandarizando
muestras y estableciendo comparaciones que nos permitieron comprobar que el
Glyptodon reticulatus era el más abundante en la región y que muchos de los
restos fósiles que fueron atribuídos a otras especies, como Glyptodon asper o
Glyptodon clavipes, en realidad corresponden a ejemplares juveniles de la
entidad dominante”, explica el paleontólogo, que trabajó en conjunto con
investigadores de su misma institución en Corrientes, así como también con
especialistas de la provincia de Buenos Aires y de Uruguay.
Para
conseguir suficiente evidencia acerca del vínculo entre los registros, los
investigadores aplicaron índices de similaridad, que reveló que las
características de los materiales hallados, por ejemplo, en Córdoba, eran las
mismas que los de Buenos Aires y los de Bolivia.
La coexistencia
de distintas especies de gliptodontes era un hecho que llamaba la atención de
los paleontólologos y esa inquietud fue el estímulo que dio inicio a esta línea
de investigación. “Desde el punto de vista ecológico, es muy difícil que los
animales de gran tamaño -que requieren una enorme cantidad de recursos
espaciales y energéticos- evolucionen lo suficiente como para diferenciarse en
tantas especies en simultáneo. La confirmación que se obtuvo con este estudio
cambia radicalmente el panorama que teníamos respecto a la diversidad y estamos
en condiciones de afirmar que en los últimos 70 mil años, hubo una sola especie
de Glyptodon (Glyptodon reticulatus) en el sur del continente”, señala el
investigador independiente del CONICET en el CECOAL, Alfredo Zurita, quien
estudia este grupo de mamíferos hace más de 15 años y es otro de los autores
del trabajo.
Respecto a las
causas que llevaron a que se adjudiquen ejemplares de Glyptodon reticulatus a
otras especies, Zurita explica que tienen que ver con que es muy frecuente la
aparición de registros de ejemplares juveniles. “Ahora sabemos que estos
gliptodontes más jóvenes tienen características diferentes a las de los
adultos, pero que pertenecen a la misma especie”, señala.
Otra de las
razones tiene que ver con las corazas, que son los restos fósiles más
abundantes de estos animales. El patrón de ornamentación de las placas presenta
muchos cambios en los distintos sectores de un mismo ejemplar, lo que llevó a
que en el pasado se vinculen estas variaciones con distintas especies.
“Todo lo que se ha asignado al Glyptodon clavipes tiene que ver con corazas,
pero ha quedado demostrado que no es evidencia suficiente”, señala Cuadrelli.
Al mismo tiempo, aclara que esta revisión no da de baja a esa especie, sino que
demuestra cómo muchos de los ejemplares que se le atribuyeron son, en realidad,
juveniles de Glyptodon reticulatus.
Estos cambios en las clasificaciones en la
diversidad de animales prehistóricos son frecuentes en el campo de la
paleontología en los últimos años y también hubo casos similares en
dinosaurios. Uno de ellos fue el del Nanotyrannus lancensis, que se
diferenciaba del Tyrannosaurus rex por ser de un tamaño más pequeño y presentar
un número diferente de dientes, pero que actualmente es reconocido como parte
de la misma especie.
Los gliptodontes fueron uno de los animales
cuaternarios más emblemáticos de Sudamérica y pertenecen a los xenartros, un
grupo de mamíferos endémicos de Sudamérica. Sin embargo, durante la formación
del istmo de Panamá, lograron llegar hasta América del Norte.
Su extinción ocurrió hace unos 9 mil años, en el
límite entre el Pleistoceno y el Holoceno, cuando desapareció toda la megafauna
compuesta por mastodontes, perezosos y toxodontes. El estrés ecológico que
sufrían las poblaciones por la alternancia de ciclos glaciales e interglaciales,
sumada a la presión que ejerció la llegada de los humanos y sus hábitos de
cacería, habrían sido los factores que contribuyeron a su desaparición.
En la fauna que habita el planeta en la actualidad,
no existen animales similares a los gliptodones, que podían llegar a pesar más
de una tonelada. “Tienen características que no se ven en ningún otro mamífero,
como la coraza que los cubría, que no estaba articulada y era completamente
inamovible. Su biología era extraña y eso los vuelve fascinantes para la
paleontología. Todavía nos queda mucho por descubrir acerca de estos animales”,
asegura Cuadrelli.
Otra de las conclusiones a la que llegaron los
paleontólogos en este reciente trabajo es que no sólo la diversidad del género
es muy baja, sino que también su evolución morfológica fue muy lenta. “Si
comparamos los registros de Glyptodon reticulatus con los de Glyptodon munizi,
que vivieron en un período previo, vemos que tienen muchas similitudes, pese a
que tienen casi un millón de años de diferencia”, señala Zurita. (Fuente:
CONICET/DICYT). Imágenes tomadas de la web. Tubo caudal de Glyptodon reticulatus en el Museo Municipal de Ciencias Naturales Punta Hermengo de Miramar.