En la Patagonia Argentina, se halló el primer
registro fósil de este género de plantas de la familia de las fagaceas en el
hemisferio sur. El descubrimiento contó con la participación de un investigador
del CONICET y fue publicado en Science.
Hace dos décadas, un equipo de investigación conformado por geólogos y
paleontólogos del CONICET en el Museo Egidio Feruglio y
de la Pennsylvania State University, iniciaron un proyecto conjunto
con el objetivo de poder estudiar y poner en valor el sitio de Laguna del
Hunco, un yacimiento de plantas fósiles de unos 52 millones de años (Eoceno
temprano) ubicado al noroeste de la provincia del Chubut, que si bien era
conocido desde los años ’20 del siglo pasado, hasta el momento no había sido
todavía suficientemente explorado.
Durante los últimos 20 años, este equipo de investigadores dio a conocer
una serie hallazgos de valiosos materiales fósiles (fundamentalmente de
vegetales) que los condujo a establecer la hipótesis de que la descendencia de
la flora que vivía en Patagonia hace 52 millones de años, sobrevive hoy en día
en los bosques de sudeste asiático y el noreste de Australia, particularmente
en la región biogeográfica conocida como Australasia.
“Durante el Eoceno, estas dos regiones, hoy distantes, se encontraban
unidas a través del continente Antártico (millones de años antes de que se
cubriera de hielo), que pudo oficiar de puente continental para el flujo de
plantas y animales entre ambas áreas. Si bien el cambio drástico del clima que
experimentó la Patagonia, que en ese momento era tropical o subtropical,
fundamentalmente como consecuencia del ascenso de la Cordillera de los Andes y
la separación de Sudamérica de la península Antártica -que llevó a que las
corrientes frías provenientes de la Antártida ascendieran por el Atlántico Sur-
hizo que muchos grupos de plantas y animales desaparecieran, en la zona
australásica pudieron sobrevivir debido a que las condiciones climáticas se
mantuvieron constantes durante todo este tiempo”, explica Rubén Cúneo,
investigador principal del CONICET y director del MEF.
El hallazgo reciente de restos fósiles de plantas del
género Castanopsis (de la familia de las fagaceas) en Laguna del
Hunco, publicado ayer miércoles en la prestigiosa revista Science, permite
reconfirmar una vez más la hipótesis de que antiguamente existió un tránsito
migratorio de especies vegetales entre la Patagonia y Australasia.
“Las fagaceas dominan los bosques desde la zona templada del norte hasta
el Asia tropical y Malasia. Hasta el momento no se habían registrado fósiles de
esta familia de plantas en el hemisferio austral, de ahí la importancia del
hallazgo”, afirma el investigador.
De acuerdo a los investigadores, el estudio del yacimiento de Laguna del
Hunco permite obtener una imagen de alta resolución del último ecosistema de
América del Sur cuando todavía existía el supercontinente Gondwana (antes de
que se produjera la separación en aguas profundas de Sudamérica,
Antártida y Australia), que coincidió con lo que se conoce como el óptimo
climático del Eoceno, una época en que la Tierra experimentó un calentamiento
global generalizado.
“Lo curioso es que un bioma de características similares al que se
perdió en la Patagonia debido a los cambios climáticos, puede encontrarse hoy
en los bosques del sudeste asiático y el noreste de Australia”, resalta Cúneo.
Entre otros
hallazgos realizados en Laguna del Hunco por este equipo de investigación
internacional, que cuenta con el apoyo económico de la National Science
Foundation de los Estados Unidos y al que se han incorporado científicos
de otras instituciones como la Cornell University, pueden destacarse el de
los restos fósiles más antiguos del género Eucalyptus, cuya
distribución natural es casi exclusiva de Australasia, así como el
del ancestro más antiguo de los tomatillos de la
familia Solenaceae. Esto coloca a la Patagonia como un verdadero hito en
la historia evolutiva de la vegetación en el hemisferio austral, la cual
seguramente se verá exponencialmente incrementada en su conocimiento en los
años por venir. (Conicet)