El
equipo del Museo Paleontológico de San Pedro halló un cóndor extinto que
superaba los 3.50 metros de extensión con sus alas abiertas, bastante más que
el cóndor andino actual. Vivió en una época en que la región pampeana estaba
habitada por megamamíferos, por lo que este ave carroñera tenía mucho más
alimento a su disposición.
El
hallazgo se produjo 12 kilómetros al sur de la ciudad bonaerense de San Pedro.
El doctor Federico Agnolin, investigador del Museo Argentino de Ciencias
Naturales (MACN), Fundación Félix de Azara y del CONICET, indicó que “es un hallazgo
excepcional, ya que se trata del registro de una nueva especie de ave gigante
que sobrevoló la provincia de Buenos Aires a finales del Pleistoceno”.
El
cóndor andino actual tiene una
envergadura promedio de unos 3 metros mientras que este cóndor extinto tenía una
extensión alar de más de tres metros y medio.
“El cúbito y el radio hallados, pertenecientes al ala
derecha, son mucho más robustos que el Vultur gryphus, conocido popularmente como el
cóndor andino, por lo que estimamos que su masa corporal era mucho mayor,
aunque el estudio recién comienza”, agregó Agnolin a la Agencia CTyS-UNLaM.
El director del Museo de San Pedro José Luis Aguilar comentó
que “el peso de este gran ave posiblemente rondaba entre los 18 y 20 kilos,
mientras que el cóndor andino tiene una masa corporal de entre 12 y 15 kilos”.
El descubrimiento fue realizado por un equipo del Museo de
San Pedro conformado por José Luis Aguilar, Julio Simonini, Javier Saucedo, Matías Swistun, Bruno
Zarlenga y Bruno Rolfo (el primero en divisar los restos) en el establecimiento
La Paloma de la cerealera Ramón Rosa S.A. “En ese sitio, las lluvias
generan cortadas en el suelo, lo cual nos permite observar sedimentos antiguos
de la Edad lujanenese”, contó Aguilar.
El paleontólogo Agnolin, quien presentó al Pampagyps imperator
en 2017 -el primer cóndor extinto descubierto en zona bonaerense-, describió
que “actualmente, solo hay un especie de cóndor en Norteamérica y otra en
Sudamérica, pero hace 10 mil años había una diversidad mucho mayor y estas
especies estaban más distribuidas en el territorio”.
“Estas aves cumplen una función muy importante, porque
limpian de desperdicios al ecosistema; son grandes recicladores”, explicó el
especialista. Y añadió: “Hace 10 unos mil años, en la región pampeana, había
una gran diversidad de megamamiferos, como los perezosos gigantes, los
gliptodontes y los tigres dientes de sable, por lo que, cuando estos animales
morían, sus cadáveres eran alimento de una gran cantidad de aves carroñeras”.
Este nuevo cóndor gigantesco (que aun no tiene nombre) vivió
acompañado otras aves carroñeras como los caranchos gigantes, buitres y jotes.
Sin embargo, como las aves tienen los huesos huecos, son muy escasos los restos
que logran preservarse.El doctor Agnolin afirmó que recién comienza el estudio de este nuevo ejemplar. “Es un hallazgo relevante y nos muestra que los cóndores eran mucho más diversos en aquel entonces y que también habitaban la región pampeana, mientras que en la actualidad se los puede ver en la región andina, en el norte de Argentina e, incluso, hasta en la provincia de Córdoba”.
El director José Luis Aguilar reveló a la Agencia CTyS-UNLaM que “junto a los
restos del cóndor gigante, se encontró el maxilar superior de un pecarí
juvenil, es decir, de un chanchito muy pequeño, y la pelvis de una tortuga,
todos fósiles de la misma antigüedad”.
Los
investigadores Nicolás Chimento del MACN y Germán Gasparini del Museo de La Plata
colaboraron para la identificación de los restos de estos dos animales encontrados
cerca del cóndor.
Aguilar
expresó que estos dos animales podrían haber sido parte de la dieta del cóndor
gigante: “Esperamos confirmarlo cuando se terminen de analizar los restos bajo
el microscopio; vemos que la superficie de los restos del pecarí y la tortuga
difiere en aspecto con la de los huesos del cóndor, por lo que creemos que ha
sido erosionada por los jugos gástricos del ave”.
“De
confirmarse, sería la primera vez que se encuentra evidencia directa de las
presas que servían de alimento a estos grandes carroñeros prehistóricos”,
valoró el director del Museo. Y añadió: “Por la ubicación en la que se hallaron,
vemos como hipótesis lógica que los restos del pecarí y la tortuga fueron parte
del contenido estomacal del animal”.El doctor Gasparini observó que los restos del pecarí “podrían ayudar a comprender el ambiente en el que se desenvolvía este cóndor gigante; es decir que, en este caso, podríamos conocerlo mejor a través de las preferencias climáticas de sus presas”.
En la presentación de este hallazgo, el Museo de San Pedro descubrirá una
escultura de tamaño real de cómo fue este cóndor gigante en posición de vuelo
(ver video). La obra fue realizada por el paleoartista Miguel Lugo, de la
ciudad de Ramallo, por encargo de la Municipalidad de San Pedro.
La
escultura, realizada a escala real, está trabajada pluma por pluma, moldeada en
hierro poliuretano de alta densidad y terminada con aerógrafo para lograr los
diferentes tonos. “Es realmente impactante ver la recreación de este animal
´volando´ en el techo de la sala. Ahí tomamos conciencia de lo asombroso que
hubiera sido poder ver a estas aves enormes desplazándose por los cielos de la
región”, comentó Ramón Salazar, secretario de coordinación del municipio de San
Pedro.