viernes, 6 de diciembre de 2019

Paleontólogo argentino de la Fundación Azara presento el primer dinosaurio de Ecuador.




Restos de dinosaurios han venido hallándose a lo largo del siglo XX en numerosos países sudamericanos. Los principales son Argentina y Brasil, pero Chile, Perú, Bolivia y Colombia han provisto restos también en forma de miles de huellas fósiles y a veces en forma de esqueletos o huesos aislados. De hecho, hay quienes han pensado en la región Andina como un vasto corredor norte-sur que favoreció el intercambio de dinosaurios y otras faunas a la vera de un brazo de mar que inundara el continente a fines del período Cretácico (hace unos 70 millones de años). Sin embargo, hasta el momento, ningún hueso había sido reportado para Ecuador.


En 2018, en el marco de la preparación del Primer Curso Latinoamericano de Paleontología de Vertebrados en la ciudad de Piura, Perú, invitado por el Dr. Jean Noel Martínez, el Dr. Sebastián Apesteguía, jefe de paleontología de la Fundación Azara viajó con el fin de sumarse al staff docente del curso y también para dar una conferencia en la Universidad de Loja, Ecuador. Allí entró en contacto con los geólogos John E. Soto Luzuriaga, José Tamay Granda y Galo A. Guamán Jaramillo, quienes le mostraron huesos hallados en Ecuador. Sin demora, partieron al día siguiente a visitar la localidad fosilífera.


La región de Yamana se sitúa en el valle Casanga, cantón Paltas, provincia de Loja, en el sudoeste de Ecuador. Se trata de una región serrana y semiárida donde crecen grandes “palos borrachos” y pastorean cabras. Un tiempo antes, recorriendo la cuenca seca de un arroyo, el Sr. Víctor Francisco Celi Ríos dio con huesos en la pared rocosa y los extrajo. Luego se contactó con el Sr. Marco Antonio Paladines Balcázar quien los puso a resguardo. Sin embargo, aunque la mayor parte de ellos fueron depositados en la colección del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, un elemento extra se conservó en la colección de la Universidad Técnica Particular de Loja, donde lo pudo ver Apesteguía.


Es en ese contexto en que el Dr. Sebastián Apesteguía suma al Dr. Pablo A. Gallina, ambos investigadores de CONICET en la Fundación Félix de Azara, de la Universidad Maimónides, asociándose con el equipo geológico de la Universidad Técnica Particular de Loja con el fin de estudiar el hallazgo.


El análisis de los restos reveló que se trataba de restos de dinosaurios saurópodos, los herbívoros de cuello largo, del grupo de los titanosaurios, los más abundantes en el hemisferio sur. Pero dentro de los titanosaurios, los fósiles fueron asignados al pequeño grupo de los saltasaurinos, un grupo muy especial de saurópodos.


Se conoce apenas un puñado de especies de saltasaurinos: Saltasaurus, Neuquensaurus y Rocasaurus. Todos estos dinosaurios vivieron entre los 85 y 65 millones de años atrás y se los considera como los últimos saurópodos en aparecer, casi al borde de la extinción del grupo.
El primero del grupo, Neuquensaurus australis, fue publicado en 1893 por Richard Lydekker, y los otros se sumarían hacia 1980.


Lo interesante de los saltasaurinos es su pequeño tamaño (hasta 6 metros de largo), su robustez (los huesos de sus miembros son cortos y gruesos), su coraza protectora (poseían una malla protectora de pequeños huesecillos metidos en la piel) y su gran neumaticidad (todos los huesos de sus vértebras estaban perforados por cámaras de aire que los hacían más livianos). Algunos han pensado que esta variedad enana de los mayores titanes que pisaron la tierra evolucionaron en relación a las grandes ingresiones de brazos de mar que hacia fines del Cretácico inundaron el continente sudamericano, generando islas donde el pequeño tamaño era una ventaja. A fines del Cretácico se extinguieron junto con sus compañeros dinosaurianos.


Los resultados del estudio de los restos indican que se trata de una nueva especie, que fue nombrada como Yamanasaurus lojaensis, en referencia a la localidad del hallazgo.
El trabajo fue preparado por los siguientes investigadores:


El Dr. Sebastián Apesteguía, paleontólogo, es investigador de CONICET y difusor de las ciencias naturales en los medios, dirige el Área de Paleontología de la Fundación Azara”. Además de sus publicaciones científicas es autor de libros para el público como “Nuestros Dinosaurios” y “Vida en Evolución” y es columnista del programa Científicos Industria Argentina. El Dr. Pablo Ariel Gallina, paleontólogo, investigador de CONICET, especialista en saurópodos, trabaja en el Área de Paleontología de la Fundación de Historia Natural “Félix de Azara” (CEBBAD, CONICET), que funciona en la Universidad Maimónides, Argentina. El Dr. John E. Soto Luzuriaga, geólogo, especialista en riesgo geológico. Se sumaron los aportes del Dr. José Tamay Granda y el Dr. Galo A. Guamán Jaramillo.


El trabajo científico fue publicado en el último número de la prestigiosa revista científica Cretaceous Research. El título del trabajo en inglés es “The first dinosaur remains from the Cretaceous of Ecuador”. El material estudiado consiste en restos de un esqueleto desarticuladoe incompleto. Entre los huesos descubiertos destacan dos vértebras del sacro, una de la cola y restos del húmero, radio y tibia.


En la zona afloran areniscas de matriz carbonática de unos 68 a 65 millones de años de antigüedad, conocidas como Formación Río Playas, depositadas en una época en la que, como aún no existía la cordillera de los Andes, y el océano Atlántico recién comenzaba a esbozarse, la región de ecuatoriana era bañada por el océano Pacífico. Fuente; Gacetilla Institucional. Imágenes del nuevo dinosaurio de Ecuador. Ultima foto, el paleontólogo Sebastián Apesteguia con un T-Rex, ilustrativo.