El Museo Argentino de Ciencia Naturales (MACN), en el
marco de los 206 años desde su creación, presentó el esqueleto del Megaraptor namunhuaiquii, un
dinosaurio carnívoro de grandes garras que habitó en la Patagonia, y la réplica
de la boca de un Carcharocles
megalodon, el tiburón gigante en el que se inspiró la famosa película
de la década del 80.
El doctor Federico Agnolin, investigador del MACN y del
CONICET, comentó a la Agencia CTyS-UNLaM que “el Megaraptor tiene el nombre de namunhuaiquii que, en mapudungun, significa pie de lanza,
porque, en su momento, se creía que las grandes garras que se hallaron de su
especie pertenecían al pie, pero en realidad tenía estas garras enormes en las
manos y las usaba para capturar y matar a sus presas”.
“Estas garras llevaban a tener hasta más de 40
centímetros de longitud y eran muy afiladas y muy curvadas”, indicó Agnolin. Y
agregó: “Esta especie medía entre 8 y 9 metros de largo y tenía un hocico
relativamente delgado, estrecho, que hace recordar por su forma al que poseen
los cocodrilos”.
Restos de esta especie y sus parientes de entre 90 y 100
millones de años fueron hallados en Neuquén, Río Negro, Chubut y Santa Cruz.
“No se sabe cuánto pesaba ni muchas de sus características, porque sus huesos
no se preservan de manera muy frecuente”, aseveró el paleontólogo.
No obstante, sus grandes garras indican que tenía una
estrategia particular para atacar a sus presas. “Los tiranosaurios -como el Tyrannosaurus rex- y Carnotaurus tenían brazos
relativamente cortos y supuestamente cazaban a sus presas con su boca armada de
enormes dientes; en cambio, para los megaraptores, las manos eran un factor
importante a la hora de atacar a sus presas”, observó el investigador del
Laboratorio de Anatomía Comparada del MACN.
Además de presentar el esqueleto de este carnívoro
alimentándose de un dinosaurio herbívoro de dos metros de longitud, el Museo
exhibirá la enorme boca de un Carcharocles
megalodon, un tiburón que alcanzaba los 18 metros de longitud y cuyos
dientes medían hasta 30 centímetros.
“Los dientes de este enorme tiburón gigante que inspiró
la famosa película de la década del 80 se suelen encontrar en la Patagonia”, contó
el doctor Agnolin. Y describió: “Tienen una forma triangular con bordes
aserrados como cuchillos”.
Al mirar la película de Spielberg, cuesta creer que haya
existido un depredador marino así. Sin embargo, el paleontólogo del MACN afirmó
que “con el tamaño de los dientes podemos saber cuánto podría haber medido la
boca y las reconstrucciones más cautas indican que alcanzaba un metro y medio
de apertura, por lo que cómodamente hubiera entrado una persona adentro”.
Existe la fantasía o idea de que en la profundidad de los
mares podría seguir existiendo algún que otro ejemplar colosal de un Carcharocles megalodon. Al
respecto, Agnolin analizó que “hay filmaciones en Internet que aseguran que
seguiría vivo, pero estos videos pertenecen a otros tiburones y todas las
evidencias nos demuestran que, por suerte, el megalodon está extinto”.
“No hay evidencia de que esté vivo y, al parecer, se
extinguió hace un par de millones de años; de hecho, el hombre nunca habría
convivido con el megalodon”, consideró el investigador.
Como la mayor parte del esqueleto de los tiburones está compuesto por cartílago, suelen conservarse únicamente sus dientes. “Actualmente, el tiburón más grande es el tiburón ballena, que mide 12 metros, y se alimenta exclusivamente de krill; en cambio, el Carcharocles megalodon era un cazador activo y pensamos que se alimentaba de pequeñas ballenas que vivían en su tiempo”, relató Agnolin.
Como la mayor parte del esqueleto de los tiburones está compuesto por cartílago, suelen conservarse únicamente sus dientes. “Actualmente, el tiburón más grande es el tiburón ballena, que mide 12 metros, y se alimenta exclusivamente de krill; en cambio, el Carcharocles megalodon era un cazador activo y pensamos que se alimentaba de pequeñas ballenas que vivían en su tiempo”, relató Agnolin.
“Cuando atacaba a una ballena, este tiburón penetraba con
sus dientes hasta rasgar los huesos y eso aparece en los fósiles de los huesos
de ballenas rasgados”, aseguró el investigador. Y aclaró: “Pero no sabemos
hasta qué tamaño de ballenas llegaba a atacar, porque, al no contar con mucho
más registro fósil además de los dientes, se desconoce con precisión su estrategia
de ataque; es parte de los misterios en torno a este animal”.
Ambas especies fueron presentadas en el marco de los
festejos por el aniversario 206 del MACN. Agnolin mencionó que “es un Museo muy
antiguo, creado pocos años después de la Revolución de Mayo por Bernardino
Rivadavia y, más allá que en la época de Rosas decayó bastante, luego de ese
período comenzó un crecimiento que no se detiene y, año tras año, aumentan las
investigaciones y se realizan exhibiciones de nuevas especies de dinosaurios, de
animales prehistóricos, como así también de especies actuales, como caracoles,
peces, aves y anfibios”.