sábado, 17 de agosto de 2019

Hemiauchenia paradoxa, un camelido gigante y extinto del Pleistoceno sudamericano.



En los tiempos lujanenses, las llamas y los guanacos no estaban restringidos a su presente distribución andino-patagónica, y eran habitantes frecuentes de nuestras praderas. Es un camélido oriundo de América del norte que llego a nuestras praderas hace más de 1,5 millones de años.
El registro más primitivo de la familia Camelidae, corresponde al Plioceno de Barranca los Lobos, entre las ciudades de Mar del Plata y Miramar (Provincia de Buenos Aires) de la Formación San Andrés (edad Uquiense), y para el Pleistoceno se hallaban bien diferenciados Hemiauchenia, Paleolama y Lama.
Su apariencia era semejante a la de una llama o guanaco contemporáneo, pero su altura superaba la de un camello viviente de Asia y África, unos 2,5 metros aproximadamente. Se alimentaba principalmente del pastoreo y sus restos son muy abundantes en la Provincia de Buenos Aires hasta hace unos 8 mil años, quedando reemplazados por los géneros vivientes, los cuales después del siglo XVII desaparecieron completamente de la región pampeana, sobreviviendo en las estepas patagónicas. Su peso estimado es de una tonelada.
Los restos de Palaeolama y Hemiauchenia son muy frecuentes en nuestros sedimentos Pleistocenos. Poseía miembros robustos, metapodos cortos y mandíbula mesognatas y bajas. Sus restos se han colectado en Sudamérica desde Bolivia, hasta el sur de la Patagonia, incluyendo Chile, Uruguay, y gran parte de la Argentina, siendo abundante en las pampas argentinas.