domingo, 11 de agosto de 2019

La reapertura de un remozado Museo Almeida con el aporte de la Fundación Azara.






 

El próximo viernes 16 de agosto reabrirá sus puertas el Museo de Ciencias Naturales y Arqueología tras un período de receso en el cual se hizo una reforma integral del enclave.
Ya está finalizada la puesta en valor del espacio que guarda el legado de 40 años de investigación arqueológica del profesor Manuel Salvador Almeida (1915-2004) en la región, que reabrirá sus puertas luego de seis meses de refacciones.

Los interesados en la historia natural y humana de Gualeguaychú, y que quieran conocer las piezas que testifican la cultura de aborígenes de esta zona, encontrarán un espacio totalmente modernizado.
Así, el público local y foráneo podrá disfrutar de un enclave que mantiene su esencia original -asociada a la existencia de culturas pretéritas- pero en un entorno atractivo y dinámico.

La fecha de reapertura del Museo de Ciencias Naturales y Arqueológicas “Profesor Manuel Almeida”, fue fijada para el viernes 16 de agosto próximo, oportunidad en que los vecinos podrán acercarse al edificio de calle 25 de Mayo Nº533, para recorrerlo.

La remodelación integral del espacio fue realizada por un equipo liderado por la Fundación Azara, prestigiosa institución de investigación en ciencias naturales, ambientales y antropológicas de Argentina, que preside Adrián Giacchino.

Esta entidad privada co-administra hoy el museo local junto con el Centro de Estudios Arqueológicos Manuel Almeida, entidad que custodia el legado del reconocido arqueólogo local, cuyo trabajo ha reivindicado la herencia cultural indígena de esta zona, como la chaná y la guaraní.
Uno de los hijos de don Manuel, Raúl Almeida, titular del Centro de Estudios, explicó a este diario la importancia que reviste la puesta en valor del museo -que supuso una inversión de más de 2 millones de pesos- , al señalar que de esta manera se convierte en un punto de referencia antropológica a nivel provincial.

La casa donde funciona el museo, según comentó, es un edificio del Estado nacional, que luego tomó en posesión la Municipalidad, quien tras la firma de un comodato lo cedió al Centro de Estudios Arqueológicos.

El entrevistado recordó que originariamente lo que hoy es Casa de la Cultura le fue otorgada al Municipio por la Provincia con el cargo de crear allí el museo arqueológico Almeida.
UNA NUEVA ETAPA DEL MUSEO

- ¿Cómo se gestó esta iniciativa?
Raúl Almeida: - Hace poco más de dos años, Juan Solari, vinculado a la Fundación Azara, me comentó de la presencia en la ciudad de gente de esa entidad, que estaba haciendo un campamento de aventura por esta zona. Fue así que conocí a Adrián Giacchino, presidente de la fundación. Se convino una visita a nuestro museo y desde entonces nació una buena relación. Finalmente ellos nos dijeron que nos iban a ayudar y eso significó la posibilidad de invertir en el espacio. Una de las tareas de esta fundación es, justamente, la de promoción y ayuda a emprendimientos como el nuestro. Cuando digo nuestro hablo de la comunidad, porque papá nunca sintió su trabajo como propio sino como propiedad colectiva. Acá el tema es la custodia de este legado. Por eso nunca se hizo una explotación comercial del museo, que se ha hecho a pulmón, con el aporte de los socios y alguna ayuda de la municipalidad. Nunca hemos tenido rentabilidad como para acrecentar la muestra, siempre modesta pero digna.

- No es un dato menor que se haya elegido el museo local para su puesta en valor. Supone en principio un reconocimiento a la labor de don Manuel…

- Efectivamente, hay un descubrimiento del valor de su trabajo. El hecho de que papá no haya tenido el título de arqueólogo, por ahí generaba que no se le prestara atención en la comunidad científica. Pero el viejo era muy responsable con su trabajo y fue un autodidacta en la materia. Gracias a su trabajo de investigación de base se ha formado un rico patrimonio arqueológico y antropológico. Y de hecho desde hace tiempo que recibimos la visita de arqueólogos que están completando la información que tiene la colección. Es decir, papá hizo todos los pasos que hay que seguir en arqueología para que fuera posible seguir investigando sobre este material organizado. De lo contrario sería un montón de piezas sin ton ni son.

- Con la fundación Azara, entonces, comienza un nuevo ciclo para el museo.

- Así es. Firmamos con esta sociedad un convenio para trabajar en conjunto en muchos aspectos, que incluye, entre otros, la investigación. Estamos trabajando por ejemplo en la reserva natural privada La Estopona, en Costa Uruguay Sur, donde mi padre hizo gran parte de sus investigaciones (…) La fundación tiene convenios con muchas organizaciones, como por ejemplo con el Conicet, algunos de cuyos investigadores encuentran allí un lugar de trabajo. Por eso nosotros contamos con un laboratorio para dar apoyatura a estos científicos, que producen una información que queda como patrimonio local. Otro convenio, que hemos hecho con la Universidad de La Plata, ha ido en esta dirección. Nosotros hemos hecho fechajes de radiocarbono 14 sobre restos humanos gracias a estos convenios. Y con el convenio con Azara, creo yo que se abre una nueva etapa para el museo que se irá transformando en un centro cultural y de investigación.

- Volviendo a las reformas del edificio, ¿qué decisiones se tomaron?

- Nuestra infraestructura era modesta. Había material de paleontología todavía en depósito. No teníamos espacio para exhibirlo. Entonces se decidió poner en valor el lugar a través de una inversión importante, que supera los 2 millones de pesos. Este dinero proviene de la Secretaría de Gobierno de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación y de la Universidad Maimónides. Estamos hablando de subsidios que existen para investigación y puesta en valor de emprendimientos culturales. La inversión no sólo involucra la parte edilicia sino todo el trabajo logístico e investigativo.

- ¿Con qué se va a encontrar el público que visite el museo?

- El museo tenía dos salas de arqueología, una chaná y otra guaraní. Estas salas se mantienen, pero se cambiaron de lugar, en un nuevo entorno. Y se agregaron: una sala de paleontología, otra de biodiversidad, un pequeño museo en homenaje a Manuel Almeida, y un laboratorio. Además habrá una biblioteca y oficinas. Hemos aprovechado gran parte del espacio del edificio, aunque hay margen para más ampliaciones. Diría que hemos aumentado nuestra exposición a más del doble. Sobre todo hay más diversidad. Se cambió toda la circulación del museo. Por otra parte, hemos realizado en la planta alta un coqueto auditorio. Tenemos previsto que aquí se realicen distintas charlas y conferencias abiertas a la comunidad de arqueólogos y paleontólogos en lo que queda del año. Lo más importante es lo que puede brindar de ahora en más el museo en actividades culturales de todo tipo. Se abre un horizonte totalmente distinto al que teníamos para esto que es parte del patrimonio cultural de la ciudad y de la provincia. Además, quiero aprovechar esta oportunidad para destacar la figura de Adrián Giacchino -aunque sé que este comentario no le va a gustar-. Pero es justo reconocer su generosidad y profesionalismo. Ha estado trabajando a la par de nosotros con gran dedicación. Cuando lo veo a él me recuerda mucho a mi padre, en esa pasión que le ponía a su tarea. Es gente comprometida con la cultura y su conservación, sin otro interés que eso.

- ¿Y qué significado tiene esta reinauguración del museo para Raúl Almeida?

- Creo que estamos cumpliendo con el deseo de papá de que no se pierda la memoria de los antiguos pobladores de esta zona, es decir de los abuelos indios. Este museo preserva ese espíritu.