Entre las tantas
curiosidades en el Museo de Ciencias Naturales de Miramar, se encuentran los
coprolitos, heces o fecas fósiles recuperados en nuestros sedimentos.
Por lo general, no se
preservan restos orgánicos en los fósiles de nuestra región. Pero en este caso
se encontraron una importante cantidad de excrementos fosilizados,
biológicamente fáciles de reconocer por su alto contenido de calcio, huesos
triturados en su interior y con una matriz fosfática.
El estudio de los
coprolitos constituye un campo muy importante para la paleontología, ya que teniendo en
cuenta el lugar donde fueron hallados y sus características, es posible
determinar con cierta precisión a qué animales correspondieron, su antigüedad,
la relación del animal que los deposito con su ambiente, entre otras.
Su principal importancia
radica en que constituyen pruebas directas de hábitos alimenticios y
depredación de especies extintas, especialmente carnívoros ya que resulta más
fácil encontrar restos óseos no digeridos que vegetales, (si bien esto no es
imposible), estableciendo en muchos casos relaciones directas depredador-presa,
que de otra forma solo son teóricas.
En este caso, estas fecas
fueron encontradas en una antigua madriguera junto a varios especímenes, entre
ellos, un prociónido y un marsupial, a los cuales podrían pertenecer,
correspondientes al Plioceno local, unos 3 millones de años antes del presente.
En las fotos, se pueden
ver el momento del hallazgo, el proceso de preparación en el Laboratorio Paleontológico
y el resultado final para estudio.