Nuevo espécimen de Tyrannosauroidea basal proveniente de la
Formación Kirtland (Cretácico Superior), Bisti/de-na-zin Wilderness, New
México, Estados Unidos
El técnico Jonatan Kaluza -de la Fundación Azara, el CONICET
e investigador asociado a la Red Paleontológica U-Chile- dirigió junto al
equipo del Dr. Luis Chiappe -del Museo de Historia Natural de Los Ángeles,
Estasdos Unidos- la extracción de un nuevo espécimen de Tyrannosauroidea basal
(dinosauria: Coelurosauria) en rocas pertenecientes a la Formación Kirtland.
La Formación Kirtland es una unidad rocosa del Cretácico
Superior (74-65 millones de años) que aflora en diversos estados del oeste de
los Estados Unidos y es portadora de una gran diversidad faunística que ha sido
estudiada desde inicio del siglo XX. Esta formación se caracteriza por
depósitos de fangos aluviales y de bancos de arena de los muchos canales que
drenan un llano costero que existió en la costa del Mar Interior de
Norteamérica, a finales del Cretácico.
La expedición financiada por el Dinosaur Institute y el
Natural History Museum of Los Ángeles County, tuvo como objetivo principal la
búsqueda y colecta de material fósil de dinosaurios que permitiesen acrecentar
las colecciones de vertebrados del actual museo.
Desde su descubrimiento en julio de 2015 y a lo largo de
tres temporadas (2015-2017-2019), un equipo multidisciplinario conformado por
profesionales de distintas instituciones, realizó trabajos de prospección y
extracción de fósiles en uno de los cerros que forma parte del actual paisaje
Cretácico del desierto de Bisti/De-Na-Zin, característico por sus arenas y
rocas grises, negras, rojas y moradas. El Hallazgo se efectuó en niveles asignables
a antiguos canales fluviales de baja intensidad que junto a paquetes de
arcillas intercaladas con material vegetal, han preservado huesos craneales y
elementos axiales pertenecientes a un nuevo ejemplar asignable a
Tyrannosauroidea.
El ejemplar, hallado por los paleontólogos Pedro Mocho y
Dominic D´amore, se ubica dentro de los limites del área protegida de
Bisti/De-Na-Zin Wilderness y presenta un gran desafío logístico en la
extracción del material fósil debido a la topografía circundante conocida por
los científicos mediante el nombre de “Bad Lands” y expone severas
restricciones al ingreso de vehículos en el área así como también prohíbe el
uso de equipos a gasolina que son esenciales en la apertura de una excavación
paleontológica (martillos demoledores, cortadora de roca y generadores).
Debido a estas regulaciones, los paleontólogos realizaron
largas caminatas que van desde la entrada al área protegida hasta el yacimiento
ubicado (según el GPS unos 4 kilómetros en linea recta) a 7 kilómetros de
distancia, bordeando cerros, entre subidas y bajadas abruptas, acarreando sobre
sus hombros todo el equipo necesario para montar una excavación paleontológica.
El nivel portador se hallaba en la altura media del cerro, y
para poder extraer los fósiles que asomaban en una de las empinadas cuestas,
era necesario reducir el exceso de roca superior para luego exponer el nivel
con los fósiles In situ. La apertura de la excavación se realizó a punta de
pala, pico y barreta con el fin de reducir el exceso de roca friable resultado
de la erosión del clima, para un rápido avance en la exposición de los niveles
fosilíferos, se utilizaron las gritas naturales en la roca madre como punto de
debilidad y se procedió al desbaste de la superficie mediante la utilización de
roto martillos a batería en remplazo de los martillos demoledores eléctricos
tradicionales. Una vez expuesto el material fósil, los investigadores
elaboraron un mapa detallado de cada elemento en la superficie y se procedió a
la colecta por medio de bochones (recubrimiento de papel mojado y vendas
enyesadas).
La utilización de camillas médicas permitió mover grandes
bloques con facilidad entre la compleja topografía de bad lands que abundan en
estas latitudes, estas camillas además de estar confeccionas en una tela
liviana y resistente, permiten portear hasta 200 kilos de peso (los bloques
colectados tienen un peso promedio de entre 5 a 80 kilos cada uno), el más
grande colectado en 2017 que alberga varios elementos pertenecientes al cráneo,
tiene un peso estimado de unos 180 kilos, se necesitaron 8 personas y un día
entero para acarrearlo hasta los vehículos y poder así sacarlo del yacimiento.
El cierre de la excavación fue realizado mediante tareas de
mapeo aéreo por medio de un Drone, que permitirá situar la excavación desde el
aire generando un mapa aéreo propio y un detallado relevamiento fotográfico con
el fin de documentar la evolución del sitio.
Los bloques colectados, fueron transportados al laboratorio
ubicado en las instalaciones del NHMLA donde se realizaron tareas de
conservación con el objetivo de liberar al fósil de la matriz de roca que lo
rodea. El material luego de ser extraído del campo y preparado en detalle por
los técnicos conservadores, ya se encuentra disponible para que los investigadores
responsables de su estudio puedan iniciar el proceso de descripción anatómica.
Fuente; Fundación Azara.