Las tortugas son un grupo muy particular de reptiles, porque
poseen la cabeza, patas y cola incluidas en un caparazón dorsal y plastrón
ventral.
Hace poco tiempo atrás, fueron hallados restos de una
tortuga terrestre que vivió durante el Pleistoceno, hace unos 30 mil años antes
del presente.
La misma fue hallada por César Travieso y Raúl Kemer, en los
barrancos que afloran en las márgenes del arroyo Barrenechea, próximo a la
localidad entrerriana de Diamante, correspondientes a la Formación Geológica
Salto Ander Egg.
El hallazgo
se produjo en febrero último, siendo extraída y preparada para su preservación.
Aunque aún no fue debidamente estudiada, reguarda muchas semejanzas con
Chelonoidis denticulata, actualmente representada por la tortuga de “patas
amarillas”, y se lo notifico al reconocido investigador regional Jorge Noriega.
Chelonoidis
denticulata es mucho mayor que su pariente, Geochelone carbonaria, y es la
mayor tortuga terrestre continental de toda América del Sur. Su caparazón
mide de 50 a 65 cm en los machos y entre 65 cm y 75 cm en las hembras.
El posible hábitat
de estas tortugas debido ser muy semejante a las de la actualidad, por lo cual
son referentes paleoambientales y paleoclimaticos. Algunos expertos consideran
que su hábitat son los pastos y los bosques secos tropicales y subtropicales, y
que el hábitat de la selva tropical es marginal.
Esta tortuga
se alimentaria de hierbas, hojas y frutas tropicales. Además comerían caracoles,
gusanos e insectos.