La difusión de las planicies abiertas por todo el
continente sudamericano contribuyo a la evolución de unos animales corredores
de estructura ligera.
Los proteroterios (primeras criaturas) eran animales con
aspecto de caballos, que vivieron entre el final del Paleoceno hasta el final
del Plioceno. Estos han experimentado cambios evolutivos y adaptaciones
paralelas a los verdaderos caballos de Norteamérica, incluso mucho antes que en
cualquier otro sitio. El Diadiaphorus debió tener un aspecto muy
semejante al antílope de cuello corto o un poney.
Tenía el tamaño semejante al de una oveja, pero con las
patas de un caballo de tres dedos. Aunque los huesos pares de las extremidades
(cubito, radio y tibia, peroné) nunca llegaron a fundirse, como ocurrió después
con los caballos auténticos, las patas eran largas y delgadas. El digito
central (el tercero) era muy grande y soportaba todo el peso del animal,
mientras que los dos situados en cada lado (el segundo y el cuarto) se habían
atrofiado.
La cabeza era corta y gruesa, y la caja craneal era
bastante grande. Debido a que las coronas dentarias eran bajas, es probable que
Diadiaphorus ramoneara la vegetación mas blanda, los arbustos y
los árboles de las planicies patagónicas.