El género Paraptenodytes
fue acuñado por Florentino Ameghino en 1891 para designar a los especímenes
fósiles originalmente descritos por François Moreno y Alcide Mercerat como Palaeospheniscus
antarcticus.
La especie
tipo del género corresponde a Paraptenodytes antarcticus, cuyo holotipo se
encuentra depositado en el Museo de La Plata, proceden de la Formación Monte
León. En 1946, George Gaylord Simpson describió un nuevo espécimen de la
especie tipo, el cual incluía parte del cráneo y postcráneo asociados.
Este hallazgo
fue durante años el esqueleto de pingüino fósil más completo conocido y en el
único con cráneo asociado hasta la descripción de Marplesiornis en 1960. Paraptenodytes
era un verdadero genero de pingüino prehistórico de hábitos acuáticos como los
actuales, pero algunas de sus especies tenían un gran tamaño, ya que oscilaban
desde 0,20 a 1,90 metros de alto.
Durante este
mismo Periodo, vivió en la Patagonia otro género de pingüino también
desaparecido, cuyo tamaño era similar a sus parientes actuales, llamado Apterodytes,
caracterizándose por tener unas alas ridículamente pequeñas. Su comportamiento
no era muy distinto a sus descendientes, ya que anidaban en las costas marinas,
donde cavaban su propio nido o aprovechaban aquellos abandonados por otros
animales, como marsupiales y reptiles.
Su
alimentación estaba constituida principalmente de peces de tamaño variante y de
numerosos invertebrados, los cuales se hallan normalmente asociados a estos
vertebrados emplumados. El enigma de estas aves desaparecidas es si para este
periodo había desarrollada la glándula uropigia, la cual se encargaría de
distribuir aceite natural por su cuerpo, permitiendo la impermeabilización de
las plumas y evitando que estas presenten hipotermia en aguas frías.
Recordemos
que en este Periodo Patagonia era una selva Sub-tropical con temperaturas
constantes de unos 20° centígrados durante gran parte del año. Los principales
restos de Paraptenodytes proceden de la Formación Sarmiento y Gaiman.