Es una especie extinta de mamífero del orden Pyrotheria, propia de América del Sur. Tenía alrededor de 3,6 metros de largo y pesaba unos 600 kilogramos. Su nombre significa “bestia de fuego”, ya que los primeros restos hallados por Florentino Ameghino en 1889 provenían de depósitos sedimentarios de origen volcánico.
Algunos mamíferos fósiles sudamericanos resultan particularmente extraños debido a que evolucionaron de manera aislada del resto de los continentes. Pyrotherium se asemejaba en ciertos aspectos a un elefante primitivo, aunque poseía características propias muy distintivas. Las estructuras nasales de su cráneo —de aproximadamente 75 centímetros— sugieren que desarrolló una trompa, aunque más corta que la de los proboscídeos. Tenía patas robustas para soportar el gran peso de su cuerpo, y su cabeza estaba equipada con una trompa y mandíbulas que portaban seis colmillos. A diferencia de los elefantes modernos y de algunas formas fósiles, estos colmillos eran cortos y con forma de cincel, y se utilizaban para excavar en busca de raíces y bulbos.
Los esqueletos conocidos son incompletos, pero las especies más comunes halladas muestran un cuerpo alargado y bajo. Algunas de sus características recuerdan al grupo de grandes herbívoros primitivos conocidos como xenungulados del Paleoceno, con los cuales se ha propuesto que podrían estar emparentados. Sin embargo, el estudio detallado del tarso de Pyrotherium no respalda esta relación. No se observaron sus rasgos más derivados en otros mamíferos examinados, con la excepción de Arsinoitherium, del Paleógeno de África.
Sus restos también han sido hallados en otros países de Sudamérica, como Brasil, Bolivia y Perú.
Mas info en http://www.grupopaleo.com.ar/paleoargentina/oligoceno.htm
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