Paleontólogos de la Patagonia argentina desenterraron parte del esqueleto postcraneal de un dinosaurio saurópodo rebaquisaúrido hasta ahora desconocido para la ciencia. El hallazgo corresponde a una especie que habitó el actual territorio argentino durante el Cretácico Tardío, hace aproximadamente 95 millones de años.
Bautizada Astigmasaura genuflexa, esta nueva especie alcanzaba cerca de 18 metros de longitud y superaba las 10 toneladas de peso, ubicándose entre los grandes herbívoros que dominaron los antiguos paisajes patagónicos. Este antiguo gigante formaba parte de la familia Rebbachisauridae, un linaje de saurópodos pertenecientes a la superfamilia Diplodocoidea.
“Los rebaquisaúridos son saurópodos diplodocoideos de tamaño mediano a grande, herbívoros generalistas que se alimentaban a nivel del suelo, caracterizados por cráneos altamente especializados, elementos vertebrales marcadamente modificados y extremidades relativamente gráciles”, explicaron los investigadores.
El registro fósil de los Rebbachisauridae se extiende desde el Cretácico Temprano hasta el Cretácico Tardío temprano y muestra una notable diversificación en el antiguo supercontinente Gondwana, especialmente en el norte de África y América del Sur. En particular, la Patagonia ha aportado más de la mitad de todos los ejemplares conocidos del grupo, incluyendo tanto las formas más antiguas como los representantes más recientes registrados hasta el momento.
Los restos de Astigmasaura genuflexa fueron encontrados en la localidad de El Orejano, perteneciente a la Formación Huincul de la Cuenca Neuquina, en la Patagonia argentina. Según detalló el equipo científico, “el material tipo de la especie consiste en la porción posterior articulada del esqueleto postcraneal de un único individuo morfológicamente adulto”.
La nueva especie habría sido uno de los últimos representantes de los rebaquisaúridos antes de la extinción definitiva del grupo, ocurrida hace unos 90 millones de años.
“Astigmasaura genuflexa presenta numerosas características compartidas con otros miembros de la familia Rebbachisauridae, como vértebras caudales anteriores con espinas neurales elevadas y láminas neurales tetrarramificadas, arcos hemanales medios asimétricos, tibias proximales comprimidas mediolateralmente y un fémur con los cóndilos distales inclinados hacia la región medial”, señalaron los especialistas.
A la vez, destacaron que la especie combina un conjunto único de rasgos diagnósticos que la diferencian claramente de todos los demás saurópodos conocidos.
“Este nuevo registro no solo aporta información inédita sobre la anatomía de la región caudal y pélvica de los rebaquisaúridos —sectores escasamente documentados hasta ahora—, sino que además sugiere que la diversidad taxonómica del grupo durante las últimas etapas de su historia evolutiva fue mayor de lo que se pensaba previamente”, concluyeron los investigadores.
El estudio completo fue publicado recientemente en la revista científica Cretaceous Research.


