sábado, 6 de diciembre de 2025

Descubren restos de una tortuga fósil en el yacimiento de Campo Spósito, en San Pedro.


Se trata de placas del caparazón de una tortuga de agua dulce que habitó la región hace aproximadamente 200.000 años. Es el primer registro de este tipo de animal en ese importante yacimiento paleontológico.

En los últimos días, el Grupo Conservacionista de Fósiles recuperó un fragmento fosilizado del caparazón de una tortuga semiacuática durante una excavación de rutina en el yacimiento de Bajo del Tala, también conocido como Campo Spósito.

El hallazgo se produjo en el cauce de un antiguo riacho prehistórico, un sector que el museo investiga de manera sistemática desde hace más de dos décadas. En el trabajo participaron José Luis Aguilar, Jorge Martínez, Alexis Celié y Walter Parra, quien fue el primero en advertir la presencia del fósil.

“A pesar de tratarse de un fragmento pequeño, constituye una evidencia contundente de la existencia de estas tortugas en un ecosistema que estaba dominado por grandes mamíferos como perezosos terrestres, armadillos gigantes, toxodontes, caballos fósiles y muchas otras especies hoy extinguidas. En ese antiguo curso de agua, rodeado por extensos humedales, convivieron mamíferos de gran porte junto con reptiles, aves y peces. A lo largo de estos años, hemos ido reconstruyendo la biodiversidad del lugar gracias a los fósiles extraídos en nuestras excavaciones, y esta nueva pieza suma una especie más al diverso listado ya registrado”, señalaron desde el Museo Paleontológico de San Pedro.

En cuanto al estudio del material, el Dr. Gabriel S. Ferreira, investigador del Centro Senckenberg HEP de la Universidad de Tübingen (Alemania) y profesional especialista asesor del museo para este grupo de reptiles, explicó:
“Se trata de una placa costal 3 o 5 de una tortuga semiacuática perteneciente a la familia Chelidae (Pleurodira). Además de la cabeza de la costilla, pueden observarse claramente los surcos que delimitan dos escamas vertebrales y una escama pleural. Es un registro sumamente interesante que se integra al creciente conjunto de información generada por el Grupo Conservacionista de Fósiles en este yacimiento de la Argentina”.

Dibujo: Miguel Ángel Lugo, Museo Paleontológico de San Pedro.

Mas info en http://www.grupopaleo.com.ar/paleoargentina/principal.htm


Descubren restos de un antiguo océano en plena Ciudad de Buenos Aires que se conecta con restos de Miramar.

 




Una reciente investigación, realizada por un equipo integrado por miembros del LACEV, dio a conocer un hallazgo tan llamativo como revelador: evidencias de un antiguo avance del mar en pleno territorio de la actual Ciudad de Buenos Aires.

En la zona de la Costanera Sur, a orillas del Río de la Plata, suelen aparecer ocasionalmente, como cantos rodados, bloques de roca que contienen conchillas marinas fosilizadas. Estos restos corresponden a un ingreso del mar ocurrido hace aproximadamente 2 millones de años, durante un episodio conocido como la Ingresión Interensenadense.

Estos bloques eran conocidos desde el siglo XIX, aunque su verdadera procedencia solo se identifica cuando se realizan perforaciones profundas en el subsuelo urbano: los niveles portadores de fósiles aparecen a más de 7 metros de profundidad, revelando antiguas capas sedimentarias asociadas a ambientes marinos.

El conjunto de organismos hallados indica que, en aquel momento, el mar avanzó brevemente sobre el continente, cubriendo áreas que hoy se encuentran muy lejos de la costa actual. A este tipo de fenómeno se lo conoce como transgresión o ingresión marina, términos que se utilizan para describir el avance del mar sobre zonas continentales debido a cambios en el nivel del mar o movimientos de la corteza terrestre.

Por contraposición, cuando el mar retrocede y deja expuestas nuevamente las tierras previamente inundadas, el proceso se denomina regresión marina. Estos ciclos de avance y retroceso forman parte de la dinámica natural del planeta a lo largo del tiempo geológico y quedan registrados en los sedimentos y fósiles.

A partir de estas evidencias, los investigadores revisaron distintos yacimientos con organismos marinos fósiles en toda la provincia de Buenos Aires, incluyendo sectores cercanos a Miramar. Como resultado, concluyeron que el mar habría invadido zonas del territorio bonaerense al menos en seis ocasiones distintas durante los últimos dos millones de años, duplicando las estimaciones previas, que solo reconocían tres episodios de ingresiones marinas.

Estos nuevos estudios demuestran que la historia geológica de la provincia de Buenos Aires es mucho más compleja de lo que se pensaba, marcada por repetidos cambios en la línea de costa, transformaciones ambientales profundas y la alternancia constante entre paisajes marinos y continentales a lo largo del tiempo.

Mas info en http://www.grupopaleo.com.ar/paleoargentina/principal.htm 

Kostensuchus atrox,un gran cocodriliforme del Cretácico de Patagonia.

 






Una especie recientemente descubierta de un gran depredador emparentado con los cocodrilos fue descripta a partir de un fósil excepcionalmente bien conservado hallado en Argentina, según un estudio publicado en PLOS One por Fernando Novas, del Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia”, junto a su equipo de investigación.

El ejemplar procede de la Formación Chorrillo, cuyos sedimentos se depositaron hace aproximadamente 70 millones de años, durante la edad Maastrichtiana, al final del período Cretácico. En aquel entonces, el sur de la Patagonia presentaba un ambiente cálido, con estaciones húmedas, dominado por extensas llanuras de inundación de agua dulce que albergaban una rica diversidad de organismos, entre ellos dinosaurios, tortugas, ranas y distintos mamíferos.

El fósil recuperado se encuentra notablemente completo: conserva el cráneo y las mandíbulas con un alto nivel de detalle, así como numerosos huesos del esqueleto. Este formidable depredador, de aspecto similar a un cocodrilo, habría alcanzado cerca de 3,5 metros de longitud y un peso estimado de 250 kilogramos. Poseía una mandíbula ancha, extremadamente robusta, y dientes grandes y afilados, adaptados para capturar y consumir presas de gran tamaño, que probablemente incluían dinosaurios medianos.

Los investigadores denominaron a esta nueva especie Kostensuchus atrox, un nombre que combina “Kosten”, el viento patagónico en lengua tehuelche, con “Souchos”, el dios egipcio con cabeza de cocodrilo, mientras que atrox significa “feroz” o “implacable”.

Aunque no se trataba de un dinosaurio, K. atrox pertenecía al grupo de los cocodiliformes peirosáuridos, un linaje extinto de reptiles estrechamente emparentados con los cocodrilos y caimanes actuales. Esta especie constituye el segundo mayor depredador conocido de la Formación Chorrillo durante el Maastrichtiano, y todo indica que fue uno de los máximos cazadores de su ecosistema.

Además, Kostensuchus atrox representa el primer cocodiliforme registrado en esta formación geológica y uno de los peirosáuridos más completos jamás hallados. Su excelente estado de conservación brinda a los científicos una oportunidad única para profundizar en el conocimiento de estos antiguos reptiles y de los ecosistemas que dominaron la Patagonia al final de la era de los dinosaurios.

Mas info en http://www.grupopaleo.com.ar/paleoargentina/principal.htm