Aondelphis talen, una nueva especie de delfín del Mioceno de Chubut.
Es un delfín pequeño, de aproximadamente
dos metros. Fue bautizado como Aondelphis talen -que en lengua tehuelche significa delfín
del sur pequeño- por haber sido hallado en la provincia de Chubut. “Si bien los
restos que analizamos son bastante fragmentarios, los huesos del oído
permitieron determinar que se trata de una especie nueva”, asegura la becaria
doctoral Mariana Viglino, miembro del Grupo de Paleontología y Paleoambientes
del Neógeno Marino Patagónico del Instituto Patagónico de Geología y
Paleontología (IPGP-CONICET) (Argentina).
El animal estudiado, que habitó los mares
patagónicos hace unos 20 millones de años, pertenece a la superfamilia
Platanistoidea, un grupo que fue muy diverso en el pasado, según se infiere por
la gran cantidad de especies fósiles que se encontraron a lo largo del tiempo y
en diferentes lugares del mundo. Sin embargo, en el presente, este grupo se
encuentra representado por una sola especie, que es Platanista gangetica: el delfín del río Ganges de la India.
“Este animal nos aporta una nueva pieza
para comenzar a responder el interrogante evolutivo de cómo un grupo que hace
20 millones de años era sumamente diverso, actualmente presenta una sola
especie y ya no vive en el mar, ni en el hemisferio sur, sino en ríos del
hemisferio norte. El registro fósil de este grupo que se fue encontrando en las
últimas décadas en Patagonia es muy importante para la ciencia”, señala
Viglino.
Las características anatómicas del oído
que presentaban los restos óseos de este delfín permiten suponer que Aondelphis talen
contaba con la habilidad de la ecolocalización, una característica fundamental
que también se observa en los delfines actuales. “Para estos animales, desde el
punto de vista adaptativo, la audición es clave. Tienen una vista muy limitada
y esta capacidad les permite percibir el entorno a través del eco que se produce
en los objetos tras el sonido que emiten los delfines para guiarse”, describe
la investigadora asistente del IPGP-CONICET y miembro del grupo, Mónica Buono.
El equipo multidisciplinario de
científicos del que Viglino y Buono forman parte busca obtener información
adicional no sólo del animal colectado, sino del entorno y el ambiente que
habitó. Para esto se están iniciando estudios geológicos.
“El análisis de los sedimentos en
los que se encontraban depositados los restos va a precisar con mayor exactitud
su antigüedad y aportará datos sobre el ambiente y la fauna. Asociados a los
cetáceos encontramos una gran diversidad de invertebrados, como moluscos,
equinodermos, crustáceos, entre otro. Existe una diversidad de fauna que
habitaba el mismo ambiente que este delfín y que aporta valiosa información”,
explica el geólogo e investigador asistente del IPGP-CONICET y miembro del
equipo, José Cuitiño. (Fuente: CONICET/DICYT).