sábado, 25 de agosto de 2018

Chaetophractus, el armadillo fósil del Pleistoceno pampeano.



Se trata de un armadillo fósil emparentado con el mismo género viviente (el peludo pampeano).
El origen de la presente estirpe es sudamericano, cuyos restos fósiles de sus antecesores corresponden al Eoceno, es decir, hace unos 45 millones de años antes del presente, pero al restablecerse la unión de ambas Américas, este género se desplaza hasta la parte media de Norteamérica.
Era un armadillo  acorazado. La armadura de este animal estaba constituida por un mosaico de pequeñas placas óseas que se desarrollan en la capa inferior de la piel o dermis, y están recubiertas de epidermis córnea.
Constituye un sistema de protección contra los depredadores; y en este género estaba protegida incluso la cola. Las placas formaban un escudo de una sola pieza sobre los hombros y otro sobre los cuartos traseros.
La parte media del cuerpo del animal estaba recubierta por unas placas que forman bandas transversales articuladas entre sí, es decir, que estaban unidas por una piel blanda. Gracias a esto podían enrollarse hasta formar una bola completamente acorazada y cubrir la única zona del cuerpo que se halla desprotegida: el abdomen. Eran animales de cuerpo robusto, con patas cortas y musculosas que les permitían moverse con cierta rapidez.
Las extremidades poseían garras semejantes a uñas y el armadillo las utilizaba para conseguir su alimento o para excavar madrigueras.
Sus hábitos eran nocturnos y se alimenta de insectos, gusanos, pequeños vertebrados y, a veces, carroña. Restos fósiles de este y otros géneros morfológicamente similares son hallados con frecuencia en los afloramientos sedimentarios correspondientes al Plioceno y Pleistoceno pampeanos.
Imágenes; Ejemplar de Chaetophractus sp, de la colección paleontológica del Museo Municipal Punta Hermengo de Miramar. Vista superior del ejemplar muy completo y detalles del cráneo. Ejemplar actual comiendo carroña, autor desconocido.