jueves, 16 de agosto de 2018

Chelichnus gigas, rastros de un gigante Permico en Mendoza.

 

La importancia de estos registros radica en que son los más antiguos de amniotas para Gondwana. Se caracterizan porque el embrión desarrolla cuatro envolturas: el corion, el alantoides , el amnios y el saco vitelino y crea un medio acuoso en el que puede respirar y del que puede alimentarse.
Ésta es una adaptación evolutiva que, a diferencia de lo que ocurre con los anfibios, permitió la reproducción ovípara en un medio seco y terrestre. Otras adaptaciones son tener una piel seca y escamosa debido a un aumento de la queratinización de la epidermis para evitar la desecación y deshidratación; poseer una respiración exclusivamente pulmonar y tener una fecundación interna, con el abandono de las fases larvarias y posterior metamorfosis.
Parece ser que los primeros amniotas surgieron durante el Carbonífero Superior a partir de los tetrápodos reptiliformes. Transcurridos algunos millones de años, dos de los linajes más importantes de los amniotas fueron diferenciándose: por un lado nuestros antepasados sinápsidos, y por otro los saurópsidos, de los que evolucionaron los dinosaurios, los reptiles modernos y las aves.
Las huellas están preservadas en areniscas que provienen de distintas canteras de laja ubicadas en las inmediaciones de la Sierra Pintada y de las Sierras de las Peñas, dentro del Bloque de San Rafael, en el sudoeste de Mendoza.