La importancia de estos registros radica en que son los más
antiguos de amniotas para Gondwana. Se caracterizan porque el embrión
desarrolla cuatro envolturas: el corion, el alantoides , el amnios y el saco vitelino
y crea un medio acuoso en el que puede respirar y del que puede alimentarse.
Ésta es una adaptación evolutiva que, a diferencia de lo que
ocurre con los anfibios, permitió la reproducción ovípara en un medio seco y
terrestre. Otras adaptaciones son tener una piel seca y escamosa debido a un
aumento de la queratinización de la epidermis para evitar la desecación y
deshidratación; poseer una respiración exclusivamente pulmonar y tener una
fecundación interna, con el abandono de las fases larvarias y posterior
metamorfosis.
Parece ser que los primeros amniotas surgieron durante el
Carbonífero Superior a partir de los tetrápodos reptiliformes. Transcurridos
algunos millones de años, dos de los linajes más importantes de los amniotas
fueron diferenciándose: por un lado nuestros antepasados sinápsidos, y por otro
los saurópsidos, de los que evolucionaron los dinosaurios, los reptiles
modernos y las aves.
Las huellas están preservadas en areniscas que provienen de
distintas canteras de laja ubicadas en las inmediaciones de la Sierra Pintada y
de las Sierras de las Peñas, dentro del Bloque de San Rafael, en el sudoeste de
Mendoza.