sábado, 19 de mayo de 2018

Macrauchenia, digno de una película de ciencia ficción en el Pleistoceno.

 



Los primeros restos de la Macrauchenia fueron hallados por Charles Darwin en su histórico viaje a bordo del "Beagle" a comienzos de la década de 1830. Proceden de sedimentos del Pleistoceno tardío aflorantes en los alrededores de Punta Arena, en el sur de la región patagónica; fueron dados a conocer por el paleontólogo inglés Richard Owen en 1838.
Su aspecto en vida es digno de una película de ciencia-ficción. Su nombre significa "cuello largo" y es otra especie del orden "Litopterna". Sus dimensiones eran semejantes al de los camellos actuales, pero los orificios nasales y una gran fosa elíptica señala la presencia de una trompa, algo más larga que la del tapir actual.
Poseía largas patas y pies ungulados, provistos de tres dígitos. Es probable que no corriera con mucha velocidad, ya que las proporciones de las patas traseras estaban invertidas, como ocurren con los animales no corredores, por ejemplo, la jirafa.
Su alimentación estaba basada en vegetales de zonas pantanosas donde pasaba la mayor parte de su tiempo, y del pastoreo. Algunos autores han formulado la hipótesis de que estos mamíferos estaban adaptados a una vida semiacuática. Sin embargo, sus restos han sido hallados no sólo en depósitos asociados a cuerpos de agua sino también en eólicos correspondientes a ambientes áridos y semiáridos.
Los molares superiores son de sección cuadrangular de corona alta. Se extinguió a fines del Pleistoceno y principios del Holoceno. En la actualidad el hallazgo de fósiles de Macrauchenia son muy escasos en todo América latina. Macrauchenia patachonica se halla en sedimentos del Pleistoceno tardío de Brasil, Paraguay, Chile, Bolivia, Uruguay y la Argentina.
Los primeros antecesores aparecen en Montehermorense (Plioceno) representado por Promacrauchenia antiqua. Por ultimo debemos agregar que restos recientes de Macrauchenia proceden de la "Cueva del Mylodon" con una antigüedad de 11 mil años, mientras que en el Sitio 2 Arroyo Seco (Prov. Buenos Aires), poseen una antigüedad de 8 mil años.
También se han encontrado huellas fósiles, atribuidos al icnoespecie Eumacrauchenichnus patachonicus en la zona de Pehuen Co y Miramar.