El
fósil mide 21 milímetros y fue hallado por el equipo del Museo Paleontológico
“Fray Manuel de Torres” de esa localidad bonaerense en sedimentos de la edad
Lujanense
El pequeñísimo hocico mostraba sus afilados dientes entre los pardos
sedimentos depositados en el norte bonaerense durante los últimos 100.000 años.
A unos pocos kilómetros del casco urbano de San Pedro, Julio Simonini y José
Luis Aguilar, integrantes del Museo Paleontológico “Fray Manuel de Torres” no
salían de su asombro cuando observaron el pequeñísimo fósil.
El diminuto cráneo había quedado expuesto gracias a la erosión de los
agentes naturales.
Sus dientes están muy gastados, lo que sugiere que se trató de un
individuo senil, de edad muy avanzada.
Las características de su dentición sugieren que perteneció a un pequeño
marsupial (animales que completan su desarrollo en una bolsa o marsupio que
posee la madre) con preferencias carnívoras, muy probablemente asignable al
género Lestodelphys; con molares comprimidos
antero posteriormente, con crestas largas, con la zona de machaque muy angosta.
El fósil descubierto en San Pedro, de tan sólo 21 milímetros de largo, perteneció
a un ejemplar de una talla mayor a la especie viviente Lestodelphys
halli (comadrejita patagónica); y según las primeras apreciaciones se
encuentra en el rango de los ejemplares más grandes conocidos de la especie
fósil Lestodelphys juga.
Lestodelphys es un
género ocasionalmente registrado en la Región Pampeana, vinculado a los
momentos más fríos y secos de las épocas glaciarias ocurridas durante el
Cuaternario.
En la
clasificación y revisión del fósil participaron la Dra. Analía Forasiepi,
investigadora del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias
Ambientales de Mendoza (IANIGLA-CONICET) y el Dr. Francisco Goin, del Museo de Ciencias Naturales
de La Plata.
El Dr.
Goin, opina que “uno de los rasgos más
claros para distinguir a los marsupiales (el grupo de mamíferos vivientes que
incluye al ancestro común de las zarigüeyas, los canguros y todos sus
descendientes) de los placentarios (el grupo de mamíferos vivientes al cual
pertenecemos nosotros) es la presencia en los marsupiales de tres premolares y
cuatro molares, tal cual se observa en el material fósil de San Pedro.
En los Didelphidae, familia a la
que pertenecería el diminuto animal hallado, los molares presentan dos partes
funcionales: una para el corte (al accionar las crestas cortantes de los
dientes homólogos superiores e inferiores) y otra para el machaque (al
encastrar las cúspides en las depresiones)”.
Según
consideraciones de la Dra. Forasiepi, “es
un animalito muy interesante y entiendo no se corresponde con ninguna de las
especies que habitan actualmente en la región.
Comparando con las especies
pequeñas de marsupiales vivientes en la zona o en las áreas geográficas vecinas
el fósil de San Pedro no concuerda con ninguno de ellos. Y es mayor que la especie Lestodelphys halli , una especie
de estirpe patagónica ocasionalmente registrada en provincia de Buenos Aires,
vinculada a los momentos más fríos y secos de las épocas glaciarias y con
medidas cercanas a las observadas en la dentición de la especie fósil Lestodelphys juga. Especie con el rango de tamaño del material descubierto
ahora en San Pedro”.
Los
investigadores sostienen que “respecto
a Lestodelphys juga (un
candidato interesante para la comparación con el marsupial de San Pedro), la especie es conocida
mayormente por su dentición inferior. Tan solo cinco especímenes poseen
dentición superior, por lo cual existe una larga discusión sobre la validez de
esta especie. El estudio del material de San Pedro podría, eventualmente,
contribuir a aclarar esta problemática.
Es un animal peculiar que seguro
arrojará información interesante. Hasta tanto hemos podido constatar, no se
corresponde con ninguna de las especies que habitan actualmente en la región”.
Desde el
Museo Paleontológico de San Pedro comentan que “el hallazgo de este marsupial representa una excelente oportunidad para
conocer a los pequeños mamíferos que habitaron la región junto a grandes
bestias como los armadillos gigantes o los grandes perezosos terrestres. Estos
frágiles fósiles son extremadamente raros ya que, al ser de animales con huesos
tan débiles y delgados, se pierden y no se fosilizan. El hallazgo de este
pequeño animal se suma a otras 60 especies que el Museo ha descubierto en la
zona en los últimos 20 años”.