Con 560 millones de años, los fósiles hallados por los
investigadores de la Universidad Nacional de La Plata en una cantera de
Olavarría son los más antiguos de la Argentina y de América del Sur en lo que
respecta a formas de vida de gran tamaño. Pero más allá de ese dato récord, los
miles de ejemplares de aspidella -organismo marino conformado por una base con
forma de disco de la que emergía una suerte de pluma de hasta 20 centímetros-
permiten llenar un vacío en el conocimiento de los seres vivos que habitaron
las aguas poco profundas que cubrían parte de lo que hoy es el territorio
bonaerense antes de la llamada "explosión del Cámbrico", que se
produjo hace 542 millones de años.
Los aspidellas descubiertos en Olavarría pertenecen a la
llamada fauna de Ediacara, integrada por formas de vida que habitaron los
océanos, pero que no dejaron descendencia directa que llegue a nuestros días,
tras ser barridos en la "explosión del Cámbrico" por nuevas formas de
vida que son las predecesoras de la fauna actual. El problema es que, sin
esqueletos y sin caparazones, estos organismos de cuerpo blando no dejaron
mucha evidencia fósil que permita reconstruir la historia de su paso por el planeta.
"Éste es un hallazgo sumamente importante, en parte
porque su registro en el planeta es muy escaso", comentó Daniel Poiré,
experto en sedimentos del Centro de Investigaciones Geológicas de la
universidad platense y uno de los autores del trabajo que resume los hallazgos
y que fue publicado en los Scientific Reports de Nature.
Tan escaso es el registro fósil de la fauna de Ediacara
que generó un debate en torno a cómo eran y cómo vivían sus integrantes. El
caso de los aspidellas lo ilustra: son fósiles con forma de disco de hasta seis
centímetros de diámetro que antiguamente se creía que eran las marcas que
medusas parecidas a las actuales dejaban al morir sobre el fondo del mar. Sin
embargo, cuenta Poiré, "cuando se encontraron ejemplares de Rangea, otro
fósil de la fauna de Ediacara con forma de fronde o pluma que en sus bases
mostraban discos similares a los de aspidellas, se comenzó a interpretar que
los discos de aspidella eran las bases de frondes. Hoy se cree que eran grandes
organismos filtradores marinos que se alimentaban de los microorganismos
planctónicos en suspensión".
Pero la discusión no está del todo zanjada. "Hoy se
duda de su asignación biológica. Incluso se reemplazó el término fauna por
biota, por las dudas de que en realidad hayan sido algún tipo de vegetal que
hoy no conocemos", explicó Poiré, que dirige Precámbrico Sedimentario en
Argentina, el proyecto de investigación que halló los fósiles gracias a la
colaboración de Cementos Avellaneda SA, empresa que opera la cantera de
Olavarría donde se produjo el hallazgo.
Los aspidellas de Olavarría no dejan de ser una postal
-con forma más de rompecabezas que de instantánea- de un mundo perdido,
recuerdos de un fallido ensayo de la naturaleza.
"Son los únicos macrofósiles que aparecen tan sólo
unos millones de años antes de la gran explosión del Cámbrico -señaló el
investigador-. Recordemos que la gran mayoría de la fauna que hoy conocemos
apareció de golpe en la explosión del Cámbrico, hace 542 millones de años. Los
macrofósiles de Ediacara serían como los antecesores y que no pudieron cruzar
esa línea de tiempo. Es como si los «nuevos» fósiles animales les hubieran
ganado el hábitat marino."
El paper publicado por Poiré y sus colegas del
Centro de Investigaciones Geológicas platense, junto con expertos de la
Universidad Estatal Paulista y la Universidad Federal de Uberlandia (ambas de
Brasil), no sólo aporta datos sobre la vida en el Precámbrico en el mar de
aguas someras que cubría la tierra que hoy se extiende entre Barker y
Olavarría. También suma evidencias al debate sobre la existencia de un océano
llamado Clymene que, en tiempos de los aspidella, habría cubierto el sur del
megacontinente llamado Gondwana.
"Existe una gran discusión sobre la existencia o no
del océano Clymene en lo que hoy es parte de Brasil y de la Argentina hace más
de 540 millones de años -explicó Poiré-. Es como armar un rompecabezas sobre la
geografía de los paleocontinentes. Lo que queda claro es que este mar de
Olavarría perteneció al océano Clymene, con el continente probablemente al
Oeste y el mar abierto hacia el Este." Del otro lado de Clymene estaba lo
que hoy es la parte central de Brasil, que habría de unirse a Gondwana al
retroceder estas aguas. Fuente La Nacion.