domingo, 22 de abril de 2018

El registro más antiguo de formas vegetales o animales hallado en Sudamérica.


Con 560 millones de años, los fósiles hallados por los investigadores de la Universidad Nacional de La Plata en una cantera de Olavarría son los más antiguos de la Argentina y de América del Sur en lo que respecta a formas de vida de gran tamaño. Pero más allá de ese dato récord, los miles de ejemplares de aspidella -organismo marino conformado por una base con forma de disco de la que emergía una suerte de pluma de hasta 20 centímetros- permiten llenar un vacío en el conocimiento de los seres vivos que habitaron las aguas poco profundas que cubrían parte de lo que hoy es el territorio bonaerense antes de la llamada "explosión del Cámbrico", que se produjo hace 542 millones de años.
Los aspidellas descubiertos en Olavarría pertenecen a la llamada fauna de Ediacara, integrada por formas de vida que habitaron los océanos, pero que no dejaron descendencia directa que llegue a nuestros días, tras ser barridos en la "explosión del Cámbrico" por nuevas formas de vida que son las predecesoras de la fauna actual. El problema es que, sin esqueletos y sin caparazones, estos organismos de cuerpo blando no dejaron mucha evidencia fósil que permita reconstruir la historia de su paso por el planeta.
"Éste es un hallazgo sumamente importante, en parte porque su registro en el planeta es muy escaso", comentó Daniel Poiré, experto en sedimentos del Centro de Investigaciones Geológicas de la universidad platense y uno de los autores del trabajo que resume los hallazgos y que fue publicado en los Scientific Reports de Nature.
Tan escaso es el registro fósil de la fauna de Ediacara que generó un debate en torno a cómo eran y cómo vivían sus integrantes. El caso de los aspidellas lo ilustra: son fósiles con forma de disco de hasta seis centímetros de diámetro que antiguamente se creía que eran las marcas que medusas parecidas a las actuales dejaban al morir sobre el fondo del mar. Sin embargo, cuenta Poiré, "cuando se encontraron ejemplares de Rangea, otro fósil de la fauna de Ediacara con forma de fronde o pluma que en sus bases mostraban discos similares a los de aspidellas, se comenzó a interpretar que los discos de aspidella eran las bases de frondes. Hoy se cree que eran grandes organismos filtradores marinos que se alimentaban de los microorganismos planctónicos en suspensión".
Pero la discusión no está del todo zanjada. "Hoy se duda de su asignación biológica. Incluso se reemplazó el término fauna por biota, por las dudas de que en realidad hayan sido algún tipo de vegetal que hoy no conocemos", explicó Poiré, que dirige Precámbrico Sedimentario en Argentina, el proyecto de investigación que halló los fósiles gracias a la colaboración de Cementos Avellaneda SA, empresa que opera la cantera de Olavarría donde se produjo el hallazgo.
Los aspidellas de Olavarría no dejan de ser una postal -con forma más de rompecabezas que de instantánea- de un mundo perdido, recuerdos de un fallido ensayo de la naturaleza.
"Son los únicos macrofósiles que aparecen tan sólo unos millones de años antes de la gran explosión del Cámbrico -señaló el investigador-. Recordemos que la gran mayoría de la fauna que hoy conocemos apareció de golpe en la explosión del Cámbrico, hace 542 millones de años. Los macrofósiles de Ediacara serían como los antecesores y que no pudieron cruzar esa línea de tiempo. Es como si los «nuevos» fósiles animales les hubieran ganado el hábitat marino."
El paper publicado por Poiré y sus colegas del Centro de Investigaciones Geológicas platense, junto con expertos de la Universidad Estatal Paulista y la Universidad Federal de Uberlandia (ambas de Brasil), no sólo aporta datos sobre la vida en el Precámbrico en el mar de aguas someras que cubría la tierra que hoy se extiende entre Barker y Olavarría. También suma evidencias al debate sobre la existencia de un océano llamado Clymene que, en tiempos de los aspidella, habría cubierto el sur del megacontinente llamado Gondwana.
"Existe una gran discusión sobre la existencia o no del océano Clymene en lo que hoy es parte de Brasil y de la Argentina hace más de 540 millones de años -explicó Poiré-. Es como armar un rompecabezas sobre la geografía de los paleocontinentes. Lo que queda claro es que este mar de Olavarría perteneció al océano Clymene, con el continente probablemente al Oeste y el mar abierto hacia el Este." Del otro lado de Clymene estaba lo que hoy es la parte central de Brasil, que habría de unirse a Gondwana al retroceder estas aguas. Fuente La Nacion.