sábado, 28 de abril de 2018

Paleoneurología de uno de los dinosaurios carnívoros más grandes del planeta.


Por: Ariana Paulina-Carabajal y Ari Iglesias. Paleontólogos del INIBIOMA (CONICET-UNCOMA). Fuente; ANB. Algunas imágenes fueron agregadas ilustrativamente. Aquí fragmento de la noticia. 2016.
Neurología aplicada a la paleontología. Una herramienta para conocer las características del Giganotosaurus.
Giganotosaurus era un dinosaurio bípedo y carnívoro (Terópodo) que vivió hace aproximadamente unos 100 millones de años durante el período Cretácico, en lo que hoy es la Provincia de Neuquén. Su considerable tamaño (unos 13 m de largo) le ganó un puesto entre los dinosaurios carnívoros más grandes del mundo junto con Tyrannosaurus rex (del Hemisferio Norte), siendo superado en tamaño solo por Spinosaurus (conocido también por la película Jurassic Park).
Afortunadamente el cráneo de Giganotosaurus se encontró casi completo, incluyendo el neurocráneo (o caja craneana), que es donde estaba alojado el “cerebro” y los órganos de los sentidos. Cuando el animal muere, las partes blandas como el cerebro y los nervios, se degradan rápidamente, dejando la cavidad endocraneana vacía, la cual refleja con bastante fidelidad la morfología original que tenían esas partes blandas. La rama de la paleontología que estudia el cerebro y el sistema nervioso de animales fósiles se denomina “paleoneurología”.
El primer estudio de esta índole en un dinosaurio carnívoro de Argentina fue el de Giganotosaurus, que se estudió primero en base a un molde endocranenao de látex, y más recientemente a partir de un molde digital, basado en tomografías computadas.

Interpretar capacidades sensoriales de un animal extinto a partir de un molde que muestra solo la forma externa del cerebro no es fácil, y la información obtenida a veces es tan poca que puede ser frustrante. Sin embargo, los estudios paleoneurológicos nos llevan a pensar más allá del esqueleto estático de un dinosaurio.

En el caso de Giganotosaurus, cuando hablamos de las capacidades sensoriales y partes blandas que no han sido preservadas, dejamos de ver simples huesos expuestos en un museo, y comenzamos de a poco a visualizar un animal vivo; un animal que respiraba, que todos los días debía buscar alimento (confiado mucho tal vez en su poder olfatorio), que probablemente se movía junto a otros dinosaurios de su misma especie, compitiendo con otras especies por el alimento y por el territorio. Cómo lo hacía exactamente, qué sonidos producía y qué sonidos podía escuchar, así también cómo capturaba sus presas, son cosas que aún están más dentro del campo de la imaginación y del arte de las películas.

Pero sin duda alguna habría sido un animal imponente, con su gran tamaño corporal, su gigante boca repleta de grandes dientes y su relativamente pequeño cerebro. Uno de los más grandes y terribles dinosaurios carnívoros de la historia. Fuente; ANB.

Mas info en http://www.grupopaleo.com.ar/paleoargentina/principal.htm