Por:
Ariana Paulina-Carabajal y Ari Iglesias. Paleontólogos del INIBIOMA
(CONICET-UNCOMA). Fuente; ANB. Algunas imágenes fueron agregadas
ilustrativamente. Aquí fragmento de la noticia. 2016.
Neurología
aplicada a la paleontología. Una herramienta para conocer las características
del Giganotosaurus.
Giganotosaurus era un dinosaurio bípedo y
carnívoro (Terópodo) que vivió hace aproximadamente unos 100 millones de años
durante el período Cretácico, en lo que hoy es la Provincia de Neuquén. Su
considerable tamaño (unos 13 m de largo) le ganó un puesto entre los
dinosaurios carnívoros más grandes del mundo junto con Tyrannosaurus rex (del Hemisferio Norte), siendo
superado en tamaño solo por Spinosaurus (conocido
también por la película Jurassic Park).
Afortunadamente el cráneo de Giganotosaurus se
encontró casi completo, incluyendo el neurocráneo (o caja craneana), que es
donde estaba alojado el “cerebro” y los órganos de los sentidos. Cuando el
animal muere, las partes blandas como el cerebro y los nervios, se degradan
rápidamente, dejando la cavidad endocraneana vacía, la cual refleja con
bastante fidelidad la morfología original que tenían esas partes blandas. La
rama de la paleontología que estudia el cerebro y el sistema nervioso de
animales fósiles se denomina “paleoneurología”.
El
primer estudio de esta índole en un dinosaurio carnívoro de Argentina fue el de
Giganotosaurus, que
se estudió primero en base a un molde endocranenao de látex, y más
recientemente a partir de un molde digital, basado en tomografías computadas. Interpretar capacidades sensoriales de un animal extinto a partir de un molde que muestra solo la forma externa del cerebro no es fácil, y la información obtenida a veces es tan poca que puede ser frustrante. Sin embargo, los estudios paleoneurológicos nos llevan a pensar más allá del esqueleto estático de un dinosaurio.
En el caso de Giganotosaurus, cuando hablamos de las capacidades sensoriales y partes blandas que no han sido preservadas, dejamos de ver simples huesos expuestos en un museo, y comenzamos de a poco a visualizar un animal vivo; un animal que respiraba, que todos los días debía buscar alimento (confiado mucho tal vez en su poder olfatorio), que probablemente se movía junto a otros dinosaurios de su misma especie, compitiendo con otras especies por el alimento y por el territorio. Cómo lo hacía exactamente, qué sonidos producía y qué sonidos podía escuchar, así también cómo capturaba sus presas, son cosas que aún están más dentro del campo de la imaginación y del arte de las películas.
Pero sin duda alguna habría sido un animal imponente, con su gran tamaño corporal, su gigante boca repleta de grandes dientes y su relativamente pequeño cerebro. Uno de los más grandes y terribles dinosaurios carnívoros de la historia. Fuente; ANB.
Mas info en http://www.grupopaleo.com.ar/paleoargentina/principal.htm